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Primera publicación el sábado, 10 de enero de 2015, 20:10 en alemán en www.letztercountdown.org

El domingo pasado recibimos un correo electrónico que incluía una cita interesante de Elena de White tomada del libro El Conflicto de los Siglos. Esta cita fue utilizada como un argumento en contra de nuestro movimiento, junto con varias otras citas usadas en contra de fijar fechas, las cuales ya han sido consideradas en el artículo Un Aviso Fraternal. ¿Creen que pueden armonizar esta cita y eliminar la aparente contradicción con el mensaje del Cuarto Ángel? Cito del correo electrónico exactamente como fue presentado:

Los justos y los impíos continuarán viviendo en la tierra en su estado mortal, los hombres seguirán plantando y edificando, comiendo y bebiendo, inconscientes todos ellos de que la decisión final e irrevocable ha sido pronunciada en el santuario celestial. {CS 481.2}

(¿Cómo puede ser esto, cuando ya sabemos la fecha del fin del tiempo de gracia?)

¿Ven por qué esta cita es utilizada como un argumento en contra de este movimiento? ¿Cómo puede ser que la decisión ya haya sido hecha en el cielo (para la tarde del 17 de octubre de 2015) y los justos sin saber el tiempo, todavía sigan plantando, construyendo, comiendo y bebiendo? ¿Cómo puede ser, si nosotros (los 144.000) ya sabemos la fecha del fin de la gracia y somos los únicos justos que van a existir en el tiempo de las plagas? ¿Podrán ser los 144.000, los justos que Elena de White menciona aquí? Si no es así, ¿a quién se refiere?

?

Obviamente, la cita se extiende al tiempo de las plagas, porque es entonces cuando el juicio investigador se ha terminado y la decisión final ya ha sido hecha, revelando quienes son justos y quienes son impíos. ¿Pero no hemos sido enseñados todos que sólo los 144.000 vivirán durante las plagas y estarán vivos para ver el regreso de Jesús? ¿Y no sabemos ya por Elena de White, que el último mártir dará su testimonio antes del fin de la gracia? ¿No son esos los únicos dos grupos de justos que surgirán del juicio de los vivos?

Fuera de contexto

Seguramente ustedes inmediatamente sacaron el libro El Conflicto de los Siglos y verificaron a lo que se refiere esta cita y en qué contexto la escribió Elena de White. Al leer el libro, inmediatamente notamos que esta cita fue sacada totalmente fuera de contexto. Por lo tanto, vamos a leer un poco más alrededor de lo que Franz “Kósher” cita para confrontarnos (voy a volver a hablar de él al final del artículo):

Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto—nadie sabe cuándo—les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En este más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la amonestación del Señor: “Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo.” “Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti.” Marcos 13:33; Apocalipsis 3:3.

Cuando quede concluida la obra del juicio investigador, quedará también decidida la suerte de todos para vida o para muerte. El tiempo de gracia terminará poco antes de que el Señor aparezca en las nubes del cielo. Al mirar hacia ese tiempo, Cristo declara en el Apocalipsis: “¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo! He aquí, yo vengo presto, y, mi galardón está conmigo, para dar la recompensa a cada uno según sea su obra.” Apocalipsis 22:11, 12 (VM).

Los justos y los impíos continuarán viviendo en la tierra en su estado mortal, los hombres seguirán plantando y edificando, comiendo y bebiendo, inconscientes todos ellos de que la decisión final e irrevocable ha sido pronunciada en el santuario celestial. Antes del diluvio, después que Noé, hubo entrado en el arca, Dios le encerró en ella, dejando fuera a los impíos; pero por espacio de siete días el pueblo, no sabiendo que su suerte estaba decidida continuó en su indiferente búsqueda de placeres y se mofó de las advertencias del juicio que le amenazaba. “Así—dice el Salvador—será también la venida del Hijo del hombre”. Mateo 24:39. Inadvertida como ladrón a medianoche, llegará la hora decisiva que fija el destino de cada uno, cuando será retirado definitivamente el ofrecimiento de la gracia que se dirigiera a los culpables.

“¡Velad pues; [...] no sea que viniendo de repente, os halle dormidos!” Marcos 13:35, 36 (VM). Peligroso es el estado de aquellos que, cansados de velar, se vuelven a los atractivos del mundo. Mientras que el hombre de negocios está absorto en el afán de lucro, mientras el amigo de los placeres corre tras ellos, mientras la esclava de la moda está ataviándose, puede llegar el momento en que el juez de toda la tierra pronuncie la sentencia: “Has sido pesado en la balanza y has sido hallado falto.” Daniel 5:27 (VM). {CS 480.1-481.3}

¿Notaron que ni siquiera el párrafo completo fue copiado, sino solamente una parte de él? Pero ahora vemos que Elena de White hace aquí una comparación directa con los siete días de Noé. Como fue en el tiempo de Noé, cuando una puerta de gracia se cerró y todos los que estaban afuera del arca estaban condenados a morir, así también será en ese octubre. En ese tiempo habrá personas justas e injustas que seguirán viviendo como lo hacían antes, sin saber que el tiempo de gracia ha terminado, y ninguno de los dos grupos está dentro del arca sino ambos grupos deben morir durante el tiempo de las plagas. Elena de White también nos dice cuánto tiempo van a estar en ignorancia; por siete días, según el tipo de la historia de Noé. En el octavo día, es decir, el 25 de octubre de 2015, cuando la primera plaga será derramada, probablemente será evidente para los que todavía no lo sabían, que la decisión final ya fue hecha en el cielo.

Es muy interesante que estas citas siempre apunten a Apocalipsis 3, uno de nuestros versículos favoritos en la Biblia. Nos insta a que estemos despiertos, precisamente para que sepamos la hora [el día literal]. Siempre referimos este pasaje a los que han aceptado el mensaje de Orión en su conjunto y pertenecerán a los 144.000. Estos son los que no oyeron sólo truenos y terremotos, sino aceptaron la proclamación del tiempo:

Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús. Los 144.000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era fragor de truenos y de terremoto. {PE 14.2}

Obviamente, los “justos” de quienes Elena de White habla en la cita, no tienen este conocimiento de tiempo y depende de nosotros descubrir quiénes son estos otros “justos”, y qué características tienen.

¿Podrían ser mártires?

Surge la pregunta de si podrían ser mártires. Pero el último mártir que sacrifica su vida terrenal por la verdad, lo hará antes de que la puerta de la gracia se cierre. Los mártires han aceptado las doctrinas básicas hasta e incluyendo el triplete de 1888, como lo explicamos en el artículo La Genética de la Vida Eterna. Al atardecer del 17 de octubre de 2015 se completará el número de mártires, y los corazones de los impíos estarán completamente cerrados, así que el testimonio de incluso un mártir más no llevaría a nadie a un cambio de vida.

...Si la sangre de los fieles siervos de Cristo [144.000] fuese entonces derramada [en el periodo de las plagas], no sería ya, como la sangre de los mártires, semilla destinada a dar una cosecha para Dios. Su fidelidad no sería ya un testimonio para convencer a otros de la verdad, pues los corazones endurecidos han rechazado los llamamientos de la misericordia hasta que éstos ya no se dejan oír... {CS 616.4}

Por lo tanto, los “justos” en la cita que estamos considerando, no pueden referirse a los mártires, porque después de que la puerta de la gracia se cierre, no habrá más mártires. No morirán a manos del enemigo a causa de la observancia del sábado.

¿Pueden ser simplemente “buenas personas” de otras religiones?

Deberíamos saber quién es justo a los ojos de Dios y cuándo se les considera como tales, pero no hace daño escucharlo de nuevo. Nos ayudaría al entender quiénes formarán este grupo de personas justas, que seguirán viviendo cuando el tiempo de las plagas comience, y aún mueren durante ese tiempo. Consideremos unos versículos de la Biblia que tienen que ver con los “justos” y el juicio.

En verdad les digo: el que oye Mi palabra, y cree al que Me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación (a juicio), sino que ha pasado de muerte a vida. (Juan 5:24 NBLH)

El que cree en Él no es condenado (juzgado); pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito (único) Hijo de Dios. (Juan 3:18 NBLH)

¿De qué juicio está hablando aquí el apóstol Juan? ¿Es el juicio investigador u otro? Además de los adventistas, ¿quién hoy en día tiene algún conocimiento acerca del juicio investigador? Porque no siempre he sido un adventista, les puedo asegurar que este término es peculiar de los adventistas, y nadie más lo utiliza oficialmente, a pesar de que es correcto. Si Jesús dice aquí, que aquel que cree en Él no viene a juicio, entonces no puede estar refiriéndose al juicio investigador, sino debe ser el juicio de los 1.000 años en el cielo, cuando los santos han de juzgar a los impíos y a los injustos muertos. Para saber quién es digno de ser resucitado en la primera resurrección y participar en la segunda venida de Jesús el 24 de octubre de 2016, tiene que haber ocurrido una investigación previa: el juicio investigador.

El examen que de los convidados a la fiesta hace el rey, representa una obra de juicio. Los convidados a la fiesta del Evangelio son aquellos que profesan servir a Dios, aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Pero no todos los que profesan ser cristianos son verdaderos discípulos. Antes que se dé la recompensa final, debe decidirse quiénes son idóneos para compartir la herencia de los justos. Esta decisión debe hacerse antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo; porque cuando él venga, traerá su galardón consigo, “para recompensar a cada uno según fuere su obra.” Apocalipsis 22:12. Antes de su venida, pues, habrá sido determinado el carácter de la obra de todo hombre, y a cada uno de los seguidores de Cristo le habrá sido fijada su recompensa de acuerdo con sus obras.

Mientras los hombres moran todavía en la tierra se verifica la obra del juicio investigador en los atrios del cielo. Delante de Dios pasa el registro de la vida de todos sus profesos seguidores. Todos son examinados según lo registrado en los libros del cielo, y según sus hechos queda para siempre fijado el destino de cada uno. {PVGM 251.3-252.1.}

El libro de la vida contiene los nombres de todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: “Gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”. Lucas 10:20. San Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo, “cuyos nombres están en el libro de la vida.” Filipenses 4:3. Daniel, vislumbrando un “tiempo de angustia, cual nunca fue,” declara que el pueblo de Dios será librado, es decir, “todos los que se hallaren escritos en el libro”. Daniel 12:1. Y San Juan dice en el Apocalipsis que solo entrarán en la ciudad de Dios aquellos cuyos nombres “están escritos en el libro de la vida del Cordero.” Apocalipsis 21:27. {CS 472.4}

¿Cuándo entra alguien en el servicio de Jesús? ¡Esto es muy importante de entender! Alguien familiarizado con la fe cristiana, que esté leyendo la Biblia, o tal vez tiene una experiencia especial con Dios, un día llega a la conclusión de que necesita desesperadamente a Jesús y a Su sacrificio, y desea ser bautizado. ¿Recuerdan el ejemplo de Felipe y el eunuco? En el momento del bautismo, una persona entra conscientemente en el ministerio de Jesús, y por este acto, su nombre es escrito en el libro de la vida.

¡Y ahora se pone interesante! En el juicio investigador, es decidido si estos profesos siervos de Dios, tanto muertos como vivos, son verdaderamente dignos de ser arrebatados en la segunda venida de Jesús en octubre de 2016.

Estos justos que viven a través del fin de la gracia, por lo tanto, deben ser profesos cristianos, y por esa razón quedan excluidos todos los que creen en Alá, Buda, Shiva, etc., y que niegan el único nombre que significa “salvación”. Consideren también lo que Pablo mencionó con respecto a los que por naturaleza hacen “la obra de la ley”:

Porque no hay acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. (Romanos 2:11-16)

Este versículo a menudo es mal entendido, y muchos tienen la opinión que los gentiles mencionados aquí serán salvos. Pero Pablo usó esas naciones como ejemplo contra los judíos, porque pensaban que eran más santos siendo circuncidados en la carne. En el siguiente capítulo, Pablo llega al punto y afirma que “no hay justo, ni aun uno” y que nadie es justificado por las obras, sino que todos necesitamos “la justicia de Dios”.

¿Han aceptado el sacrificio de Jesús los judíos o las religiones del Lejano Oriente? No, ¡lamentablemente no! Ninguno de ellos está en el juicio investigador. Aunque pueden ser personas decentes que no roban, no matan, sean generosos y no sean celosos, honren a sus padres, etc., ¿quién bendice sus matrimonios? ¿Conocen realmente a su verdadero Creador y saben lo que Él hizo por la humanidad y el universo?

El juicio investigador se divide en dos partes: el juicio de los muertos y el juicio de los vivos. El juicio de los muertos reveló quiénes forman parte de la primera resurrección, que ocurrirá al regreso de Jesús. El juicio de los vivos se refiere a aquellos, que como su nombre lo indica, VIVEN durante el tiempo de esa parte del juicio. La conclusión del juicio de los vivos contesta la pregunta: ¿quién será declarado justo?

Los justos, sin duda, todos son cristianos: los 144.000 que no morirán, al igual que los mártires que todos darán su sacrificio antes de que finalice el juicio, y los citados por Elena de White en la cita mencionada anteriormente. Pero todavía hay más criterios...

¿Habrán aceptado el sábado?

Elena de White responde esta pregunta:

Pero nadie sufrirá la ira de Dios antes que la verdad haya sido presentada a su espíritu y a su conciencia, y que la haya rechazado. Hay muchas personas que no han tenido jamás oportunidad de oír las verdades especiales para nuestros tiempos. La obligación de observar el cuarto mandamiento no les ha sido jamás presentada bajo su verdadera luz. Aquel que lee en todos los corazones y prueba todos los móviles no dejará que nadie que desee conocer la verdad sea engañado en cuanto al resultado final de la controversia. El decreto no será impuesto estando el pueblo a ciegas. Cada cual tendrá la luz necesaria para tomar una resolución consciente. {CS 591.1}

Sin embargo, la pregunta ahora es, ¿desea todo el mundo conocer la verdad? La indicación es, que habrá algunas personas que están tibias (Laodicea) o muertas (Sardis). Ellos no tendrán el deseo de ser iluminados, y por lo tanto ya se han decidido por el bando equivocado.

Pero los justos en general oirán acerca de la obligación del sábado y soportarán la prueba en el corto tiempo de angustia antes de las plagas. Todos ellos habrán aceptado el mensaje del tercer ángel. Por lo tanto, son también parte de la resurrección especial. No hay duda de ello.

Dios escogió la media noche para libertar a su pueblo. Mientras los malvados se burlaban en derredor de ellos, apareció de pronto el sol con toda su refulgencia y la luna se paró. Los impíos se asombraron de aquel espectáculo, al paso que los santos contemplaban con solemne júbilo aquella señal de su liberación. En rápida sucesión se produjeron señales y prodigios. Todo parecía haberse desquiciado. Cesaron de fluir los ríos. Aparecieron densas y tenebrosas nubes que entrechocaban unas con otras. Pero había un claro de persistente esplendor de donde salía la voz de Dios como el sonido de muchas aguas estremeciendo los cielos y la tierra. Sobrevino un tremendo terremoto. Abriéronse los sepulcros y los que habían muerto teniendo fe en el mensaje del tercer ángel y guardando el sábado se levantaron, glorificados, de sus polvorientos lechos para escuchar el pacto de paz que Dios iba a hacer con quienes habían observado su ley. {PE 285.1}

¿Tendrán que dejar Babilonia?

El problema que surge ahora es la pregunta, ¿cómo morirán los “justos” en el tiempo de las plagas? Ya hemos descartado que será de la mano de los enemigos de la verdad del sábado, porque en ese caso, todavía habría mártires después de que la puerta de la gracia se haya cerrada, a pesar de que su sangre sería derramada en vano, y esto no es posible.

Esto deja las siguientes opciones:

  1. Muerte por causas naturales, por ejemplo, debido a una enfermedad, vejez o accidente.
  2. Muerte debido a efectos secundarios de la persecución y las plagas, como hambre y enfermedad.
  3. Muerte por ¡las mismas plagas!

Observen el punto 3, en particular. Probablemente será la mayor causa de muerte de los “justos”, pero ¿cómo es posible que los “justos” sufran las plagas?

Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas. (Apocalipsis 18:4)

A los que han salido de Babilonia se les promete que no recibirán las plagas de Babilonia. Babilonia es definida por las creencias en la inmortalidad del alma y la santidad del domingo:

El vino de Babilonia consiste en la exaltación del falso día de reposo sobre el sábado que el Señor Jehová ha bendecido y santificado para uso del hombre, y también es la creencia en la inmortalidad del alma. Estas herejías emparentadas, y el rechazo de la verdad, convierten la iglesia en Babilonia. Reyes, comerciantes, dirigentes y maestros religiosos están todos en corrompida armonía. {2MS 77.2}

Ya hemos visto que los “justos” guardarán el sábado, y también podemos suponer que ya no van a creer o enseñar otras doctrinas babilónicas, de lo contrario difícilmente serían considerados “justos”.

¿Cómo entonces pueden morir por las plagas mandadas por Dios cuando lo contrario es prometido? Como siempre, nuestro problema se deriva de una lectura superficial del versículo bíblico. A este grupo, sólo se le prometió, que no recibirán las plagas de BABILONIA. Y no es, como muchos creen, que no recibirán plaga alguna.

De hecho, las últimas siete plagas son un antitipo de las 10 plagas de Egipto en la época de Moisés. Hubo plagas que sólo cayeron sobre los egipcios (las últimas siete), pero algunas de las plagas cayeron sobre ambos, los egipcios y los israelitas (las primeras tres).

Veamos en el libro de Apocalipsis para aprender cuáles de las siete últimas plagas pueden ser asignadas directamente a Babilonia y ser conectadas con sus falsas doctrinas en particular. Estas son las plagas que los “justos” no sufrirán, aun si viven y mueren durante el tiempo cuando estas caigan:

Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen. (Apocalipsis 16:2)

Esta plaga afecta sólo a los que han aceptado el domingo, y ni una sola persona justa estará en ese grupo. Esto también es reflejado en la quinta plaga:

El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras. (Apocalipsis 16:10-11)

Todas las otras plagas caen, desafortunadamente, sobre los justos que estén vivos, con la excepción de los 144.000, la iglesia de Filadelfia, que tiene una protección especial en la hora de la prueba:

Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. (Apocalipsis 3:10)

¿A qué grupo pertenecen?

Vamos a aprender más acerca de la declaración que es hecha en ese día especial en octubre de 2015, con la esperanza de que esto nos lleva más cerca a la solución:

El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. (Apocalipsis 22:11)

Hasta ahora, sólo habíamos discernido dos grupos: los impíos y los justos. Pero cuando leemos con más atención, vemos que el versículo en realidad habla de cuatro grupos: Tenemos los injustos e inmundos, y, por otro lado, los justos y los santos. Los injustos son lo opuesto de los justos, y los inmundos son lo opuesto a los santos.

Consideremos en primer lugar al grupo de los “santos”. La palabra griega para “santo” es “hagios” (G40), que significa “apartado para el servicio ceremonial”. Ellos son los que son “apartados” para el servicio ceremonial en el templo. Esto nos lleva directamente al versículo que describe el sello de los miembros de la iglesia de Filadelfia (los 144.000):

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. (Apocalipsis 3:12)

Elena de White también describe a los 144.000, con especial referencia al templo:

Cuando íbamos a entrar en el santo templo, Jesús alzó su melodiosa voz y dijo: “Únicamente los 144.000 entran en este lugar.” Y exclamamos: “¡Aleluya!” {PE 18.2}

SÓLO los 144.000 son apartados para el servicio “ceremonial” durante las plagas. Ellos son apartados para testificar sin un Intercesor durante todo el tiempo hasta la venida de Jesús. Todas las otras personas justas, tarde o temprano morirán durante las plagas, por lo tanto, es decisión de Dios ponerlos a descansar. Por esa razón, sus muertes son misericordiosas, ¡no importa cuáles sean sus causas!

Sólo los 144.000 están dispuestos a sacrificar sus vidas eternas en su testimonio para el Padre, y por lo tanto son los únicos que tendrán suficiente provisión del Espíritu Santo para todo el tiempo de las plagas, y finalmente escaparán de la muerte:

Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará. (Lucas 17:33)

Ellos son los verdaderos sacerdotes del pueblo de Dios y presiden sobre él. Son los maestros sabios de otros, porque han aceptado el mensaje del Cuarto Ángel de Orión en su totalidad:

Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. (Daniel 12:3)

Ahora queda claro cuál es el grupo opuesto al grupo “santo”—los inmundos. Ellos son los líderes del pueblo profeso de Dios que enseñaron doctrinas falsas, negaron el mensaje del Cuarto Ángel, y por lo tanto defraudaron al pueblo de su oportunidad de recibir la verdad. Ellos son impuros y por lo tanto excluidos para siempre de entrar en el templo (y al cielo). Tenían una gran responsabilidad como líderes y han demostrado ser indignos del sacerdocio.

Antes de llegar al grupo de los “justos”, debe verse claramente que con este versículo presentamos prueba bíblica inequívoca de que hay dos grupos de personas salvas que viven durante las plagas: los “justos” y los “santos”. Por lo tanto, todo el argumento en contra de nuestro movimiento usando la cita inicial de Elena de White ya ha sido invalidado, ya que tanto los 144.000, que saben muy bien el tiempo, así como los “justos”, que no conocen el tiempo, ambos estarán vivos en la tierra durante las plagas.

El versículo de la primera plaga en realidad deja muy claro quiénes son estos justos, que no recibirán la primera plaga:

Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra; y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y sobre los que adoraban su imagen. (Apocalipsis 16:2)

Por lo tanto, eso significa que son todos los que (además de los 144.000), no han recibido la marca de la bestia y que no han adorado su imagen. Este es el gran grupo de cristianos que cumplen todos los criterios que hemos identificado previamente. En contraste con los “santos”, los “justos” no fueron y no están designados como líderes, sino que son personas comunes.

El grupo opuesto a ellos son los injustos, y son identificados precisamente por comparación. Estos no dieron su servicio como líderes, y observaron el domingo como día santo. Eligieron el camino ancho de los soldados de la infantería de Satanás.

Uno podría interpretar los grupos como teniendo diferentes niveles de santificación, dependiendo de la cantidad de luz que hayan recibido y de su reacción a la luz.

  1. Los 144.000 “santos” habrán recibido el mensaje del Cuarto Ángel, y con gozo lo aceptaron y testifican con su vida eterna para el Padre.

  2. Los “justos” nunca recibieron completamente el mensaje del Cuarto Ángel, pero aun así testifican para el Padre al negarse a aceptar la marca. Así que ellos están en el nivel de la luz del tercer ángel, e incluso viven parte del periodo de las plagas.

  3. Los líderes “inmundos” de las iglesias apóstatas conocen el mensaje del Cuarto Ángel muy bien. Han estado luchando activamente en contra del mensaje desde el 2010. Muchos de ellos saben que es la verdad, pero no la admiten como tal. Todos ellos han cometido el pecado contra el Espíritu Santo y han llevado a muchos a perderse.

  4. Los “injustos” oyeron muy poco o nada del mensaje del Cuarto Ángel, porque sus líderes lo impidieron. Sin embargo, ellos conocerán el mensaje del tercer ángel, a través del testimonio de los mártires, pero habrán elegido estar de lado de Satanás y de la observancia del domingo y habrán recibido la marca de la bestia.

¿Cuándo van a ser resucitados?

Si queremos describir exactamente nuestro grupo especial de “justos”, entonces tenemos que echar un vistazo a la resurrección de los justos.

  • Los 144.000 estarán vivos hasta el final de las plagas y verán el retorno de Jesús sin gustar la muerte.

  • Los muertos de todas las generaciones que fueron encontrados justos en la investigación del juicio de los muertos serán resucitados en el último gran día.

  • Los que han muerto bajo el mensaje del tercer ángel, incluyendo los mártires de la repetición del quinto sello, serán resucitados siete días antes y junto a los 144.000 serán testigos de la venida de Jesús en las nubes.

  • Esta resurrección especial también incluye a los que traspasaron a Jesús, que morirán nuevamente en Su venida, porque nadie que es injusto puede ver a Dios.

Ahora surge la pregunta: ¿a qué grupo pertenecen los “justos”, que viven durante las plagas y mueren de forma natural antes de tomar parte en la resurrección?

Sólo queda una posibilidad: la que son parte de la resurrección especial, ya que salieron del juicio de los vivos y fueron fieles al sábado del mensaje del tercer ángel. En consecuencia, murieron “bajo el mensaje del tercer ángel” y también tienen el derecho de ver cumplida su gran esperanza en la aparición de la pequeña nube oscura en la venida de Jesús.

¿Quiénes realmente son estos “justos”?

Ya hemos identificado muchas características de este grupo de personas “justas” y todavía nos parece extraño o increíble que haya algunos justos en el tiempo de las plagas que tendrán que morir. Al menos lo parecerá extraño a los que han crecido como adventistas, siempre creyendo que los 144.000 serán los únicos en el gran tiempo de angustia. Podría parecer aún más extraño a los de otras religiones que creen en un rapto anterior a las plagas, porque ni siquiera creen que los 144.000 todavía estarán en la tierra cuando las plagas caigan. Pero eso es lo que dice la Biblia, y no va a ser de otra manera.

¿Por qué siempre habíamos pasado por alto a este grupo? Todavía debe haber algo erróneo o incompleto en nuestra forma de pensar.

Hasta ahora, nuestra línea de pensamiento ha sido:

  1. Los 144.000 son los maestros sabios que han recibido todo el mensaje del Cuarto Ángel. Ellos testifican con sus vidas eternas para el Padre y continúan con vida hasta que Jesús venga. Su sellamiento se completa poco antes del comienzo de la sexta trompeta del ciclo de las trompetas.

  2. Los 144.000 enseñan a los mártires, quienes testificarán con su vida física para el Padre. Su “sellamiento” a través de su muerte se completa poco antes del cierre de la puerta de la gracia para toda la humanidad.

Los mártires, por lo tanto, son los “hijos” espirituales de los 144.000. Hasta ese punto llegaba nuestro entendimiento hasta ahora. Para nosotros, sólo había 144.000 que eran “justos” durante las plagas.

Por medio de una simple consideración, podríamos haber discernido desde hace mucho tiempo que este pensamiento no puede ser cierto...

Vamos a considerar al último mártir y comparemos su destino con la cita de Elena de White mencionada anteriormente:

...Si la sangre de los fieles siervos de Cristo fuese entonces derramada, no sería ya, como la sangre de los mártires, semilla destinada a dar una cosecha para Dios. Su fidelidad no sería ya un testimonio para convencer a otros de la verdad, pues los corazones endurecidos han rechazado los llamamientos de la misericordia hasta que éstos ya no se dejan oír... {CS 616.4}

La fidelidad del último mártir ya no sería más un testimonio. No podría añadir otro miembro a los 144.000 ya que estarán completamente sellados todos antes de la sexta trompeta, ni podrá él convencer a otro mártir de la verdad, porque él ya era el último mártir en aceptar la verdad.

Piense en ese ejemplo del último mártir en su totalidad... Por definición, no sería un mártir porque la semilla de su sangre no podrá traer más fruto. Entonces su predecesor habría sido en realidad el último mártir. Sin embargo, él tampoco podría serlo por la misma razón, porque después de él ya no habría otro mártir. Si siguen este razonamiento hasta su fin, en realidad ya no habría mártires en absoluto.

¿No es esta una paradoja maravillosa? Pero, desafortunadamente, eso es lo que es. ¡Algo debe estar incorrecto aquí!

No importa cuán lejos llevemos esta paradoja, el último mártir en cada caso habría muerto en vano, pero eso no es cierto de acuerdo con la palabra de Dios.

¿Para quién entonces muere este último mártir - el representante de todos los mártires? Tiene que existir un grupo de personas para quienes su “fidelidad fuera un testimonio para convencer a otros de la verdad”. Hablamos precisamente de nuestro grupo de “justos” que habrán aceptado el testimonio de los mártires y estarán del lado de los observadores del sábado en la última gran batalla antes que la puerta de la gracia se cierre para la humanidad. Estos son los que serán salvos “así como por fuego”.

Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida [las plagas], si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. (1 Corintios 3:14-15)

¡Ahora ya tiene sentido! Los mártires tendrán hijos espirituales... los “justos” que serán contados entre el pueblo de Dios antes de que la puerta de la gracia se cierre, pero no van a morir como mártires como lo hicieron sus padres y “maestros” espirituales.

Ahora podemos estimar el tamaño de este grupo y entender que este grupo será muy grande. Habíamos creído que los únicos hijos espirituales de los 144.000 eran los mártires, y habíamos considerado que sería un grupo de millones de personas. Pero ¿cuánto más grande debe ser el grupo de los “justos” quienes serán los hijos espirituales de los millones de mártires, y nietos espirituales de los 144.000? Será realmente una multitud innumerable que sale del periodo de la gran tribulación de las plagas, y no sólo los 144.000:

Después de esto [después de que los 144.000 hayan sido sellados] miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. (Apocalipsis 7:9-14)

Ha sido muy difícil armonizar este versículo bíblico con “sólo los 144.000” porque creíamos que ellos eran los únicos que podrían haber salido de la gran tribulación. ¡Ahora ya tenemos un mejor entendimiento!

Los muchos “justos”, nunca o sólo parcialmente han oído el mensaje del Cuarto Ángel, y sin embargo formarán la mayoría de los salvos en estos últimos días. Por lo tanto, para ellos el tiempo nunca más volverá a ser una prueba, como lo predijo Elena de White. Pero será la prueba para pertenecer a los 144.000. Todo él que haya entrado en contacto con el mensaje del Cuarto Ángel y lo haya rechazado, no tiene ninguna afiliación con los 144.000, e incluso ¡habrá cometido el pecado imperdonable contra el Espíritu Santo!

Los mártires conocen los mensajes del primer, segundo y tercer ángeles, guardan el séptimo día sábado bíblico, y conocen la justificación por la fe en obediencia (ver tripletes de la LGS hasta 1888). No tienen conocimiento de los tripletes después de 1888 del mensaje del Cuarto Ángel. Ellos darán sus vidas físicas por amor y obediencia a Dios debido a su conocimiento de las doctrinas adventistas básicas. No conocen el mensaje de tiempo, ni conocen la alta vocación de los 144.000. Por lo tanto, ellos no podrán saber cuándo la puerta de la gracia se cerrará.

Sus hijos, los “justos”, tendrán como máximo el mismo nivel de conocimiento, pero incluso puede ser que no tengan el contexto del adventismo. Ciertamente, no sabrán el tiempo del fin de la gracia o la venida de Jesús. Durante los siete días de Noé, cuando los 144.000 ya estén cerrados dentro del arca, ellos no van a saber que la puerta de la gracia ya se cerró. Serán sorprendidos por las plagas junto con los impíos.

(A menudo nos han preguntado, si es necesario o posible enseñar el mensaje de salud a las personas en el poco tiempo que queda. Algunos han preguntado específicamente que si todos los justos deben dejar de comer carne. La respuesta es mirar a los tripletes de la LGS hasta 1888 incluyendo este también. ¿Hay mención del mensaje pro salud para los mártires? No. Los 144.000 por otra parte, deben respetar todos los consejos del Espíritu de Profecía (triplete 1915), que también incluye el mensaje pro salud, ya que son sacerdotes “santos”. Los “justos” de la gran multitud, probablemente ni siquiera entienden las doctrinas fundamentales adventistas, y mucho menos todas nuestras normas de salud. Tienen que pasar a través de la gran prueba de las leyes dominicales sin esta ayuda de Dios, que nos proporciona una mente clara y un corazón no carnal antes y parcialmente durante el tiempo de las plagas. Es muy recomendable que cada uno sea instruido al menos acerca de las reglas básicas, como una dieta vegetariana, si las circunstancias lo permiten.)

¡Ay de los pastores!

¿Qué pasará con el profeso pueblo de Dios, que tenía tanta luz, pero no quiso aceptarla, y mucho menos compartirla? ¿Y qué va a pasar con los pastores del pueblo de Dios, que no cuidaron de sus rebaños y ocultaron de ellos la luz del mensaje del Cuarto Ángel?

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. (Ezequiel 34:1-4)

¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice Jehová. Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán. Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA. (Jeremías 23:1-6)

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. (Mateo 9:36-38)

Desafortunadamente, los “pastores” en la iglesia adventista no hicieron su trabajo concienzudamente, como hemos reconocido con dolor. Su puerta de la gracia ya está cerrada. Dios los tendrá responsables y Él mismo salvará a las ovejas dispersas con compasión “por Su Espíritu”. Ellos saben que el Señor es su justicia y se aferran a Él.

Los líderes y maestros del adventismo, como Franz “Kósher”, el escritor del correo electrónico que condujo a este artículo, sufrirán el siguiente destino junto con sus familias:

Muchos de los impíos se enfurecieron grandemente al sufrir los efectos de las plagas. Ofrecían un espectáculo de terrible agonía. Los padres recriminaban amargamente a sus hijos y los hijos a sus padres, los hermanos a sus hermanas y las hermanas a sus hermanos. Por todas partes se oían llantos y gritos como éstos: “¡Tú me impediste recibir la verdad que me hubiera salvado de esta terrible hora!” La gente se volvía contra sus ministros con acerbo odio y los reconvenía diciendo: “Vosotros no nos advertisteis. Nos dijisteis que el mundo entero se iba a convertir, y clamasteis: ‘¡Paz, paz!’ para disipar nuestros temores. Nada nos enseñasteis acerca de esta hora, y a los que nos precavían contra ella los tildabais de fanáticos y malignos que querían arruinarnos.” Pero vi que los ministros no se libraron de la ira de Dios. Sus sufrimientos eran diez veces mayores que los de sus feligreses. {PE 281.2}

Esperemos que los líderes de las otras iglesias, donde todavía hay parte del pueblo de Dios, sean más inteligentes y, junto con sus iglesias, dejen a Babilonia (iglesias que guardan el domingo) y lleven el estandarte de Emmanuel.

Vi que Dios tenía hijos que no reconocen ni guardan el sábado. No han rechazado la luz referente a él. Y al empezar el [corto] tiempo de angustia [poco antes del cierre de la gracia], fuimos henchidos del Espíritu Santo, cuando salimos a proclamar más plenamente el sábado. Esto enfureció las otras iglesias y a los adventistas nominales, pues no podían refutar la verdad sabática, y entonces todos los escogidos de Dios, comprendiendo claramente que poseíamos la verdad, salieron y sufrieron la persecución con nosotros. {PE 33.2}

Dos ejércitos

En el tiempo de las plagas, estos “pastores” impuros y el gran grupo del ejército de los injustos, estarán opuestos a los dos ejércitos de Dios, que han lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero y contra quiénes sus armas son inútiles: los 144.000 y la gran multitud de los justos.

Por más que un decreto general haya fijado el tiempo en que los observadores de los mandamientos puedan ser muertos, sus enemigos, en algunos casos, se anticiparán al decreto y tratarán de quitarles la vida antes del tiempo fijado. Pero nadie puede atravesar el cordón de los poderosos guardianes colocados en torno de cada fiel. Algunos son atacados al huir de las ciudades y villas. Pero las espadas levantadas contra ellos se quiebran y caen como si fueran de paja. Otros son defendidos por ángeles en forma de guerreros. {CS 614.2}

El rey Salomón, a quien se le permitió construir el templo de Dios, cantó acerca de estos dos ejércitos en su declaración del amor de Dios por Su pueblo:

Al huerto de los nogales descendí a ver los frutos del valle, y para ver si brotaban las vides, si florecían los granados. Antes que lo supiera, mi alma me puso entre los carros de Aminadab. Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; vuélvete, vuélvete, y te miraremos. ¿Qué veréis en la sulamita? Algo como la reunión de dos campamentos [ejércitos]. (Cantares 6:11-13)

Es maravilloso saber, que en el tiempo cuando se hace el fuerte clamor a las “ovejas en otros rediles”, el Señor no buscará en vano fruto en Sus vides.

Una cosa es cierta: el Señor ama y cuida de todas Sus ovejas. Él es justo y no deja desamparados a los que permanecerán libres de culpa durante la última gran prueba de las leyes dominicales. Es grandioso darnos cuenta de que hay otra multitud que hasta ahora habíamos pasado por alto, con quienes vamos a estar codo con codo en la gran tribulación.

¡Gracias a Dios, porque una vez más Él ha transformado algo aparentemente malo para nuestro bien!

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:28-31)

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