Primera publicación el domingo, 24 de enero de 2010, 23:15 en alemán en www.letztercountdown.org
Estamos en guerra. Por casi exactamente 6000 años, una sangrienta batalla entre el bien y el mal, entre el ángel de la oscuridad y Jesucristo, hace estrago en nuestro planeta, después de que Lucifer se había levantado en el cielo y se convirtió en Satanás, el Acusador de Dios, de Jesús, y de aquellos que guardan la ley de Dios.
Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. (Apocalipsis 12:7-9)
Satanás fue arrojado del cielo, junto con sus huestes de ángeles caídos, que alcanzaron un tercio de todos los ángeles del cielo, y fue exiliado a la tierra, donde ahora, después de seis largos milenios de sufrimiento y guerra, de enfermedad y muerte, finalmente, la última batalla se llevará a cabo. Si Cristo hallara fe, triunfará, porque Él ya hizo Su parte en una batalla que se decidió hace 2000 años cuando Jesús tomó sobre sí la muerte en sacrificio por nuestros pecados y así facilitó la salvación para cada uno de nosotros. La puerta de la gracia está abierta a cualquier persona que se entrega en amor a Cristo y Le elige como Señor de su vida. Sin embargo, esta puerta permanece abierta sólo un poco más, como estos artículos mostrarán claramente.
La mayoría de los cristianos creen, que la guerra ya está decidida, y que es sólo una cuestión de cuánta gente Satanás puede destruir por medio del fraude, y cuán grande será el daño que puede causar. De hecho, se trata de cuántas personas él puede disuadir a ser fieles al Creador del universo y guardar Sus verdaderos y maravillosos mandamientos de amor. ¿Cuántas personas más puede Satanás disuadir de dar sus corazones a Cristo, quien ha dado todo por ellos, incluyendo Su sangre? Muchos creen también, que el declarado plan del vengativo y derrotado diablo es, causar a Jesús tanto dolor como sea posible, y cautivar a tanta gente como sea posible, y destruirlos de manera que ellos para siempre estarán perdidos para Cristo y para la vida eterna en comunidad con un Dios bondadoso y amoroso.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. (1 Pedro 5:8-9)
Pedro nos consuela aquí en los venideros días de la inminente persecución por el Anticristo, y también nos da consejos sobre cómo podemos resistir a este enemigo de Dios: manteniéndonos firmes en la fe. Así que estamos en guerra con el ser más poderoso jamás creado y con todo su ejército de miles de millones de demonios. ¿No sería una buena idea, estudiar un poco, cuáles medidas un buen soldado o general tomara para ganar una batalla?
Con relación a esto, recibimos otro consejo de Pablo:
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; (Efesios 6:11-17)
¿Cuál es la tarea de un ejército que está en guerra? En primer lugar, prepararse a través de un duro entrenamiento, logrando aptitudes mentales y fisiológicas, con la formación teórica y práctica en las armas. Nuestras armas son las siguientes: la verdad, la justicia de Cristo, el evangelio de paz, la fe y la certeza de la salvación y de la victoria, es decir la hermosa esperanza de la corona y de la vida eterna. Todos estos son armas defensivas. En el texto de Pablo, hay sólo un arma ofensiva, la espada. Esta es la palabra de Dios, la Sagrada Escritura. Y esta es lo que estoy usando mientras escribo este texto. Uno hace bien en practicar el uso de todos estos sistemas de armas antes de que la gran batalla finalmente comenzara.
Muy bien, ¿pero es esto todo lo que un buen ejercito hace? ¡No! En segundo lugar, hay que estar atentos observando al enemigo. Si conocemos bien las intenciones del enemigo, la batalla casi está ganada, porque aquellos que prevean los próximos pasos del ejército enemigo, pueden reaccionar adecuadamente y desarrollar contramedidas, para que no caigan en las trampas del adversario.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. (Lucas 21:35-36)
Una parte importante de las tareas diarias de un soldado de Cristo es anticipar los movimientos del enemigo, o sea las obras de las tinieblas. Y si hemos descubierto un plan de Satanás y de su ejército, debemos informar a nuestros compañeros:
Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; (Efesios 5:11)
Cristo advirtió repetidamente a Su pueblo en toda la Biblia por la profecía, y predijo exactamente los movimientos del enemigo que podemos esperar. Así que, ni un solo cristiano que hizo caso de las advertencias de Jesús murió por el ejército romano en la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., porque los cristianos creían a Jesús cuando dijo:
Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. (Lucas 21:20-21)
Cuando el primer sitio de Jerusalén en el año 66 d.C. fue detenido como por un milagro por razones que aún hoy nadie puede explicar históricamente, y el ejército romano se retiró por tres años y medio, los cristianos que conocían la profecía de Jesús aprovecharon la situación y huyeron de la ciudad. Pero todos los que no creyeron las palabras de Jesús - y esto fue, por supuesto, la mayoría de los judíos que no habían reconocido a su Redentor y lo crucificaron - murieron de una manera cruel y casi indescriptible cuando el ejército romano regresó. El “Conflicto de los Siglos” de Elena de White describe este acontecimiento en términos enfáticos en el primer capítulo.
Daniel, Apocalipsis y otros libros proféticos de la Biblia están llenos de advertencias e instrucciones claras acerca de los planes y movimientos del líder del ejército de ángeles rebeldes que quiere exterminar al remanente de Dios de la tierra. Es sorprendente que el ejército de Dios no observa atentamente lo que el enemigo hace. Una explicación de por qué esto es así, viene de Jesús mismo. Él compara Su ejército con vírgenes dormidas, o con un dueño de la casa que no está preparado, y por lo tanto permite que el ladrón entrara por sorpresa. Ahora, que la última batalla terrible es inminente, incluso el sensible, cariñoso y reservado Jesús usa palabras más duras para despertar a los soldados que duermen:
Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. (Apocalipsis 3:14-17)
El típico soldado durmiente cree que no hay peligro y que no hace sentido observar al enemigo, porque él estará seguro teniendo una visión completa de los movimientos del oponente. Está convencido de que incluso el enemigo mismo está durmiendo. Y él está convencido de que nada puede sorprenderle.
Al igual que el soldado dormido, muchos cristianos creen hoy que no hay peligro, y el texto bíblico lo expresa por la famosa parábola de las vírgenes durmientes en Mateo 25:1-13. Y hay otro indicio claro en los siguientes versículos:
Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. (1 Tesalonicenses 5:1-7)
Por lo tanto, si queremos observar al enemigo, primero debemos entender cómo el enemigo se comunica con su ejército. Durante la Segunda Guerra Mundial hubo una batalla en un nivel que ha recibido poca mención en los libros de historia, pero aun así era más importante que todas las otras batallas: la batalla por los códigos secretos de las fuerzas armadas. Aquellos que fueron capaces de espiar y descifrar los códigos de comunicación del ejército enemigo, obtuvieron una ventaja. Sabían no sólo las órdenes de los generales a sus ejércitos, sino también podían anticipar sus movimientos y reaccionar en consecuencia.
En todas las guerras, las unidades individuales tienen que comunicar para coordinarse. Esta comunicación se debe ocultar al enemigo en una forma que aún no sea capaz de descifrarla incluso si un mensaje militar entra en su posesión. Y aún más astuto: en el caso de que el enemigo hubiera interceptado un mensaje, lo mejor sería hacerle creer que él hubiera descifrado el mensaje correctamente, mientras que el contenido real del mensaje significa algo completamente diferente y sólo puede ser descifrado de forma correcta por el propio ejército. Entonces el enemigo se creería erróneamente en completa seguridad o tomaría contramedidas sin efecto.
Nuestro enemigo es Satanás y su ejército es una trinidad satánica, encabezada por el papado, que opera sobre todo a través de sus sociedades secretas: los Illuminati, el Opus Dei, los Masones - todas estas son fundaciones jesuitas y en conjunto forman la policía secreta del Vaticano. Es una y la misma organización de los poderes satánicos, cuyas tropas tienen sólo nombres diferentes, pero tienen el mismo objetivo como todos los déspotas: ganar el dominio exclusivo sobre el planeta para su gobernante, el diablo. Este ejército es aún más antiguo que la caída por el pecado, cuando el hombre entró en la guerra entre el bien y el mal. Siempre ha habido dos clases de personas, y no tiene nada que ver con el racismo, sino con el libre albedrío: los que eligen al Creador del universo como su Señor, y los que se someten consciente o inconscientemente a Satanás. Jesús lo dice de esta manera:
El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. (Mateo 12:30)
Los unos son los hijos de Dios, y los otros son los hijos de Satanás. Es así de simple. Cuando Sus hijos habían disminuido tanto que casi habían sido exterminados, Dios destruyó por el diluvio a los habitantes de la tierra que se habían sometido al dominio de Satanás - excepto a Noé y su familia. Pero pronto las semillas del mal recuperaron la supremacía.
Los nuevos hijos de Satanás decidieron construir una ciudad con una torre que sería tan alto, que Dios jamás sería capaz de destruirles otra vez con un diluvio. Todos conocemos la historia de la Torre de Babel. Dios quería que Sus hijos se extendiesen por toda la tierra, viviesen una vida modesta como pastores y agricultores, y por lo tanto tuviesen contacto con Su naturaleza y criasen a sus hijos lejos de un mundo perverso y de las influencias satánicas. Deberían llevar el Evangelio a todo el mundo y proclamar la venida de Cristo.
Amontonarse en las ciudades por otra parte, fue siempre un medio y símbolo de la rebelión de Satanás. Hoy sabemos muy bien la inclinación de la gente a agruparse en las metrópolis infrahumanas, en las que los barrios pobres crecen imparablemente, y las semillas del mal florecen con abundancia. Sólo unos pocos saben que existe una sociedad secreta dirigida por el papa, los “metropolitanos” que ahora quieren terminar la edificación de esta “Torre”.
Hay diferentes “Torres de Babel” existentes incluso en nuestros tiempos modernos. Una de estas modernas “Torres de Babel”, que expresaba la superioridad y la independencia de Dios de sus creadores, cayó en 2001 con una terrible pérdida de vidas humanas. Pero sólo para hacer espacio para una torre aún mayor, que tiene un simbolismo aterrador. Tal vez, voy a escribir un breve artículo sobre “La Torre” con más detalles. ¡Nada ha cambiado desde Babel! Sigue siendo el mismo “dios” que reclama el dominio del mundo, y quiere establecerlo en una batalla final y decisiva. Es consciente de que esta será una batalla en la cual todos morirán si él ganara, pero su reino no es un reino de los vivos, ya que él es el “dios” que tiene la llave del abismo, del infierno y del hades, y su objetivo es la destrucción de toda la humanidad - porque él es el “dios de los muertos”. No hay nada más odioso para él que un niño salvado por Jesús, que vivirá para siempre.
La ejecución exitosa de los planes para la edificación de la Torre de Babel hubiera provocado a Dios de terminar la historia de la humanidad desde hace mucho tiempo. La historia humana termina cuando ya no queda nadie que pudiera ser salvado por la sangre de Jesús. Todo el mundo habrá optado por Jesús o Satanás. Pero en aquel entonces el tiempo no había venido, porque Jesús tenía que venir primero para sufrir en nuestro lugar la muerte sacrificial para pagar la deuda del pecado. Por lo tanto, Dios confundió las lenguas de los constructores de la torre, que por supuesto eran principalmente albañiles de profesión. Una mañana, uno no podía entender al otro, ya que primero los llevó a malentendidos, a continuación, a la ira y la desesperación, y en última instancia al pánico ciego. Estos albañiles o masones o “metropolitanos” fueron esparcidos a todos los vientos y el plan original de Dios fue restaurado.
Probablemente pasaron algunos años, décadas o siglos, hasta que los hombres habían aprendido a hablar el uno con el otro de nuevo. Para eso tuvieron que superar las barreras de los idiomas y de la comunicación y esto llevó mucho tiempo. Pero el viejo plan de Satanás estaba anclado sin ningún cambio en su carácter orgulloso y arrogante. Nunca más debería tener Dios la ocasión para confundir los idiomas para que Satanás no fuera capaz de coordinar su ejército para construir el símbolo de su pretensión de poder, la Torre más alta de la tierra, que llegara a los cielos proclamando su absoluto dominio sobre este planeta y la erradicación de los hijos de Dios.
Satanás es el más engañoso ser creado en el universo. La Biblia no deja lugar a dudas. Y él mira con risa a los que no le toman en serio a él creyendo que no existe, o que es una criatura mítica con patas de cabra. No, Satanás es un ángel, y equipado con todo el poder de un ángel. Satanás sabía que necesitaba una nueva forma de lenguaje para coordinar sus unidades militares para la última batalla sobre la tierra. Este lenguaje tenía que ser un lenguaje que Dios no podría confundir de nuevo. Tenía que ser un lenguaje que no se basa sólo en la lengua hablada. Este lenguaje debería funcionar como un código, y como se ha descrito anteriormente, en los dos niveles. Aquel que leyera el código debería creer haber entendido todo correctamente para sentirse erróneamente en seguridad. Pero el verdadero significado del código sólo lo entienden los iniciados o los iluminados (los Illuminati) de Satanás. Y aún entre ellos sirven muchos que habían sido engañados por una falsa comprensión del código.
Este plan maestro de Satanás, un lenguaje que no se basa en la lengua hablada sino en símbolos que Dios nunca sería capaz de confundir, fue realizado: Es el lenguaje simbólico de los constructores de la Torre de Babel, el lenguaje simbólico de los albañiles o masones o metropolitanos. Ahora, se puede entender claramente, por qué símbolos aparentemente “inofensivos”, en realidad pueden tener un significado completamente diferente y aterrador, si uno es capaz de descifrar su verdadero contenido.
Ahora, nosotros los adventistas hemos sido especialmente bendecidos porque uno de nuestros hermanos tiene acceso a un determinado libro, EL libro de la masonería, que está por cierto disponible en Internet, pero no en su versión completa y verdadera con todos los símbolos. A los interesados recomiendo que visiten la página web Amazing Discoveries y ven la serie correspondiente Total Onslaught en español del Prof. Dr. Walter Veith. También hay un libro maravilloso escrito por la Dra. Cathy Burns sobre el simbolismo de la masonería, que también fue la base de mis propias investigaciones.
Sabemos a través de las profecías bíblicas de Daniel y Apocalipsis, quién es el enemigo y que éste es el papado y sus organizaciones afiliadas, o sea los hijos de la ramera Babilonia. Así que debemos estar muy atentos cuando salen del Vaticano “cartas en lenguaje simbólico”. Estas cartas son, por supuesto, en realidad no simples “cartas”, sino mensajes que pueden ser vistos por todo el mundo dirigidos a los dos grupos de gente:
- Los iniciados, que entienden el contenido real para que ejecutasen las instrucciones de Satanás y coordinasen la batalla final.
- Los incautos, que entienden mal el mensaje para ser arrullados y más tarde destruidos.
Hay varias fuentes de noticias oficiales del Vaticano. La más obvia de ellas es el escudo papal, que es elegido por cada papa recién elegido. Otras ocasiones especiales para difundir esas “cartas”, son celebraciones oficiales del Vaticano o especiales años conmemorativos proclamados por el Vaticano. Para estos eventos, se desarrollan emblemas distintos, que incluyen muchos símbolos. Incluso las cartas oficiales del Papa se adornan a menudo con emblemas. Hoy en día, toda la humanidad, a través de los medios de comunicación y especialmente la Internet, tiene acceso a estas fuentes de información. La información, tal como se describe más arriba, no está en el texto o en la declaración oficial que sólo parece explicar los símbolos (el significado exotérico), sino en el significado interno o esotérico de los símbolos que sólo los “iniciados”, o aquellos que han aprendido a leer el código secreto, son capaces de entender.
En el artículo El Escudo del Papa explicaré el mensaje monstruoso que se incluye en el escudo del Papa Benedicto XVI y en el artículo El Año de Saulo demostraré que el gobierno de Satanás y los últimos días de la historia humana ya han comenzado.