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Primera publicación el domingo, 7 de marzo de 2010, 20:56 en alemán en www.letztercountdown.org

La primera y una subsecuente visión de Elena G de White en cuales ella vio la proclamación “del día y de la hora del regreso de Jesús” son la llave para la comprensión de por qué el mensaje del Reloj de Dios en el Orión es la única excepción a todas las advertencias del Espíritu de Profecía sobre el no deber fijar fechas después de 1844. Ella misma lo declaró (conscientemente o sin querer) en su primera visión que esta excepción ocurriría llegando al fin del juicio investigador con el derramamiento del Espíritu Santo, la Lluvia Tardía. Pero allí está esta subsecuente visión de 1847 la cual obviamente habla acerca de la proclamación del día y la hora en el fin del tiempo de las plagas.

En vez de estudiar las dos visiones profundamente, los adventistas durante mucho tiempo pensaron que el momento de la primera visión es el mismo de la segunda visión y por lo tanto declararon que el momento de la proclamación del día y la hora de la venida de Jesús acontecería solamente al final del tiempo de las plagas. Pero esto es incorrecto, porque de esta manera resultan serias contradicciones en el orden de los últimos eventos en la primera visión. El problema solo puede resolverse con un estudio profundo de ambas visiones.

De hecho, las visiones se complementan mutuamente y cada una agrega detalles diferentes a momentos diferentes en el orden de los eventos del tiempo del fin. Cada uno de los eventos tiene que ser comparado exactamente en su debido orden como aparece en las dos visiones para llegar a la comprensión completa y armonizar ambas visiones.

Para aclarar el asunto y mostrar dónde están las diferencias entre la primera y segunda visión con “día y hora”, preparé para ustedes una tabla de comparación. Todas las oraciones de las visiones son dadas en su orden original y nada ha sido excluido. Con esta tabla ustedes pueden estudiar detalladamente cuándo y cómo los 144.000 obtienen el mensaje del “día y la hora” de la segunda venida de Jesús con el derramamiento de la Lluvia Tardía.

Primera visión con “día y hora” dic. 1844Segunda visión con “día y hora” 1847Comentarios
Mientras estaba orando ante el altar de la familia, el Espíritu Santo descendió sobre mí, y me pareció que me elevaba más y más, muy por encima del tenebroso mundo. El Señor me dio la visión que sigue en 1847, mientras los hermanos estaban reunidos el sábado, en Topsham,  Maine.
Sentimos un extraordinario espíritu de oración, y mientras orábamos el Espíritu Santo descendió sobre nosotros.  Estábamos muy felices.  Pronto perdí el conocimiento de las cosas terrenas y quedé arrobada en una visión de la gloria de Dios.
Estas dos visiones son las únicas visiones que Elena G. de White tuvo, donde es proclamado el día y la hora.
Miré hacia la tierra para buscar al pueblo adventista, pero no lo hallé en parte alguna, y entonces una voz me dijo: “Vuelve a mirar un poco más arriba.” Alcé los ojos y vi un sendero recto y angosto trazado muy por encima del mundo.  El pueblo adventista andaba por ese sendero, en dirección a la ciudad que se veía en su último extremo.    El prólogo de la primera visión comienza: La senda al cielo del pueblo adventista.
En el comienzo del sendero, detrás de los que ya andaban, había una brillante luz, que, según me dijo, un ángel, era el “clamor de media noche.” Esta luz brillaba a todo lo largo del sendero, y alumbraba los pies de los caminantes para que no tropezaran.   La luz detrás de ellos, el clamor de media noche, marca el principio de la senda: 22 de octubre de 1844.

El comienzo del Juicio Investigador.
Delante de ellos iba Jesús guiándolos hacia la ciudad, y si no apartaban los ojos de él, iban seguros.  Pero no tardaron algunos en cansarse, diciendo que la ciudad estaba todavía muy lejos, y que contaban con haber llegado más pronto a ella. Entonces Jesús los alentaba levantando su glorioso brazo derecho, del cual dimanaba una luz que ondeaba sobre la hueste adventista, y exclamaban: “¡Aleluya!” Otros negaron temerariamente la luz que brillaba tras ellos, diciendo que no era Dios quien los había guiado hasta allí.  Pero entonces se extinguió para ellos la luz que estaba detrás y dejó sus pies en tinieblas, de modo que tropezaron y, perdiendo de vista el blanco y a Jesús, cayeron fuera del sendero abajo, en el mundo sombrío y perverso.  Vi un ángel que con presteza volaba hacia mí.  Me llevó rápidamente desde la tierra a la santa ciudad, donde vi un templo en el que entré.  Antes de llegar al primer velo, pasé por una puerta.  Levantóse ese velo, y entré en el lugar santo, donde vi el altar del incienso, el candelabro con las siete lámparas y la mesa con los panes de la proposición.  Después que hube notado la gloria del lugar santo, Jesús levantó el segundo velo y pasé al lugar santísimo.
En él vi un arca, cuya cubierta y lados estaban recubiertos de oro purísimo.  En cada extremo del arca había un hermoso querubín con las alas extendidas sobre el arca.  Sus rostros estaban frente a frente uno de otro, pero miraban hacia abajo.  Entre los dos ángeles había un incensario de oro, y sobre el arca, donde estaban los ángeles, una gloria en extremo esplendoroso que semejaba un trono en que moraba Dios.  Junto al arca estaba Jesús, y cuando las oraciones de los santos llegaban a él, humeaba el incienso del incensario, y Jesús ofrecía a su Padre aquellas oraciones con el humo del incienso.  Dentro del arca estaba el vaso de oro con el maná, la florida vara de Aarón y las tablas de piedra, que se plegaban la una sobre la otra como las hojas de un libro.  Abriólas Jesús, y vi en ellas los diez mandamientos escritos por el dedo de Dios.  En una tabla había cuatro,  en la otra seis.  Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis.  Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del santo nombre de Dios.  El santo sábado resplandecía, rodeado de un nimbo de gloria.  Vi que el mandamiento del sábado no estaba clavado en la cruz, pues de haberlo estado, también lo hubieran estado los otros nueve, y tendríamos libertad para violarlos todos así como el cuarto. Vi que por ser Dios inmutable, no había cambiado el día de descanso; pero el papa lo había transferido del séptimo al primer día de la semana, pues iba a cambiar los tiempos y la ley.
También vi que si Dios hubiese cambiado el día de reposo del séptimo al primer día, asimismo hubiera cambiado el texto del mandamiento del sábado escrito en las tablas de piedra que están en el arca del lugar santísimo del templo celestial, y diría así: El primer día es el día de reposo de Jehová tu Dios.  Pero vi que seguía diciendo lo mismo que cuando el dedo de Dios lo escribió en las tablas de piedra, antes de entregarlas a Moisés en el Sinaí: “Mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios.” Vi que el santo sábado es, y será, el muro separador entre el verdadero Israel de Dios y los incrédulos, así como la institución más adecuada para unir los corazones de los queridos y esperanzados santos de Dios. Vi que Dios tenía hijos que no reconocen ni guardan el sábado.  No han rechazado la luz referente a él.
El prólogo de la segunda visión comienza:
La luz especial que viene del “brazo derecho” de Jesús es:

1. El sábado.
2. El mensaje pro-salud

Este es el mensaje del tercer ángel. Ambas doctrinas acompañan al pueblo adventista a lo largo del camino. Y quién no las cree y las guarda, cae fuera del sendero abajo.

Hasta aquí alcanzan los prólogos de cada visión. Se trata de la fidelidad del pueblo de Dios a las doctrinas de los padres (clamor de media noche), el sábado y la reforma pro-salud.

Hasta ahora ninguna palabra sobre la lluvia tardía, el fuerte pregón o la tribulación. El tema de ambas visiones hasta entonces solo era doctrina y fidelidad a lo largo de la senda y no perder de vista a Jesús.
Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús.    De repente, casi inesperadamente, escuchamos la voz de Dios “como muchas aguas” que anuncia el día y la hora de la venida de Jesús en la primera visión.

y he aquí la gloria del Dios [el trono de Dios] de Israel, que venía del oriente; [Orión] y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria. (Ezequiel 43:2)
Los 144,000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era fragor de truenos y de terremoto.    Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. (Apocalipsis 14:2)

La escena del sellamiento de los 144.000 está conectada con este versículo de Apocalipsis 14:2
Cuando Dios señaló el tiempo, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo, y  nuestros semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios, como le sucedió a Moisés al bajar del Sinaí. Y al empezar el tiempo de angustia, fuimos henchidos del Espíritu Santo, cuando salimos a proclamar más plenamente el sábado. Ahora este es el punto más importante. CUANDO DIOS SEÑALÓ EL TIEMPO, DERRAMÓ SOBRE NOSOTROS EL ESPÍRITU SANTO

Esto es paralelo con la segunda visión y marca el inicio del tiempo de angustia.

Hay dos fases: El “pequeño” tiempo de angustia antes del cierre de la puerta de la gracia y el “gran” tiempo de angustia después de que se cierre la puerta de la gracia, el tiempo de las plagas.

Solo en el pequeño tiempo de angustia se pronunciará por última vez el sábado, para llamar afuera el resto del remanente que todavía se encuentra en Babilonia. Esto se llama: El fuerte pregón (vea la segunda visión).

En el pequeño tiempo de angustia, los 144.000 recibirán el Espíritu Santo para terminar la gran comisión con el “Fuerte Pregón”. Y comparando las dos visiones, vemos que esto se combina con un mensaje que incluye el día y la hora de la venida de Jesús.

El Fuerte Pregón comenzará cuando los 144.000 se dan cuenta que la ley dominical se pronunciará en los Estados Unidos.
Los 144,000 estaban todos sellados y perfectamente unidos.   El Fuerte Pregón lleva a completar el sellamiento de los 144.000. Ellos estarán perfectamente unidos en una sola fe.
En su frente llevaban escritas estas palabras: “Dios, nueva Jerusalén,” y además una brillante estrella con el nuevo nombre de Jesús.   Ellos solo tienen tres pensamientos: La fidelidad a Jesús (sábado), la Nueva Jerusalén (la segunda venida) y el mensaje del Orión revelando el nuevo nombre de Jesús.
Los impíos se enfurecieron al vernos en aquel santo y feliz estado, Esto enfureció las otras iglesias y a los adventistas nominales, pues no podían refutar la verdad sabática, y entonces todos los escogidos de Dios, comprendiendo claramente que poseíamos la verdad salieron y sufrieron la persecución con nosotros. Ahora, los impíos (y esta es pura doctrina adventista) se enfurecen porque los 144.000 llamarán al remanente poderosamente afuera.

Por consiguiente, la persecución violenta comienza.
  Vi guerra, hambre, pestilencia y 34 grandísima confusión en la tierra. Al mismo tiempo hay desastres naturales, hambre, y pestilencias en la tierra.
y querían apoderarse de nosotros para encarcelarnos,   En la primera visión tenemos ambas partes de la tribulación en una oración con dos partes:

1. El pequeño tiempo de angustia comienza: Prisión, sin decreto de muerte. Podemos estar encarcelados y muchos morirán como mártires pues el tiempo de gracia aún no ha terminado.
cuando extendimos la mano en el nombre del Señor y cayeron rendidos en el suelo.  Los impíos pensaron que nosotros habíamos acarreado el castigo sobre ellos, y se reunieron en consejo para raernos de la tierra, creyendo que así cesarían los males.
En el tiempo de angustia, huimos todos de las ciudades y pueblos pero los malvados nos perseguían y entraban a cuchillo en las casas de los santos; pero al levantar la espada para matarnos, se quebraba ésta, y caía tan inútil como una brizna de paja.
2. El Gran Tiempo de Angustia comienza: Decreto de muerte.

Nosotros seremos protegidos por ángeles y los impíos ya no pueden matarnos porque la muerte de un mártir seria sin sentido. Nadie más puede ser salvado después de que la puerta de la gracia se ha cerrado.
  Entonces clamamos día y noche por la liberación, y el clamor llegó a Dios. “El tiempo de angustia de Jacob” en la segunda visión. ¡Aquí nos encontramos definitivamente en el gran tiempo de angustia!
  Salió el sol y la luna se paró. Cesaron de fluir las corrientes de aguas.  Las plagas:

El sol y la luna se pararon en su lugar; A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente lanza. Con ira hollaste la tierra, Con furor trillaste las naciones. Saliste para socorrer a tu pueblo, Para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah. (Habacuc 3:11-13)
  Aparecieron negras y densas nubes que se entrechocaban unas con otras. Pero había un espacio de gloria fija, del que, cual estruendo de muchas aguas, salía la voz de Dios que estremecía cielos y tierra.  El firmamento se abría y cerraba en honda conmoción. Las montañas temblaban como cañas agitadas por el viento y lanzaban peñascos en su derredor.  El mar hervía como una olla y despedía piedras sobre la tierra. En otra visión de Elena G. de White obtenemos más detalles de este momento especial:

Sobrevinieron sombrías y densas nubes que se entrechocaban unas con otras.  La atmósfera se partió, arrollándose hacia atrás, y entonces pudimos ver en Orión un espacio abierto de donde salió la voz de Dios.  Por aquel espacio abierto descenderá la santa ciudad de Dios. Vi que ahora se están conmoviendo las potestades de la tierra, y que los acontecimientos ocurren en orden.  Guerras, rumores de guerra, espada, hambre y pestilencia conmueven primero las potestades de la tierra, y después la voz de Dios sacudirá el sol, la luna, las estrellas y también la tierra.  Vi que la conmoción de las potencias europeas no es, como enseñan algunos, la conmoción de las potestades del cielo, sino la de las airadas naciones. {Primeros Escritos, 41}
  Y al anunciar Dios el día y la hora de la venida de Jesús, cuando dio, el sempiterno pacto a su pueblo, pronunciaba una frase y se detenía de hablar mientras las palabras de la frase rodaban por toda la tierra.  El Israel de Dios permanecía con los ojos en alto escuchando las palabras según salían de labios de Jehová y retumbaban por la tierra como fragor del trueno más potente.  El espectáculo era pavorosamente solemne, y a terminar cada frase, los santos exclamaban: “¡Gloria ¡Aleluya!” Sus rostros estaban iluminados con la gloria de Dios, y resplandecían como el de Moisés al bajar del Sinaí. Ahora escuchamos por segunda vez el “día y la hora”.

¿Por qué dos veces?  La primera vez era una promesa obtenida por la comprensión del mensaje del Orión para darnos esperanza y el conocimiento de cuánto tiempo tendríamos que soportar la tribulación y para mostrarnos nuevamente los pilares perdidos de nuestra fe y unir los 144.000 con ellos.

Ahora los fieles reciben el pacto sempiterno (2 * 12). Las 12 tribus del antiguo Israel y las 12 tribus del Israel espiritual.

Aquí también ocurre la resurrección especial, y todos los que murieron proclamando el mensaje del tercer ángel resucitan.
¡Por favor note que no hay NINGUNA PALABRA sobre el Espíritu Santo, porque Él ya fue derramado antes del principio del pequeño tiempo de angustia!
Entonces conoció la sinagoga de Satanás que Dios nos había amado, a nosotros que podíamos lavarnos los pies unos a otros y saludarnos fraternalmente con ósculo santo, y ellos adoraron a nuestras plantas. A causa de esta gloria, los impíos no podían mirarlos. Y cuando la  bendición eterna fue pronunciada sobre quienes habían honrado a Dios santificando su sábado, resonó un potente grito por la victoria lograda sobre la bestia y su imagen.
Entonces comenzó el jubileo, durante el cual la tierra debía descansar. Vi al piadoso esclavo levantarse en triunfal victoria, y desligarse de las cadenas que lo ataban, mientras que su malvado dueño quedaba confuso sin saber qué hacer; porque los impíos no podían comprender las palabras que emitía la voz de Dios.
Ahora aún los impíos entienden. Ellos ven “los rostros resplandecientes” de los santos y saben quién estuvo en lo correcto siempre.

La sinagoga de Satanás, son aquellos de Sardis que no creyeron que los 144.000 tenían la verdad. (Y por supuesto, ellos no creyeron en el mensaje del Orión.)

Observación: El beso santo (ósculo santo) es una alegoría para mostrar qué iglesia está formando la última iglesia de Dios: Filadelfia, que quiere decir “Amor fraternal”.
Pronto se volvieron nuestros ojos hacia el oriente, donde había aparecido una nubecilla negra del tamaño de la mitad de la mano de un hombre, que era, según todos comprendían, la señal del Hijo del hombre. Pronto apareció la gran nube blanca. Parecióme mucho más hermosa que antes.  En ella iba sentado el Hijo del hombre.  Al principio no distinguimos a Jesús en la nube; pero al acercarse más a la tierra, pudimos contemplar su bellísima figura.  Esta nube fue, en cuanto apareció, la señal del Hijo del hombre en el cielo. Ahora por fin la nube aparece. La segunda venida de Jesús. Ambas visiones son siempre paralelas.
En solemne silencio, contemplábamos cómo iba acercándose la nubecilla, volviéndose cada vez más esplendorosa hasta que se convirtió en una gran nube blanca cuya parte inferior parecía fuego.  Sobre la nube lucía el arco iris y en torno de ella aleteaban diez mil ángeles cantando un hermosísimo himno.  En la nube estaba sentado el Hijo del hombre.  Sus cabellos, blancos y rizados, le caían sobre los hombros; y llevaba muchas coronas en la cabeza. Sus pies parecían de fuego; en la mano derecha tenía una hoz aguda y en la izquierda llevaba una trompeta de plata.  Sus ojos eran como llama de fuego, y escudriñaban de par en par a sus hijos.  Palidecieron entonces todos los semblantes y se tornaron negros los de aquellos a quienes Dios había rechazado.  Todos nosotros exclamamos: “¿Quién podrá permanecer? ¿Está mi vestidura sin manchas?”
Después cesaron de cantar los ángeles, y por un rato quedó todo en pavoroso silencio cuando Jesús dijo: “Quienes tengan las manos limpias y puro el corazón podrán subsistir. Bástaos mi gracia.” Al escuchar estas palabras, se iluminaron nuestros rostros y el gozo llenó todos los corazones.  Los ángeles pulsaron una nota más alta y volvieron a cantar, mientras la nube se acercaba a la tierra.
  Comienza el séptimo sello.
Luego resonó la argentina trompeta de Jesús, a medida que él iba descendiendo en la nube, rodeado de llamas de fuego.  Miró las tumbas de sus santos dormidos. Después alzó los ojos y las manos hacia el cielo, y exclamó: “¡Despertad! ¡Despertad! ¡Despertad los que dormís en el polvo, y levantaos!” Hubo entonces un formidable terremoto.  Se abrieron los sepulcros y resucitaron los muertos revestidos de inmortalidad. La voz del Hijo de Dios despertó a los santos dormidos y los levantó revestidos de gloriosa inmortalidad. La séptima trompeta y la resurrección de todos los que murieron en la fe de Jesús, una gran parte de la gran multitud.
Los 144,000 exclamaron “¡Aleluya!” al reconocer a los amigos que la muerte había arrebatado de su lado, y en el mismo instante nosotros fuimos transformados y nos reunimos con ellos para encontrar al Señor en el aire. Los santos vivientes fueron transformados en un instante y arrebatados con aquéllos en el carro de nubes. Los santos vivientes son vestidos de inmortalidad.
Juntos entramos en la nube y durante siete días fuimos ascendiendo al mar de vidrio, donde Jesús sacó coronas y nos las ciñó con su propia mano.  Nos dio también arpas de oro y palmas de victoria.  En el mar de vidrio, los 144,000 formaban un cuadrado perfecto.  Algunas coronas eran muy brillantes y estaban cuajadas de estrellas, mientras que otras tenían muy pocas; y sin embargo, todos estaban perfectamente satisfechos con su corona.  Iban vestidos con un resplandeciente manto blanco desde los hombros hasta los pies. Había ángeles en todo nuestro derredor mientras íbamos por el mar de vidrio hacia la puerta de la ciudad.  Jesús levantó su brazo potente y glorioso y, posándolo en la perlina puerta, la hizo girar sobre sus relucientes goznes y nos dijo: “En mi sangre lavasteis vuestras ropas y estuvisteis firmes en mi verdad.  Entrad.” Todos entramos, con el sentimiento de que teníamos perfecto derecho a estar en la ciudad. Este resplandecía en extremo mientras rodaba hacia las alturas.  El carro tenía alas a uno y otro lado, y debajo, ruedas.  Cuando el carro ascendía, las ruedas exclamaban.  “¡Santo!” y las alas, al batir, gritaban: “¡Santo!” y la comitiva de santos ángeles que rodeaba la nube exclamaba: “¡Santo, Santo, Santo, Señor Dios Todopoderoso!” Y los santos en la nube cantaban: “¡Gloria! ¡Aleluya!” El carro subió a la santa ciudad.  Abrió Jesús las puertas de esa ciudad de oro y nos condujo adentro.  Fuimos bien recibidos, porque habíamos guardado “los mandamientos de Dios” y teníamos derecho “al árbol de la vida.” El viaje de los santos en “el carro” al mar de vidrio en Orión.

Coronación de los santos por Jesús.

Entrada a la ciudad de oro.

Derecho al árbol de la vida.
Allí vimos el árbol de la vida y el trono de Dios, del que fluía un río de agua pura, y en cada lado del río estaba el árbol de la vida.  En una margen había un tronco del árbol y otro en la otra margen, ambos de oro puro y transparente.  Al principio pensé que había dos árboles; pero al volver a mirar vi que los dos troncos se unían en su  parte superior y formaban un solo árbol.  Así estaba el árbol de la vida en ambas márgenes del río de vida.  Sus ramas se inclinaban hacia donde nosotros estábamos, y el fruto era espléndido, semejante a oro mezclado con plata.
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  Epílogo de la primera visión con detalles del árbol de la vida y del cielo.

Explicacio­nes y Comentarios

1. Visión 1: “Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús.” {Primeros Escritos, 15}

La palabra “pronto” en este contexto es muy rara. Si esta escena, como muchos adventistas creen hasta ahora, tomaría lugar en el fin de las plagas, “pronto” no puede expresar los urgentes sentimientos de los santos. Pues ellos en aquel entonces estarán desesperadamente esperando la venida de su Señor en las nubes. “Pronto” está expresando que un evento ocurre...

a) ... más temprano de lo esperado, o
b) ... que no se había esperado de ninguna manera.

Ninguno de los posibles significados de la palabra “pronto” podría ser aplicado en el fin del tiempo de las plagas. Vea la siguiente cita de Elena G. de White:

Aguardan la orden de su jefe para arrancarlos al peligro. Pero tienen que esperar un poco más. El pueblo de Dios tiene que beber de la copa y ser bautizado con el bautismo. La misma dilación que es tan penosa para ellos, es la mejor respuesta a sus oraciones. Mientras procuran esperar con confianza que el Señor obre, son inducidos a ejercitar su fe, esperanza y paciencia como no lo hicieron durante su experiencia religiosa anterior. {CS 1911, Cap. 40, El tiempo de Angustia. BEA}

La palabra “pronto” no puede ser usada en un contexto donde los santos aguardan desesperadamente la llegada del Señor en el fin de las plagas.

2. El Conflicto de los Siglos 1911, 689: “Pero tienen que esperar un poco más. El pueblo de Dios tiene que beber de la copa y ser bautizado con el bautismo. La misma dilación que es tan penosa para ellos, es la mejor respuesta a sus oraciones.”

En la última cita hemos leído algo asombroso: “La misma dilación que es tan penosa para ellos...” ¿Qué es una dilación? La palabra dilación se usa cuando algo es pospuesto o diferido. Pero esto solo es posible si nosotros tenemos una fecha fija la cual podamos decir que fue pospuesta o diferida. Elena G. de White no puede hablar aquí acerca de una situación después de la proclamación del día y la hora en el fin del tiempo de las plagas, porque entonces el “pacto sempiterno” ya habrá sido entregado y no habrá más dilación.

La “dilación” debe relacionarse a una promesa que se dio antes. Los santos esperaban a Jesús en una fecha fija, ellos tenían el día y la hora de la venida de Jesús. Pero ahora Él dilata otro tiempo, que esperemos que sea corto. La tardanza es dolorosa para ellos, porque ellos esperaron a Jesús antes. Y esto solo puede relacionarse con el mensaje del día y la hora en el tiempo del derramamiento del Espíritu Santo en la visión 1 antes de que la tribulación comenzara: El mensaje del Orión.

3. Visión 1: “Cuando Dios señaló el tiempo, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo, y nuestros semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios, como le sucedió a Moisés al bajar del Sinaí.” {Primeros Escritos, 15}

Leyendo este versículo podría ser el tiempo de:

a) La lluvia Tardía, pues el Espíritu Santo es derramado, o
b) La glorificación de los santos al final del tiempo de las plagas cuando Jesús viene de nuevo (como la mayoría de los adventistas creen).

En la visión 2 nosotros no leemos que el Espíritu Santo está siendo derramado de nuevo y sabemos con seguridad que tenemos solo una lluvia temprana y una lluvia tardía en la Biblia. No hay alguna evidencia escrita en la Biblia que nos haga pensar que el Espíritu Santo es derramado tres veces.

Pero hay todavía más evidencias que este momento no puede ser el mismo momento que en la visión 2. El momento de la primera declaración del día y hora en el orden de los eventos de los últimos días es definido muy claramente un poco después en el texto de la visión 1. Si seguimos la visión 1 frase por frase hasta el momento de la declaración del día y la hora vemos que no hay mención de la tribulación antes. Solo hay una descripción del camino al cielo, la advertencia para guardar la doctrina y ser fiel a Jesús.

La respuesta queda en las frases subsecuentes de la visión 1...

Los  144.000 estaban todos sellados y perfectamente unidos.  En su frente llevaban escritas estas palabras: “Dios, nueva Jerusalén,” y además una brillante estrella con el nuevo nombre de Jesús. Los impíos se enfurecieron al vernos en aquel santo y feliz estado, y querían apoderarse de nosotros para encarcelarnos, cuando extendimos la mano en el nombre del Señor y cayeron rendidos en el suelo. 

Esto está indudablemente considerando la persecución de los santos. Y ahora lea de nuevo y descubra, ¿por qué viene la persecución? Debido al santo y feliz estado de los santos. ¿Y debido a qué, tienen ellos el santo y feliz estado? Debido a… que reciben el día y la hora y el Espíritu Santo (sellamiento) antes. Este es el orden opuesto de los eventos como en la visión 2 que declara lo siguiente:

Esto enfureció las otras iglesias y a los adventistas nominales, pues no podían refutar la verdad sabática, y entonces todos los escogidos de Dios, comprendiendo claramente que poseíamos la verdad salieron y sufrieron la persecución con nosotros. Vi guerra, hambre, pestilencia y grandísima confusión en la tierra. Los impíos pensaron que nosotros habíamos acarreado el castigo sobre ellos, y se reunieron en consejo para raernos de la tierra, creyendo que así cesarían los males.

En el tiempo de angustia, huimos todos de las ciudades y pueblos pero los malvados nos perseguían y entraban a cuchillo en las casas de los santos; pero al levantar la espada para matarnos, se quebraba ésta, y caía tan inútil como una brizna de paja. Entonces clamamos día y noche por la liberación, y el clamor llegó a Dios. … Y al anunciar Dios el día y la hora de la venida de Jesús, cuando dio, el sempiterno pacto a su pueblo, pronunciaba una frase y se detenía de hablar mientras las palabras de la frase rodaban por toda la tierra.  El Israel de Dios permanecía con los ojos en alto escuchando las palabras según salían de labios de Jehová y retumbaban por la tierra como fragor del trueno más potente.  El espectáculo era pavorosamente solemne, y al terminar cada frase, los santos exclamaban: “¡Gloria ¡Aleluya!” Sus rostros estaban iluminados con la gloria de Dios, y resplandecían como el de Moisés al bajar del Sinaí.

Aquí viene la persecución primero y entonces la proclamación del día y la hora. Este es el único momento que los adventistas aceptamos, y lo estamos aplicando a ambas visiones. Pero la secuencia de eventos y también las causas de los eventos ¡son diferentes!

De hecho, en la visión 1 la proclamación del día y hora ¡causa la persecución! Y en la visión 2 la proclamación ¡termina la persecución!

4. Seguimos leyendo en la visión 2: “A causa de esta gloria, los impíos no podían mirarlos. Y cuando la bendición eterna fue pronunciada sobre quienes habían honrado a Dios santificando su sábado, resonó un potente grito por la victoria lograda sobre la bestia y su imagen. Entonces comenzó el jubileo, durante el cual la tierra debía descansar.”

Somos informados que los malos ya no pueden ver a los santos por la gloria que ellos emiten. ¿Cómo podrían intentar apoderarse de ellos, si ellos ya no pueden mirarlos? Entonces, esto definitivamente es en el final de la tribulación porque se escucha el grito de victoria (!). Y en la visión 1 no leímos nada sobre la victoria después de la proclamación del día y hora, pero que la tribulación comienza debido a ella.

Como hemos leído en la primera visión:

Los 144,000 estaban todos sellados y perfectamente unidos.  En su frente llevaban escritas estas palabras: “Dios, nueva Jerusalén,” y además una brillante estrella con el nuevo nombre de Jesús. Los impíos se enfurecieron al vernos en aquel santo y feliz estado, y querían apoderarse de nosotros para encarcelarnos, cuando extendimos la mano en el nombre del Señor y cayeron rendidos en el suelo.

¡Comparamos visión 2! No hay ninguna tribulación después de la proclamación del día y hora:

Vi al piadoso esclavo levantarse en triunfal victoria, y desligarse de las cadenas que lo ataban, mientras que su malvado dueño quedaba confuso sin saber qué hacer; porque los impíos no podían comprender las palabras que emitía la voz de Dios.  Pronto apareció la gran nube blanca.  Parecióme mucho más hermosa que antes.  En ella iba sentado el Hijo del hombre.  Al principio no distinguimos a Jesús en la nube; pero al acercarse más a la tierra, pudimos contemplar su bellísima figura.  Esta nube fue, en cuanto apareció, la señal del Hijo del hombre en el cielo.”

Tenemos que ser justos y admitir finalmente, como la parte principal de los hermanos de la iglesia, que esta es una evidencia hermenéutica que “al menos” tenemos aquí una contradicción entre ambas visiones.

5. ¡Ahora es nuestra obligación resolver el problema de la contradicción obvia en las dos visiones!

¿Puedo sugerir dos posibilidades?

Primera posibilidad: Elena G. de White es comprobada como falsa profeta. ¡Personalmente no creo eso! Y la más horrible consecuencia de esta posibilidad sería que todas las denominaciones adventistas que creen en y existen debido al Espíritu de Profecía de Elena G. de White, perderían su base profética y finalmente terminarían. Quién elije esta posibilidad solo para no elegir la segunda posibilidad definitivamente deja de ser un adventista.

Segunda posibilidad: El día y la hora serán anunciados dos veces. La primera vez como una promesa antes de que la tribulación comience con el derramamiento del Espíritu Santo (como escrito en la visión 1) para reavivar al pueblo de Dios con la gran esperanza de que Jesús está con ellos y también para permitirles saber que la tribulación durará solo poco tiempo. Y la segunda vez terminando la tribulación cuando se entregará el “pacto sempiterno” y el pueblo de Dios sea glorificado.

Personalmente espero que la mayoría de los lectores elijan la segunda posibilidad y sigan adelante con sus estudios con respecto al reloj de Dios en el Orión, que Él puso no sólo para darnos un mensaje de día y hora sino más para guiarnos al arrepentimiento mostrándonos cómo Él ve el pecado y cuáles son los pilares de la fe que nosotros debemos restablecer en nuestras vidas para ser vencedores.

Por consiguiente, el mensaje del Orión NO ES “FIJAR FECHAS”. Es la única excepción de todos los mensajes incorrectos que fijan fechas. El día y la hora serán anunciados solo dos veces en el fin de la historia humana: Una vez en el derramamiento de la lluvia tardía con un mensaje que todavía necesita ser creído pues es “solo” un mensaje escrito, aún escrito con el dedo de Dios en los cielos. Quien lo lee y cree y asume las consecuencias de este mensaje y abandona Babilonia pertenecerá a los 144.000. Y la segunda y última vez cuando Jesús vuelva y las plagas terminen. Todos estaremos seguros en esta última declaración del día y hora que el fin habrá llegado pues esta declaración saldrá de la boca del mismo Jesús.

Apéndice

[17 de septiembre de 2013]

Recientemente, recibí una carta de otra persona que quería refutar el mensaje de Orión. Al parecer, se aprovechó de este artículo porque parecía una presa fácil y pensó que simplemente podría mostrar una alternativa a las dos posibilidades enumeradas en el punto 5 y esto sería suficiente para refutar el mensaje de Orión. (No le importó ignorar por completo los argumentos presentados en este artículo).

Gerhard Pfandl del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Conferencia General de los adventistas también tomó un enfoque similar, publicando su respuesta endeble al cuerpo de la iglesia sin siquiera tomarse la molestia de contactar la fuente. No sé si la sorpresa más grande es que un erudito tal promoviera este tipo de investigación pobre a las personas, o que ¡las personas toleran tales insultos a su inteligencia!

El primer error fundamental de tal enfoque es que la persona tiene el objetivo de refutar algo que ya ha rechazado basándose en su propia comprensión humana, en lugar de tener el objetivo de buscar la sabiduría y la guía del Espíritu Santo y tener la disposición de considerar una revelación más nítida de la verdad.

La evidencia que la oposición usa en contra de este artículo es una carta en la que Elena de White hace referencia a sus visiones sobre el anuncio del día y la hora. Ella cita parte de la visión de 1847 y luego afirma que la visión de 1844 se refiere “al mismo tiempo”. (La carta está en Mensajes Selectos, Tomo 1, pág. 86)

El crítico que mencioné recientemente considera la declaración como siendo una “prueba irrefutable”, cuando en realidad no lo es. La expresión “al mismo tiempo”, como es usada en esta frase podría ser (y digo que lo es) referente al período de tiempo que representan las visiones, no sólo a un momento específico en el tiempo. Ella no estaba diciendo que el anuncio del día y la hora en particular eran al mismo tiempo, pero que las visiones cubrían el mismo período de tiempo. Por lo tanto, la “prueba irrefutable” resulta ser ambigua, después de todo, y se basa en la suposición de que Elena de White quiso decir algo que en realidad no expresó.

El problema más grande con el argumento, sin embargo, es que ignora la evidencia de que el brillo de los rostros de los santos (y por lo tanto el anuncio del día y hora) deben ocurrir en diferentes momentos de tiempo. Es asumido que se puede encontrar armonía si los dos eventos son tratados como uno solo, a pesar de que la evidencia muestra lo contrario. Cualquier argumento de que los dos eventos son uno debe considerar con cuidado esos puntos.

Por otra parte, el estudiante honesto del Espíritu de Profecía se debe a sí mismo el armonizar la siguiente cita (considerada en el próximo artículo). Ésta demuestra que el tiempo de angustia se encuentra sin duda entre dos ocurrencias independientes de rostros radiantes, tal como lo ha explicado este artículo:

En ocasión de la transfiguración, Jesús fue glorificado por su Padre. Le oímos decir: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él”. Juan 13:31. Así, antes de su entrega y crucifixión, fue fortalecido para sus últimos terribles sufrimientos. Al acercarse los miembros del cuerpo de Cristo al período de su último conflicto, al “tiempo de angustia de Jacob”, crecerán en Cristo y participarán en amplia medida de su Espíritu. Al crecer el tercer mensaje hasta ser un fuerte pregón, cuando acompañe a la obra final gran poder y gloria, los hijos de Dios participarán de aquella gloria. La lluvia tardía será lo que los fortalecerá y reavivará para atravesar el tiempo de angustia. Sus rostros resplandecerán con la gloria de aquella luz que acompaña al tercer ángel.

Vi que Dios preservará de manera maravillosa a su pueblo durante el tiempo de angustia. Así como Jesús oró con toda la agonía de su alma en el huerto, ellos clamarán con fervor y agonía día y noche para obtener liberación. Se proclamará el decreto de que deben despreciar el sábado del cuarto mandamiento, y honrar el primer día, o perder la vida. Pero ellos no cederán, ni pisotearán el sábado del Señor para honrar una institución del papado. Los rodearán las huestes de Satanás y los hombres perversos, para alegrarse de su suerte, porque no parecerá haber para ellos medio de escapar. Pero en medio de las orgías y el triunfo de aquéllos, se oirá el estruendo ensordecedor del trueno más formidable. Los cielos se habrán ennegrecido, y estarán iluminados únicamente por la deslumbrante y terrible gloria del cielo, cuando Dios deje oír su voz desde su santa morada.

Los cimientos de la tierra temblarán; los edificios vacilarán y caerán con espantoso fragor. El mar hervirá como una olla, y toda la tierra será terriblemente conmovida. El cautiverio de los justos se cambiará, y con suave y solemne susurro se dirán unos a otros: “Somos librados; es la voz de Dios”. Con solemne asombro escucharán las palabras de la voz. Los malos oirán, pero no entenderán las palabras de la voz de Dios. Temerán y temblarán, mientras que los santos se regocijarán. Satanás y sus ángeles, y los hombres perversos, que habían estado regocijándose porque el pueblo de Dios estaba en su poder y podían raerlo de la faz de la tierra, presenciarán la gloria conferida a aquellos que honraron la santa ley de Dios. Verán cómo el rostro de los justos estará iluminado y reflejará la imagen de Jesús. Los que estaban tan deseosos de destruir a los santos, no podrán soportar la gloria que descansará sobre los que habrán sido libertados, y caerán como muertos al suelo. Satanás y los malos ángeles huirán de la presencia de los santos glorificados. Habrán perdido para siempre el poder de molestarlos.

{Testimonios para la Iglesia, Tomo 1, pág. 315-316}

La cita anterior muestra que hay dos puntos definitivos y distintos en el tiempo cuando los rostros de los santos brillan (uno al inicio del tiempo de angustia y uno al final). Todo lo que una persona tiene que hacer es averiguar cómo los eventos en las dos visiones corresponden a estos dos tiempos. No hay muchas posibilidades, y solo una tiene sentido: la primera vez que sus rostros brillan corresponde a los rostros brillantes de la visión de 1844, y la segunda vez corresponde a los rostros brillantes de la visión de 1847.

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