Primera publicación el viernes, 11 de junio de 2010, 14:06 en alemán en www.letztercountdown.org
En la segunda parte de la serie de artículos sobre las líneas del trono del Reloj de Dios en Orión comenzamos nuestro viaje hacia el pasado de las Iglesias Adventistas. Dios nos ha dado dos años puesto de relieve por los tronos de las tres Personas Divinas del Consejo Divino: 1949 y 1950. Estamos en el rango de tiempo de la repetición del tercer sello: 1936-1986, que corresponde a la iglesia comprometida de Pérgamo.
Y cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que estaba sentado sobre él tenía una balanza en su mano. Y oí una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Una medida de trigo por un denario, y tres medidas de cebada por un denario; y no hagas daño al vino ni al aceite. (Apocalipsis 6:5-6)
El caballo negro del tercer sello ya apunta a una distorsión del Evangelio una vez puro, que fue simbolizado por el caballo blanco del primer sello (1846) cuando la Iglesia Adventista y Elena de White y su esposo James White aceptaron la verdad del sábado. Que la palabra de Dios se volvió cada vez más cara por falta de discernimiento espiritual en la Iglesia, se muestra claramente en las escalas y los precios del trigo y la cebada, que sirven para la cocción del “Pan de Vida”. ¡Y hay algo a la venta aquí! Es decir, la lealtad a Dios y el amor a la verdad. Sin embargo, aquellos que tienen la sangre de Cristo [el vino] y el Espíritu Santo [el aceite], no son disuadidos de ser fiel a su Dios, y distinguen la verdad de la falsedad. Todo esto se cumplió una vez más, en forma literal, en el período de tiempo de la repetición del tercer sello.
Otra profecía cumplida: “Antipas, mi testigo fiel”
Antes de responder a lo que ocurrió en 1949, me gustaría volver de nuevo a los principios del tercer sello para mostrar, cómo los sellos y las iglesias a veces se superponen y, específicamente, cómo una profecía importante se cumplió para las Iglesias de la Reforma, aunque sus dirigentes no aceptan este cumplimiento maravilloso y no ven su propia historia confirmada por Dios. En la parte introductoria de esta serie de artículos, ya examiné los eventos que acontecieron al comienzo del tercer sello provocando que la brecha entre las dos Iglesias Adventistas, que ya existieron en aquel entonces, la gran Iglesia Adventista del Séptimo Día, y la Iglesia de la Reforma, que había surgido en la crisis de 1914, se volvió aún más grande.
En la Epístola de Jesús a la iglesia de Esmirna, vemos acontecimientos que hablan en forma simbólica de la Iglesia de la Reforma de 1914 en la repetición del segundo sello:
Y escribe al ángel de la iglesia en ESMIRNA [aquellos que fueron excluidos en 1914 y rechazaron a participar en el servicio militar y querían permanecer fieles a Dios]: El primero y el postrero, que estuvo muerto y vive [Jesús, que sufrió también la muerte de un mártir, pero para toda la humanidad], dice estas cosas: Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico) [riqueza espiritual, en contraste con Laodicea, la gran mayoría en la iglesia, que se estima rica pero es espiritualmente pobre], y la blasfemia de los que se dicen ser judíos [los adventistas de la gran iglesia], y no lo son, mas son sinagoga de Satanás [muchos líderes son seguidores de Satanás]. No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros a la cárcel [cumplido una vez más con los excluidos fieles de Dios que más tarde formaron la Iglesia ASD de la Reforma], para que seáis probados; y tendréis tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte [muchos adventistas de la reforma murieron en la Primera Guerra Mundial para su fe], y yo te daré la corona de la vida. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no recibirá daño de la muerte segunda. (Apocalipsis 2:8-11)
En su “Historia de los Adventistas del Séptimo Día Movimiento de Reforma”, ellos describen cómo entienden los años a partir de 1936 de su propia perspectiva. Favor tengan en cuenta, cómo la segunda iglesia de Esmirna, que coincide con la iglesia de la Reforma de 1914, se superpone con el inicio del tercer sello en 1936 y cómo la profecía de los 10 días (= años) se cumplió una vez más. El cumplimiento clásico era la persecución de los cristianos por los romanos desde el año 100 al 313 d.C., mientras que los últimos 10 años bajo Diocleciano habían sido particularmente terribles. [El libro se consigue en http://www.sdarm.org/publications.htm en español.]
Bajo el régimen de Hitler, todas nuestras actividades religiosas fueron proscritas. Nuestros jóvenes pasaron diversas pruebas cuando fueron llamados a portar las armas porque no existía una provisión para los objetores de la conciencia. Y los padres tuvieron verdaderos problemas con sus hijos en edad escolar en relación con el sábado. Debieron pasar una prueba tras otra. Durante diez años, hasta el fin de la II Guerra Mundial, nuestros hermanos trabajaron en forma clandestina. Durante este terrible tiempo de angustia, muchos de nuestros hermanos tuvieron que enfrentar el encarcelamiento y aun la muerte.
Las pruebas vinieron también sobre la Iglesia ASD, pero ellos hallaron una solución fácil la cual nuestro pueblo no podía aprobar.
En una carta circular de fecha 3 de junio de 1936, por ejemplo, E. Gugel, un presidente de asociación envió la siguiente instrucción a sus miembros de iglesia:
Para ser leído a voz alta en todas las iglesias, el sábado 6 de junio:
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, el 18 de mayo de 1936, los departamentos competentes promulgaron una regulación, cuyo extracto es el siguiente:
“El Ministro de Ciencias, Educación e Instrucción Nacional considera que ya no es posible mantener la posición especial conferida hasta ahora a los niños adventistas los sábados. Por consiguiente, todas las reglas de excepción con relación a la asistencia de los niños adventistas en sábado quedan abolidas. (Esto se refiere a las regulaciones de febrero de 1934, así como también a la regulación anterior.)"
En respuesta a una pregunta dirigida al Departamento del Interior, así como también al Departamento de Culto Público, con relación a una nueva solicitud de nuestra parte, se me informó que esta decisión sería irrevocable. Tenderemos que dejar a la Divina Providencia lo concerniente a otra posibilidad en el futuro cercano para la presentación de una nueva solicitud, aunque no dejaremos de intentarlo. Como no vemos ninguna posibilidad de conseguir una mitigación de esta regulación en el tiempo presente, debemos definir nuestra actitud. En Inglaterra y América existe como norma, la falta de asistencia a la escuela los sábados. Por lo tanto, esta dificultad no existe allá. Hasta 1919 y 1921, respectivamente, no teníamos ningún problema en lo que se refiere a la asistencia obligatoria a la escuela en sábado. Algunos entre nosotros aquí y allá lo consiguieron. Algunos lo lograron enviando a sus hijos a escuelas privadas. Pero los más pobres no podían acceder a esta posibilidad. No obstante, tampoco a las escuelas privadas se les permitirá hacer excepciones en el futuro. A pesar de todo, durante 15 años disfrutamos de privilegios que nuestros hermanos y hermanas en muchos países europeos no tuvieron. Desafortunadamente, algunos entre nosotros no lo apreciaron tanto. En la Suiza libre, las autoridades fueron inflexibles en este asunto. Aunque algunos padres en particular pagaron pesadas multas y fueron a la cárcel una y otra vez, sin lograr nada, por lo que finalmente tuvieron que ceder. En Austria, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria etc.... nuestros hermanos y hermanas son tan buenos adventistas como lo somos nosotros aquí (el Señor nos sea propicio).
Como lo hemos intentado todo ahora, no creo que el Señor considerará la asistencia de nuestros hijos a la escuela en sábado como una transgresión real del cuarto mandamiento. Si este fuera el caso, entonces tendríamos que condenar a todos nuestros hermanos y hermanas fuera de Alemania, los cuales, bajo las leyes del país, han tenido que someterse, lo que en verdad es deplorable. Esto no lo debemos ni lo podemos hacer...
Vosotros comprenderéis, que, en este difícil asunto, siento una pesada responsabilidad ante Dios y la denominación. Por lo tanto, he enviado una circular a todos nuestros presidentes [de Asociaciones] solicitándoles su opinión respecto de esta cuestión, de modo que puedan llevar esta responsabilidad conmigo. La mayor parte de sus respuestas aseguran que no sería sabio atraernos dificultades innecesarias sobre la obra por medio de acciones precipitadas por causa de esta regla restrictiva. Por lo tanto, debemos someternos a la nueva posición...
Esta carta circular demuestra cómo fue probada la fe del pueblo adventista también en lo que se refiere a la asistencia a la escuela y la observancia del sábado. Pensamos que, bajo la prueba, los dirigentes de la Iglesia Adventista en Alemania debieron haber animado a los creyentes a cumplir con los requerimientos de Dios en lugar de sucumbir a las demandas antibíblicas del Estado. Sobre este asunto, la luz recibida a través del Espíritu de Profecía dice:
“Nuestros hermanos no pueden esperar la aprobación de Dios mientras colocan a sus hijos donde les es imposible obedecer al cuarto mandamiento. Deben esforzarse por hacer algún arreglo con las autoridades para que sus hijos sean excusados de asistir a la escuela el séptimo día. Si esto fracasa, entonces su deber es claro: obedecer a cualquier costo los requerimientos de Dios.”—Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 182.
[La Historia de los Adventistas del Séptimo Día Movimiento de Reforma, pág. 208-210]
Y el texto continúa, y de nuevo, los muy serios 10 años son mencionados por los adventistas de la Reforma en su libro de historia, sin ser conscientes de que sus líderes, debido a su rechazo del Reloj en Orión no quieren admitir que estos hechos cumplieron profecías bíblicas dadas por Jesús mismo a las iglesias:
Cuando la opresión religiosa en Alemania alcanzó su clímax, Dios intervino en favor de su pueblo. Después de casi 10 años de proscripción y persecución, nuestros hermanos alemanes agradecieron a Dios por el fin de la oposición en 1945, y que se les permitía volver a respirar libremente y congregarse en paz. Sus primeras reuniones regionales, después de la II Guerra Mundial, fueron celebradas en Solingen (14-15 de septiembre de 1945) y en Esslingen (26-28 de octubre de 1945). En su periódico “Der Adventruf” (El Llamado del Advenimiento) de diciembre de 1946 (primera edición), informaron:
“Las experiencias de los hermanos (durante el período de la guerra), de acuerdo con los testimonios dados por ellos, muestran que el Señor guio a su pueblo de una forma maravillosa a través de los años difíciles. La tribulación, el encarcelamiento y la persecución, hicieron que los hermanos se acercaran más unos a otros. Alabamos a Dios nuestro Salvador por su gran ayuda...
Díez años de persecución y opresión están detrás nuestro. “E l Señor no consintió que su pueblo fuera aniquilado.”
Muchos hermanos perdieron sus vidas por causa de su fe - los hermanos Hanselmann, Schmidt, Zrenner, Brugger, Blasi, y muchos otros acerca de los cuales no tenemos noticias. Sólo sabemos que permanecieron fieles hasta la muerte. Muchos hermanos y hermanas, viejos y jóvenes, tuvieron que sufrir en los campos de concentración, cárceles y penitenciarias, donde fueron atormentados por medio de torturas inhumanas.”
¡Terrible será aquel día cuando los hombres sean llamados a rendir cuentas de la sangre inocente que han derramado!
[La Historia de los Adventistas del Séptimo Día Movimiento de Reforma, pág. 210]
Se puede ver aquí que las dos iglesias, Esmirna (“dulce aroma” del sacrificio, de 1914 a 1945) y Pérgamo (la iglesia comprometiendo, de 1936 a 1986), existen al mismo tiempo, durante los primeros 10 años del tercer sello (1936 a 1986). No hay duda. ¡Esto se cumplió en esta forma clara y literal sólo en el segundo ciclo de las iglesias y los sellos! Por lo tanto, estos 10 años difíciles para la Iglesia de la Reforma se mencionan una vez más en el período de Pérgamo con las siguientes palabras:
Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto: Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. (Apocalipsis 2:12-13)
Yo subrayé una declaración del texto del libro sobre la historia de la IASDMR arriba, que me gustaría que los hermanos de las dos iglesias de la Reforma examinen cuidadosamente en oración: El Señor no consintió que su pueblo fuera aniquilado.
Por favor, ¡consideren si es verdad que la iglesia de Esmirna no fue completamente destruida por Satanás! Estudien su historia y vean allí que pasó mientras de la primera Conferencia General de los Adventistas de Reforma después de la Segunda Guerra Mundial en 1948. Esto provocó en 1951 otra separación y esta vez en las Iglesias Reformistas. Y, queridos hermanos y hermanas de las dos iglesias de la Reforma, por favor estudien las cartas a las iglesias del Apocalipsis que siguen a la de Pérgamo y miren si pueden encontrar en una cita de nuevo el espíritu de Esmirna. Comparen para sí mismos el espíritu de sus pioneros y de los mártires con el espíritu que las Conferencias Generales de las dos iglesias de Reforma muestran hoy en día y la intransigencia con la que confrontan las otras iglesias ASD y rechazan cualquiera nueva luz. Eso es todo lo que quiero decir en este momento, excepto que “Antipas [los mártires y pioneros de la más tarde fundada Iglesia de Reforma en Alemania, la cual fue registrada como Sociedad Misionera Internacional recién en 1919], mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás [Alemania, como ya frecuentemente mostrado en los artículos]". Pero me gustaría asegurar a todos ustedes que yo sé que en todas las iglesias adventistas hay seguidores fieles de Cristo. ¡Y aquellos deben unirse ahora!
¿Falsas doctrinas en la Iglesia?
En este artículo quiero tratar específicamente el año 1949 de Orión, que está marcado por la línea roja entre la estrella de Jesús (Alnitak) y la estrella del Espíritu Santo (Mintaka). Lo que vamos a encontrar debe ser también en armonía con el consejo de Jesús a la iglesia de Pérgamo. Y sobre todo debe reflejar el reproche de Jesús a esta iglesia, porque como hemos reconocido, Jesús revela en Orión los pecados de Su pueblo. Por lo tanto, vamos a leer primero todos los versículos relevantes:
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. (Apocalipsis 2:14-16)
Durante el tiempo del tercer sello y de la iglesia de Pérgamo, por lo tanto, debemos ser capaces de observar dos importantes doctrinas cuales Jesús identificó como la doctrina de Balaam y la doctrina de los Nicolaítas. Estas doctrinas son interrelacionadas y similares, y una resulta de la otra, como se lo demuestra por la frase “y también tienes” relacionando la doctrina de los Nicolaítas con la doctrina de Balaam. No todas las traducciones de la Biblia expresan el texto original griego en forma más clara como se traduce en la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy: “Así tú también tienes algunos que de la misma manera mantienen la doctrina de los Nicolaítas.” Esta es una traducción mejor que la de la Reina Valera. Debemos entender que hay una conexión entre estas dos falsas doctrinas que tienen por propósito a seducir a los hijos de Israel a pecar, para que negaran a su Dios y apostataran a Satanás. Se trata entonces de un asunto muy serio.
Es interesante que las Líneas del Trono, como se puede ver en la foto, en primer lugar, apuntan a dos años: 1949 y 1950. La conclusión obvia es que en estos dos años pasó algo que corresponde de una parte a la introducción de la doctrina de Balaam y de otra parte a la introducción de la doctrina de los Nicolaítas. Veremos que de hecho es cierto. Y también nos daremos cuenta de que estas dos doctrinas actualmente son cada una la otra cara de la misma moneda y están vinculadas estrechamente.
Generalmente Jesús enfatiza un contraste en las epístolas a las iglesias. Elogia a los que hacen ciertas cosas bien y reprende a los que hacen las mismas cosas mal. De todo modo, lo que Jesús quiere dejar claro, es que la época de las persecuciones cesará al principio del tercer sello y que viene un tiempo en el cual las doctrinas correctas todavía dominan: “Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe...”
Sabemos que este elogio difícilmente puede relacionarse al comportamiento de la parte de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Europa con respecto al asunto de enviar a sus hijos a la escuela en los sábados. Además, este problema ya fue marcado por la línea de 1936 en el principio del tercer sello. Aquí, estamos hablando sobre el nombre de Jesús y la fe de Jesús y el comienzo de la iglesia de Pérgamo. Ya hemos visto que Esmirna duró hasta 1945 y que entonces las persecuciones pararon. Y al mismo tiempo, Jesús dice, sin embargo, que los otros quienes no pertenecían a “Antipas” estaban reteniendo Su nombre y no negaron Su fe. Así, el reproche de Jesús a Pérgamo y su advertencia sobre las enseñanzas de Balaam y los Nicolaítas deben referirse al tiempo después de 1945.
Estos tiempos que se solapan, quieren enseñarnos que todo lo que se relaciona a estas falsas doctrinas, desde el principio del tercer sello hasta el principio del reproche a Pérgamo (después de 1945), todavía no se había manifestado. Recién en el curso del tercer sello y de la iglesia de Pérgamo entraron cambios, los cuales Jesús no pudo aprobar más. Significaría negar Su nombre y la fe de Jesús, si pisáramos en la trampa de una o inevitablemente ambas falsas doctrinas. Por lo tanto, hay mucho en juego: ¡nuestra vida eterna! Estas trampas son tan engañosas y peligrosas que Jesús las resalta especialmente por las Líneas del Trono en Orión junto con el Espíritu Santo y Su Padre. Esto también nos da una clara visión de lo que significa. Es sobre Su nombre, Su carácter, Su naturaleza y la fe de Jesús, y últimamente toca el plan de salvación mismo. Estas falsas enseñanzas tienen una meta, distorsionar la creencia en la naturaleza de Jesús de tal modo que se introduce un falso entendimiento del plan de salvación, que significa que aquellos, quienes aceptan estas herejías, se perderán para Jesús. ¡Un plan satánico! Debemos estudiarlo muy profunda y cuidadosamente.
61 años de carnicería sobre la carne de Jesús
Por lo tanto, investiguemos otra vez en Internet y buscamos los eventos de 1949, el principio de los problemas de Pérgamo, especialmente marcados por la primera Línea del Trono. Fácilmente los encontramos si usamos términos de búsqueda como “Adventistas del Séptimo Día, 1949, apostasía”. Solo hay pocos resultados, y solamente destacan un evento en particular. Quiero decir, la búsqueda resulta sin ambigüedad. No hay duda de ello, hemos encontrado el evento, el cual Dios reprocha.
En esta búsqueda encontramos varios sitios de web y fuentes, que todos informan sobre un evento esencial en la historia de la Iglesia Adventista grande. Un cambio en la doctrina de la naturaleza de Jesús, el cual primero surgió en 1949 en la literatura adventista. Hay una fuente especial, la cual viene de un respetado teólogo adventista, Dr. Jean Rudolf Zurcher. En su libro “Tocado por Nuestros Sentimientos” del año 1994, Dr. Zurcher nos dice que pasó desde el año 1949 con la doctrina de la Iglesia Adventista en relación con la naturaleza de Jesús:
Parte 4 - La controversia cristológica en el seno de la Iglesia Adventista
Capítulo 10 - El nuevo marco histórico adventista
A través de la historia del cristianismo, los cambios doctrinarios han generalmente ocurrido lenta, sutil e imperceptiblemente. Por vía de regla es muy difícil determinar el origen de esos cambios o los que fueron responsables por ellos. Pero ese no es el caso de la modificación doctrinaria sobre la naturaleza humana de Cristo, el cual tuvo lugar en la Iglesia Adventista durante la década de 1950. Los principales responsables por la alteración dejaron sus marcas sobre las creencias de la iglesia. Parece obvio que los autores de los cambios estaban plenamente conscientes de que estaban introduciendo una nueva enseñanza doctrinaria con referencia a la Encarnación. Eso quedó evidente en el relato de las circunstancias registrado por Leroy Edwin Froom en su libro “Movement of Destiny”; y en una exposición que podría ser considerada como un manifiesto de esa nueva interpretación, publicado en la revista “Ministry” (El Ministerio) bajo el título “El Nuevo Marco Histórico Adventista”. Este capítulo focaliza la historia de esa nueva óptica como delineada en esas fuentes.
No pretendo cuestionar el compromiso de mis colegas con la verdad o su lealtad a la iglesia. Estoy cierto de que ellos aman al Señor y Su Palabra. Pero tengo que examinar ciertos enfoques doctrinales, buscando hacerlo con bondad cristiana.
La primera fecha memorable de un cambio radical
En 1949, la Review and Herald Publishing Asociación le solicitó al Prof. D. E. Rebok, presidente del Seminario Teológico Adventista de Washington, D.C., que revisase el texto del libro “Estudios Bíblicos Para el Hogar”, en preparación para la nueva edición.
Ese libro, que tuvo numerosas ediciones, es largamente usado por las familias adventistas en el estudio sistemático de la Biblia. Lo presenta la enseñanza oficial de la iglesia con muchos detalles. Como ya dijimos, la edición de 1915, reimpresa en 1936 y 1945, especifica inequívocamente:
“En Su humanidad, Cristo participó de nuestra naturaleza pecaminosa caída. No fuese así, Él no podría ser ‘semejante a Sus hermanos’, ser ‘tentado en todos los puntos como nosotros’, ni ’venció como tenemos que vencer’; y, por lo tanto, no tendría condiciones de ser el completo y perfecto Salvador que el hombre necesita y debe tener para ser salvo”.
Froom hace comentarios acerca de Rebok: “Encontrando esta infortunada nota en la pág. 174, en el estudio sobre la ‘Vida Sin Pecado’, él reconoció que ella no era verdadera... Así, la inexacta nota fue suprimida y quedó fuera de todas las ediciones subsecuentes”. Como resultado, la nueva edición de “Estudios Bíblicos” dio otra respuesta a la cuestión: “¿Cuán plenamente Cristo participó de nuestra humanidad común?” Es hecha la cita de Hebreos 2:17 con la siguiente observación explicativa:
“Jesucristo es el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre. Como miembro de la familia humana ‘convenía que Él fuese semejante a Sus hermanos’ – ‘en semejanza de carne pecaminosa’. Hasta qué punto esa ‘semejanza’ llegó, es un misterio de la Encarnación que los hombres nunca fueron capaces de explicar. La Biblia claramente enseña que Cristo fue tentado como los otros hombres son tentados – ‘en todos los puntos... como nosotros lo somos’. Tal tentación precisa, necesariamente, incluir la posibilidad de pecar; pero Cristo fue sin pecado. No hay apoyo bíblico para la enseñanza de que la madre de Cristo, por medio de la inmaculada concepción, fue preservada de la pecaminosa herencia de la raza, siendo Su divino Hijo, por lo tanto, incapaz de pecar”.
Esta es una significativa diferencia de la edición de 1946. Mientras la versión anterior realza la participación de Cristo en la “pecaminosa naturaleza del hombre”, en “su naturaleza caída”, la posterior afirma decididamente que “Cristo era sin pecado”. Obviamente, la afirmación es perfectamente correcta. Nadie alegó nada en contrario. Pero esa no es la cuestión. El problema se prende a la humanidad de Cristo, Su “carne pecaminosa”, como Pablo la coloca.
Como fue mostrado, por el rechazo del dogma de la inmaculada concepción y por la declaración de que María heredó naturalmente las imperfecciones de la humanidad, Rebok deja sin explicación cómo Jesús no heredó, Él mismo, la carne pecaminosa, a ejemplo de todos los descendientes de Adán. ¿Pablo no dice expresamente que Él nació “de la simiente de David, según la carne”? Rebok, en su edición de los “Estudios Bíblicos”, también alteró la segunda nota explicativa en respuesta a la cuestión: “¿Dónde, en Cristo, condenó Dios el pecado y nos obtuvo la victoria sobre la tentación y el pecado?” Las dos notas explicativas de las dos diferentes ediciones fueron a seguir colocadas en paralelo a título de comparación:
Edición de 1946
“Dios, en Cristo, condenó el pecado, no por pronunciarse contra él como un simple juez sentado en el tribunal, sino que viniendo y viviendo en la carne, en la pecaminosa carne, pero sin pecar. En Cristo Él demostró que es posible, por Su gracia y poder, resistir a la tentación, vencer el pecado y vivir una vida sin pecado en la pecaminosa carne.”Texto revisado por Rebok
“Dios, en Cristo, condenó el pecado, no por pronunciarse contra él como un simple juez sentado en el tribunal, sino que viniendo y viviendo en la carne, (omisión), pero sin pecar. En Cristo Él demostró que es posible, por Su gracia y poder, resistir a la tentación, vencer el pecado, y vivir una vida sin pecado (omisión) en la carne.”
Edición de 1946
“Dios, en Cristo, condenó el pecado, no por pronunciarse contra él como un simple juez sentado en el tribunal, sino que viniendo y viviendo en la carne, en la pecaminosa carne, pero sin pecar. En Cristo Él demostró que es posible, por Su gracia y poder, resistir a la tentación, vencer el pecado y vivir una vida sin pecado en la pecaminosa carne.”Texto Revisado por Rebok
“Dios, en Cristo, condenó el pecado, no por pronunciarse contra él como un simple juez sentado en el tribunal, sino que viniendo y viviendo en la carne, (omisión), pero sin pecar. En Cristo Él demostró que es posible, por Su gracia y poder, resistir a la tentación, vencer el pecado, y vivir una vida sin pecado (omisión) en la carne.”
Un “pequeño” cambio con gran efecto
La magnitud de lo que comenzó con este “pequeño cambio”, ni siquiera podemos imaginarnos. Pero sabemos que es de gran importancia porque el Espíritu Santo y Jesús lo marcaron en Orión como pecado capital. Pero antes escudriñar más de cerca lo que fue causado por el cambio, leemos primero lo que otro teólogo adventista muy respetado, el Dr. Ralph Larson escribe sobre este libro:
¡Regocíjense los cielos y alégrese la tierra! Un distinguido académico, Adventista del Séptimo Día, el Dr. Jean Zurcher, cuyos credenciales espirituales y académicas son impecables, ha llevado a cabo una investigación exhaustiva y completa sobre el origen y progreso de una enseñanza totalmente falsa sobre la naturaleza de Cristo (cristología) en la Iglesia de Séptimo Día, y ha informado de sus conclusiones en el libro “Tocado por Nuestros Sentimientos”. Este es sólo uno de sus logros notables. En un segundo, y no menos impresionante logro, ha conseguido que su libro fue impreso por la revista Review and Herald, la cual ha rechazado todos los tales manuscritos por años.
Dr. Zurcher ha enseñado en diversas universidades Adventistas del Séptimo Día, y es actualmente el presidente de la Comisión de Investigación Bíblica de la División Euroafricana. Ha escrito un libro anterior sobre la naturaleza y el destino del hombre, que es ampliamente reconocido como el mejor tratado de este tema por un escritor adventista.
En el presente volumen, él cuidadosamente pone en crónicas los datos históricos y analiza las posiciones cristológicas que se habían alcanzado en el testimonio unánime de todos los testigos Adventistas del Séptimo Día por un período de cien años (1850-1950). A continuación, él vuelve su atención a la falsa cristología que se introdujo en la década de 1950, y a las acciones y argumentos increíbles de quienes la introdujeron. Esto hace de su trabajo el tratado más exhaustivo y completo del tema que alguna vez se escribiera. Sus conclusiones, en una palabra, devastan a la falsa cristología, que enseña que Cristo vino a la tierra en la naturaleza humana no caída de Adán, en lugar de en la naturaleza caída del hombre, lo que nuestra iglesia siempre ha creído y enseñado.
Este libro no se debe leer y dejar a un lado. Se trata de una verdadera biblioteca, que contiene una gran cantidad de información que debe ser estudiada y vuelto a ser revisada. La idea de que el tema no es importante, o es de interés sólo para los teólogos, es firmemente rechazada. Zurcher mantiene, con el apoyo documental completo, que el tema de la naturaleza humana de Cristo es de vital importancia para todo cristiano.
La verdad de que Cristo vino a la tierra en la naturaleza caída del hombre fue descrita como de vital importancia por una serie de testigos Adventistas del Séptimo Día antes de la década de 1950. Este grupo estaba formado por la primera línea del liderazgo adventista. Se incluyen:
- Presidentes de la Conferencia General: James White, A.G. Daniels, C.H. Watson, W.H. Branson and J.L. McElhany
- Vicepresidentes de la Conferencia General: W.W. Prescott, I.H. Evans and H.L. Rudy
- Presidentes de las Divisiones: E.F. Hackman, W.G. Turner, C.B. Haynes, J.E. Fulton, A.V. Olson and L.H. Christian
- Secretarios de la Conferencia General: G.B. Thompson and F.C. Gilbert
- Presidentes de las Uniones: R.A. Underwood and E.K. Slade
- Secretarios de las Uniones: A.W. Semmens and J. McCulloch
- Presidentes de las Universidades: R.S. Owen, H.E. Giddings, W.E. Howell and M.L. Andreasen (quien era también profesor de la universidad)
- Presidentes de Conferencias: S.N. Haskell, C.P. Bollman, J.L. Schuler, A.T. Robinson and C.L. Bond
- Editores de la Review, Signs y Bible Echo: A.T. Jones, Uriah Smith, F.M. Wilcox, J.H. Waggoner, E.J. Waggoner, E.W. Farnsworth, W.H. Glenn, M.C. Wilcox, F.D. Nichol, A.L. Baker, O. Tait, C.M. Snow, G. Dalrymple, R. Hare, M. Neff and G.C. Tenny
Todos estos ilustres líderes del adventismo publicaron, en artículos y libros, sus fuertes convicciones de que Cristo vino a la tierra en la naturaleza humana del hombre caído. Además, había muchos escritores que no ocupaban altos cargos en la iglesia, pero que tenían la estatura suficiente para ser considerados elegibles para escribir lo mismo en nuestras publicaciones de un total de 1200 veces, antes de la década de 1950. (Véase “La Palabra se hizo carne” de este autor.) ¡Y todos ellos fueron despedidos con desprecio por L.E. Froom, el principal promotor de la falsa cristología en la década de 1950, como “extremos lunáticos” del adventismo!
¡Cómo se atreve a publicar una falsedad tan monstruosa es un misterio increíble! Cómo pudo conseguir que tantos adventistas del séptimo día aceptaran la falsedad como un hecho es un misterio aún mayor. Parece ser un caso clásico de poner la confianza ciega en un líder. Froom estaba, en ese momento, gozando de la confianza de los miembros de la iglesia por causa de los seis volúmenes que habían aparecido en su nombre en “La fe profética de nuestros padres” y “La fe condicionalista de nuestros padres”. Esto ha llevado al parecer a muchos a aceptar sin preguntar cualquier cosa que él escribió.
Sea como sea, ¿El adventismo tuvo alguna vez un grupo extremista lunático? Por desgracia, la respuesta es “Sí”. ¡Y esos extremistas lunáticos creyeron exactamente lo que Froom creía acerca de la naturaleza de Cristo, que Jesús vino a la tierra en la naturaleza humana no caída de Adán! Este grupo fue identificado por primera vez como el movimiento de la “carne santa” de Indiana. Ustedes pueden leer sobre estas personas en “Mensajes Selectos”, tomo 2, 31-39. El movimiento comenzó en Indiana, en 1889. Cuando Elena G. de White, que estaba en Australia, fue informada de ello, regresó y con fuerza los denunció a la Conferencia General de 1901. Ella los describió como: “invenciones baratas y miserables de las teorías de los hombres, preparado por el padre de las mentiras.” La Conferencia examinó y condenó la enseñanza como falso. (Zurcher, 276.)
Y las secuaces de Froom fueron un grupo demasiado pequeño incluso para ser llamado un grupo. Sus nombres han sido y en cierta medida todavía son, un secreto muy bien guardado. Sin embargo, en diversas formas este secreto se ha “filtrado”, por lo que ahora entendemos que un grupo de cuatro personas entró en conversaciones con algunos teólogos no adventistas, y luego tomó sobre sí la enorme responsabilidad de cambiar nuestra cristología. Esta fue una tarea difícil. Quería decir que el testimonio uniforme de nuestra nube de testigos, durante cien años, tuvo que ser anulada, y una interpretación ajena tenía que ser colocada en los escritos de Elena G. de White, obligándola a decir lo que en realidad nunca dijo. ¿Por qué tal cosa se intentó?
Para ganarse el favor del mundo. Más concretamente, para ganar el favor de ciertos teólogos calvinistas que amenazaban con describirnos como un culto, si los cambios no fueran hechos, y ofreciendo “aceptarnos” como verdaderos cristianos si los cambios se hubieran hecho. Esto todavía nos deja sin aliento. ¿Desde cuándo hemos presentado nuestras doctrinas para su aprobación a los teólogos que sostienen doctrinas falsas en el día de reposo, la ley de Dios, la inmortalidad del alma, el fuego del infierno, el bautismo, la reforma de salud y así sucesivamente? Sin embargo, se ha hecho. Tan cerca, como podemos comprobar a través de la cortina del secreto que fue empleada, los cuatro adventistas que tomaron la fatídica decisión fueron L.E. Froom, Roy Alan Anderson, W.E. Read, y J. Unruh.
Roy Alan Anderson fue el entonces secretario de nuestra asociación ministerial y editor de la revista “El Ministerio”. Si la descripción de Froom de casi todos nuestros líderes antes de la década de 1950, como un “grupo de extremistas lunáticos” es impresionante, la contribución de Anderson no es menos impresionante. Él publicó a todos nuestros ministros en la revista “El Ministerio” que Elena de White había escrito sólo tres o cuatro declaraciones que podrían ser entendidas para significar que Cristo había venido en la naturaleza humana caída, pero que estos fueron “fuertemente contrabalanceadas” por muchas de sus otras declaraciones de que Él había venido en la naturaleza humana no caída. (Zurcher 158, 159.) Esta afirmación es exactamente lo contrario de la verdad en sus dos partes. Las declaraciones de ella de que Cristo vino en la naturaleza humana caída en realidad son más de cuatrocientos. Y las declaraciones “contrabalanceadas” simplemente no existen. La referencia de Anderson hacia ellos es pura ficción. Elena G. de White nunca escribió ni una sola vez que Cristo vino a la tierra en la naturaleza humana no caída.
W.E. Read realizó una contribución igualmente facilona, al proponer que Cristo tomó nuestra naturaleza humana caída indirectamente, de la misma manera que Él pagó el precio por nuestros pecados. Pero este argumento se derrumba por su propio peso. Otra persona puede pagar una deuda por usted, pero él no puede tomar un vaso de agua por usted. Si se hace algo por usted indirectamente, significa que usted no tiene que hacerlo. Cristo ha pagado el precio por nuestros pecados, así que usted no tiene que pagarlo. Si Cristo ha tomado nuestra naturaleza humana indirectamente, nosotros no tendríamos que tomarla. Pero, por desgracia, todavía la tenemos. Muchos serios problemas más podrían ser señalados, pero les refiero a Zurcher.
Así, la falsa cristología entró en nuestra iglesia a través de tergiversaciones monstruosas, engañosa manipulación de evidencias y ridículas proposiciones pueriles. Trágicamente, esos que han tratado de defender esta monstruosidad no han partido lejos de los métodos de sus originadores. Las malas declaraciones, el falso razonamiento y las auto contradicciones aún continúan. Véanse los escritos de Adams, Ford, Heppenstal, Ott, etc.
Estas ceñudas revelaciones nos enfrentan con dos preguntas difíciles. En primer lugar, ¿cómo debemos relacionarnos con las atroces tergiversaciones de los originadores de la falsa cristología? La integridad intelectual permite sólo una elección, debemos repudiarlos. Defender tales métodos sería totalmente impensable.
En segundo lugar, ¿cómo debemos relacionarnos con esos de entre nosotros que están promoviendo la falsa cristología? Zurcher, aunque está claramente horrorizado por lo que ha encontrado, cuidadosamente se abstiene en no traer una barandilla de acusaciones contra nadie. Debemos seguir su buen ejemplo. No podemos juzgar los motivos, pero debemos juzgar las acciones. Aquellos que defienden la falsa cristología no pueden ser conscientes de los métodos que están defendiendo. Debemos buscar una forma de informarles. Si el Señor agitara el corazón de algunos de ustedes para dar este libro a un pastor de su conocimiento, eso sería un buen comienzo. Y si el Señor estableciera una mayor carga sobre tu corazón, así sea. En cualquier caso, ¡gracias a Dios por este libro y alabo a Dios por nuestra verdad!
(Ralph Larson se ha retirado de cuarenta años de servicio como pastor, evangelista, profesor universitario y profesor del seminario. Él escribe desde su casa en Cherry Valley, California.)
Una experiencia extraordinaria
Queridos hermanos y hermanas, el tema, al cual somos conducidos por Orión, y el año 1949 el cual es registrado allí, ¡son espantosos! Esto no es un asunto sin importancia. ¡Es para nosotros un asunto de vida o muerte! Por lo tanto, me detendré a mí mismo en estos artículos y permitiré que los demás hablen más, porque como doctores y teólogos tienen mayor peso que un pequeño agricultor de América del Sur. Vamos ahora a escuchar lo que Kenneth E. Wood, el presidente de los Fideicomisarios del White Estate, tiene que decirnos, que escribió el prefacio del libro de Zurcher “Tocado por Nuestros Sentimientos”, el 10 de agosto de 1996. Dice lo siguiente:
Desde que yo era un niño pequeño, al comienzo de 1920, mis padres me enseñaron que el Hijo de Dios vino a este mundo con la herencia física semejante a la de cualquier otro bebé humano. Sin destacar su línea de ascendencia de pecadores, ellos me contaron de Rahab y David, y enfatizaban que, a pesar de su herencia física, Jesús vivió una vida perfecta como niño, joven y adulto. Ellos me decían aun que Cristo comprendía mis tentaciones, pues fue tentado como yo, y que deseaba conferirme poder para vencer como Él lo hizo. Eso me impresionó profundamente, pues me ayudó a ver a Jesús no apenas como mi Salvador, sino como un ejemplo, y a creer que por Su poder yo podría vivir una vida victoriosa.
En años posteriores aprendí que la enseñanza de mis padres con respecto a Jesús estaba bien apoyada en la Biblia, y que Elena G. de White, la mensajera del Señor para la iglesia remanente dejó clara esa verdad en numerosas declaraciones, como las que siguen a continuación:
“Que los niños tengan en mente que el niño Jesús tomó sobre Sí mismo la naturaleza humana, en semejanza de carne pecaminosa, y fue tentado por Satanás como todos los niños lo son. Él fue capaz de resistir a las tentaciones de Satanás a través de la dependencia del divino poder de Su Padre celestial, mientras estuviese sujeto a Su voluntad y obediente a todos Sus mandamientos”. Youth’s Instructor, 23 de agosto de 1894.
“Jesús tuvo vuestra edad. Las circunstancias y los pensamientos que ustedes tienen en ese periodo de vida, Jesús también los tuvo. Él no pudo pasarlos por alto en esa fase crítica. Cristo comprende los riesgos que los envuelven. Él está familiarizado con vuestras tentaciones”. 4ML:235.
Una de las principales razones por las cuales Cristo entró en la familia humana para vivir una vida de conquistas, desde el nacimiento hasta la madurez, fue el ejemplo que Él debería darle a aquellos a quien vino a salvar. “Jesús tomó la naturaleza humana, pasando por la infancia, niñez y juventud, para que pudiese saber cómo simpatizar con todos, y dejar un ejemplo para todos los niños y jóvenes. Él está familiarizado con las tentaciones y las debilidades de los niños”. Youth’s Instructor, 1 de septiembre de 1873.
En mis años de curso medio y facultad, continué escuchando de profesores y pastores adventistas que Jesús tomó la misma naturaleza carnal que cada ser humano tiene – carne afectada e influenciada por la caída de Adán y Eva. Se destacaba que los católicos no creían en eso, porque su doctrina del pecado original exige que alejen a Jesús de la carne pecaminosa. Ellos hicieron eso al crear el dogma de la inmaculada concepción, la doctrina en que María, la madre de Jesús, aun cuando fue concebida naturalmente, estaba desde el momento de su concepción, libre de cualquier mancha de pecado original. Así, una vez que ella era diferente de sus ancestrales y del resto de la raza caída, podía proveerle a su Hijo carne semejante a la de Adán antes de la caída. Aun cuando algunos protestantes rechacen la doctrina católica, la mayoría aun debate sobre la diferencia entre la humanidad de Cristo y la de la raza a la cual vino a salvar. Sobrenaturalmente, dicen ellos, Él fue privado de la herencia genética que podría haber recibido de Sus degenerados antepasados; de ahí que está exento de ciertas tendencias contra las cuales los seres humanos, como un todo, precisan batallar.
Desafiados por los críticos
Porque los adventistas, desde el inicio, sostienen que Jesús tomó la naturaleza humana después de 4000 años de pecado, ministros y teólogos de otras iglesias han distorsionado esa creencia y la han utilizado para desviar al pueblo de la verdad del sábado y de los tres mensajes angélicos. Con la doctrina del pecado original en su orden de referencia, ellos declaran que si Jesús tomó un cuerpo “en semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3), Él habría sido un pecador y, consiguientemente, Él mismo habría tenido la necesidad de un salvador.
Al principio de 1930, un artículo desafiando tres enseñanzas adventistas, inclusive la naturaleza de Cristo apareció en el Moody Monthly (Mensuario Moddy). Francis D. Nichol, editor de la Review and Herald (hoy Revista Adventista), respondió a las acusaciones escribiéndole una carta al editor de Moody. Con referencia a la enseñanza de que Cristo “heredó una naturaleza decaída y pecaminosa”, él dijo:
“La creencia de los adventistas del séptimo día sobre ese asunto está claramente fundamentada en Hebreos 2:14-18. En la medida en que ese pasaje bíblico enseña la real participación de Cristo en nuestra naturaleza, así nosotros lo predicamos”.
Más tarde, en un editorial en que comentaba la respuesta crítica a su declaración, él escribió:
“Concordamos plenamente que para que alguien diga que Cristo heredó 'una naturaleza pecaminosa y decaída', podría, en la ausencia de cualquier otra declaración calificativa, ser mal interpretado, significando que Cristo era un pecador por naturaleza, como nosotros. Esa sería, realmente, una doctrina aterradora. Pero, tal enseñanza no es creída por nosotros. Enseñamos completamente que aun cuando Jesús hubiese nacido de mujer, compartía de la misma carne y de la misma sangre que nosotros, hecho tan verdaderamente semejante a Sus hermanos, que Le era posible ser tentado en todos los puntos como nosotros, pero sin pecado. Él no conoció el pecado.
“La clave de todo el asunto, de hecho, es la frase ‘pero sin pecado’. Creemos irrestrictamente en esa declaración de las Escrituras Sagradas. Cristo era, verdaderamente, sin pecado. Creemos que Aquel que no conoció pecado, fue hecho pecado por nosotros. De lo contrario, Él no podría haber sido nuestro Salvador. No importa en qué lenguaje, cualquier adventista se esfuerce por describir la naturaleza que Cristo heredó del lado humano – y ¿quién puede esperar hacer eso con absoluta precisión y libre de cualquier posible malentendido? – creemos implícitamente, como ya lo hemos declarado, que Cristo era ‘sin pecado’”. Review and Herald, 12 de marzo de 1931.
La posición colocada por el Anciano Nichol era precisamente la creencia que la iglesia, así como muchos respetables estudiosos no-adventistas de la Biblia, mantuvieron a través de las décadas. Ese era el punto de vista sustentado por Elena de White. Ella escribió:
“Tomando sobre Si la naturaleza humana en su estado decaído, Cristo no participó, en lo mínimo que fuese, de su pecado... Él fue tocado con los sentimientos de nuestras debilidades, y en todo fue tentado como nosotros. Y sin embargo no conoció pecado... No debemos tener dudas acerca de la perfecta ausencia de pecado en la naturaleza humana de Cristo”. 1MS:256.
Diálogo y cambio
Imagínese mi sorpresa entonces, cuando, como uno de los editores de la Review en los años cincuenta, oí algunos líderes de iglesia decir que ese no era un punto de vista correcto – que esa era apenas la visión de un “grupo extremista lunático” de la iglesia. El diálogo fue tomando espacio entre unos pocos ministros evangélicos, que estaban comprometidos con un punto de vista sobre la naturaleza del hombre, lo cual incluía el error de la inmortalidad del alma. Me fue dicho que nuestra posición sobre la naturaleza humana de Cristo estaba siendo “aclarada”. Como resultado de ese diálogo, muchos líderes de la iglesia que habían estado envueltos en las discusiones declararon que Cristo tomó la naturaleza de Adán antes de la caída y no después de ella. El cambio fue de 180 grados: post-lapsarianos y pre-lapsarianos.
Esa dramática alteración me llevó a estudiar la cuestión con una intensidad que anduvo cerca de la obsesión. Con toda la objetividad que pude reunir, examiné las Escrituras y leí los escritos de Elena de White. También leí las declaraciones de pensadores adventistas hechas en los últimos cien años. Examiné estudios y libros de teólogos contemporáneos, adventistas y no-adventistas. Traté de comprender que efecto podría traer ese cambio de creencia sobre: 1) el simbolismo de la escala de Jacob, que alcanzaba la Tierra y el Cielo; 2) el propósito de haber Cristo asumido la naturaleza humana; 3) la relación de Su humanidad para ser calificado como nuestro Sumo Sacerdote (Heb. 2:10; cf. DTG 745, y DTG 155); 4) la relativa dificultad de luchar contra el adversario en carne inmaculada, en lugar de carne pecaminosa; 5) el profundo significado del Getsemaní y del Calvario; 6) la doctrina de la justificación por la fe; y 7) el valor de la vida de Cristo como ejemplo para mí.
Acerca de los efectos de esta doctrina de la naturaleza no caída de Jesús y qué provocan a la “doctrina de la justificación por la fe” y cómo consiguientemente reducen del “valor de la vida de Cristo como nuestro ejemplo”, me referiré en el siguiente artículo sobre las Líneas de Trono. Ahí explicaré en detalle, por qué Jesús además pone de relieve el año de 1950 en Orión como una terrible advertencia. Pero sigamos leyendo en el prefacio de uno de los mejores libros que podemos encontrar en la literatura contemporánea adventista y me gustaría recomendar altamente a todos los lectores de mis artículos que lo estudien, si están interesado en la salvación de su alma:
Durante cuarenta años continué ese estudio. En consecuencia, llegué a comprender mejor no solamente la importancia de sustentar una correcta visión de la naturaleza humana de Cristo, sino también dos comentarios de Elena de White sobre el por qué verdades simples algunas veces son hechos para aparecer confusas:
1) “Profesos teólogos parecen tener placer en volver misterioso aquello que es claro. Ellos revisten las enseñanzas simples de la Palabra de Dios con sus propios razonamientos obscurantistas, y así confunden las mentes de aquellos que oyen sus doctrinas”. (Signs of the Times, 2 de Julio de 1896).
2) “Muchos pasajes de la Escritura, que hombres doctos consideran misterios o pasan por alto como mereciendo poca importancia, están llenas de consuelo para aquel que aprende en la escuela de Cristo. Una de las razones por que muchos teólogos no tienen una mejor comprensión de la Biblia es que ellos cierran los ojos para las verdades que no les conviene practicar. La buena comprensión de la verdad de la Biblia no depende tanto de la fuerza intelectual puesta al servicio de su estudio, como de la singularidad del propósito, del sincero deseo de conocer la verdad”. {Consejos Sobre la Escuela Sabática 38}
Durante las recientes décadas, cierto número de escritores han tratado de probar su creencia de que Cristo tomó la naturaleza de Adán antes de la caída. Sus textos bíblicos de prueba parecen robustos apenas cuando interpretados de acuerdo con sus presuposiciones. Ocasionalmente utilizan de un abordaje ad hominem, esto es, para confundir a quien los oye o lee, en la cual se empeñan en desacreditar respetabilísimos profesores y ministros adventistas, que mantienen el punto de vista post-caída. Entiendo que sus tentativas fueron moldeadas según un abogado a quien se le atribuye las siguientes palabras: “Si usted tiene un caso difícil, trate de confundir la cuestión. Si usted no tiene ningún caso, reprenda al jurado”.
Estoy ampliamente convencido de que antes que la iglesia pueda proclamar con poder el último mensaje divino de advertencia al mundo, debe unirse en torno de la verdad de la naturaleza humana de Cristo. He esperado largamente que alguien con credenciales espirituales y académicas impecables colocase en forma sucinta y legible la completa Cristología basada en la Biblia (y en el Espíritu de Profecía), y expusiese cómo la iglesia se apartó de esa verdad 40 años atrás.
Este libro atendió a esa esperanza. Conozco a su autor ya hace muchos años. Él es un fiel adventista del séptimo día, un erudito que procura la verdad con objetividad extraordinaria. Aproximadamente hace tres décadas él hizo una excelente contribución a la teología contemporánea, escribiendo la obra The Nature and Destiny of Man (La Naturaleza y el Destino del Hombre), publicada por la Philosophical Library, de Nueva York, en 1969. Con clara comprensión de la naturaleza humana, Jean Zurcher ha tenido el discernimiento necesario para examinar la doctrina bíblica de la naturaleza humana de Cristo. En este volumen él presenta cuidadosamente la verdad acerca de la naturaleza humana de Cristo, y muestra que la gloria de la exitosa misión del Salvador a este mundo es aumentada, y no disminuida, por el hecho de haber triunfado a pesar de haber asumido los riesgos de la “carne pecaminosa”.
Creo que este libro meticulosamente investigado y bien escrito, será entusiásticamente recibido por todos aquellos que aman la verdad y desean comprender mejor cuan íntima es la relación entre Jesús y la familia humana. Verdaderamente, “la humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros. Es la corriente de oro que liga nuestra alma a Cristo, e por medio de Cristo a Dios”. {1MS 244}
Hasta aquí, el prefacio de este libro único, que es “una luz que alumbra en lugar oscuro” en comparación con las falsas doctrinas que entraron en la Iglesia Adventista del Séptimo Día durante muchos años y especialmente desde 1949. Por supuesto, de nuevo todo lo que se podía fue tratado para llevar incluso este libro y a su autor al descrédito. Sin embargo, todavía está disponible en varios idiomas y sólo puedo recomendar que se obtenga tan pronto como sea posible.
Una versión española para bajar libremente en formato PDF está aquí: Tocado por Nuestros Sentimientos.
Hemos cerrado el círculo
Con las últimas palabras de Kenneth E. Wood, hemos cerrado el círculo. Habíamos comenzado el estudio de Orión con una “incomprensible” cita de Elena de White en las diapositivas de PowerPoint, y nos hemos preguntado lo que pudieron haber significado estas declaraciones, porque no pudimos encontrar esto en el capítulo 5 del Apocalipsis:
El quinto capítulo de Apocalipsis debe estudiarse detenidamente. Es de la mayor importancia para los que han de desempeñar una parte en la obra de Dios en estos últimos días. Algunos están engañados. No se percatan de lo que está por suceder en la tierra. Son víctimas de un error fatal los que se han dejado confundir en lo que concierne a la naturaleza del pecado. A menos que hagan un cambio decisivo, serán hallados faltos cuando Dios pronuncie sus sentencias sobre los hijos de los hombres. Habiendo transgredido la ley y quebrantado el pacto eterno, recibirán un galardón correspondiente a sus obras. {T9 213.3}
Luego encontramos Orión y habíamos sido capaces de descifrar una parte del libro con los siete sellos y nos dimos cuenta de que Dios había registrado allí los pecados de Su pueblo cometidos en el Gran Día del Juicio Investigador Celestial que se inició en 1844. Para encontrar la respuesta a la pregunta, “¿Cuánto tiempo durará el día del juicio?” recibimos una pista por otra cita especial de Elena G. de White:
Cuando los libros de Daniel y Apocalipsis sean mejor entendidos, los creyentes tendrán una experiencia religiosa completamente distinta. Recibirán tales vislumbres de los portales abiertos del cielo, que la mente y el corazón serán impresionados con el carácter que todos deben desarrollar, a fin de comprender la bendición que será la recompensa de los de corazón puro. El Señor bendecirá a todos los que humildemente y con mansedumbre traten de comprender lo que se revela en el Apocalipsis. Este libro contiene tanto que es grande por su inmortalidad y pleno de gloria, que todos los que lo lean y escudriñen con fervor recibirán la bendición prometida a aquellos que “oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas”. Una cosa se comprenderá con certeza por el estudio del Apocalipsis: que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha y decidida. Se ve una maravillosa conexión entre el universo del cielo y este mundo. {TM 111,112}
Ahora también nos damos cuenta, qué significa si entendemos mejor Daniel y el Apocalipsis (y Orión), y que “los creyentes tendrán una experiencia religiosa completamente diferente”, y sabrán que “la relación entre Dios y su pueblo es estrecha y decidida” o cómo Kenneth E. Wood lo dijo “cuan íntima es la relación entre Jesús y la familia humana”.
La investigación imparcial de la Palabra de Dios y la influencia del Espíritu Santo nos ha llevado finalmente a las verdades más sagradas en el Libro de los libros... a la verdad de que Jesús había venido en carne de la naturaleza caída de Adán. La decisión final, cuál de las dos partidas, que debaten desde hace más de 60 años sobre este tema, tiene la verdad y la enseña correctamente, fue presentada a nosotros en última instancia por Orión, respectivamente, por Dios, que escribió el libro de los siete sellos en el cielo y nos ha dado ahora una visión completa. No necesitamos leer cientos de libros y no tendremos que estudiar 40 o 50 años como “obsesionados” los debates teológicos a diario como el Hermano Kenneth E. Wood. El Orión nos ha mostrado la verdad y - ya como todos los adventistas por más de 100 años antes de 1949 lo creían - que Jesús en realidad vino en la carne pecaminosa del Adán caído.
Acerca de cuáles consecuencias han surgido de esta falsa doctrina, y a donde somos guiados por un falso entendimiento de la naturaleza de Jesús, me referiré en la siguiente parte de las “Líneas del Trono.” Ustedes pueden esperar con alegría lo que Dios quiere todavía enseñarnos en Orión. Es muy urgente para escribir este artículo, ya que el reloj de Orión indica que, en junio y julio de 2010, la penúltima Sesión de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la historia humana se llevará a cabo, y quiero que el Conferencia General aproveche esta última oportunidad de arrepentimiento corporativo en su último mandato. Sin embargo, la redacción de los artículos también se asocia con un montón de tiempo para explorar todo en forma más precisa para que sea beneficioso para ustedes.
Me gustaría subrayar una vez más, que ni siquiera yo, sin Orión hubiese tenido la idea de contemplar en todas estas cuestiones tan profundamente. Probablemente pensaba como la mayoría de ustedes, que estos debates no tienen importancia.
Pero ahora lo sabemos mejor y esto va a asustar a muchos líderes de la Iglesia terriblemente; un pueblo despertando, creciendo, tomando alimentos sólidos, que se libera de su letargo. Esto es para Satanás la pesadilla de todas sus pesadillas. Estas “noticias del oriente y del norte” pronto lo harán actuar”, “y Miguel se levantará para salvar a su pueblo.” ¡Nuestro Señor viene pronto! Esto es la verdad, y que Jesús envía ahora una vez más el Cuarto Ángel a la penúltima reunión de la Conferencia General en Atlanta, ustedes aprenderán en la parte III de las Líneas del Trono.
En este punto, me gustaría renovar una vez más mi llamamiento que desesperadamente necesito ayuda con las traducciones. Si alguno de ustedes habla el alemán o el español como lengua materna o cualquier otro idioma aparte del inglés y le gustaría ayudar a proclamar el mensaje de Dios, entonces por favor póngase en contacto conmigo por correo electrónico.
Me gustaría repetir para todos los que están ayudando con la predicación del mensaje, la promesa de Jesús en Daniel 12:3:
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.