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[Nota de enero de 2013: En este artículo, se supuso inicialmente que los 1335 días llegarían hasta el día de la segunda venida de Jesús. Sin embargo, nos confundimos por un año (el año de las plagas). Los 1335 días efectivamente llegan al día en que Jesús salga del Lugar Santísimo al final del Juicio de los Vivos. El texto ha sido corregido para no confundir a los nuevos lectores.]

Introducción

Querido lector, hemos decidido publicar esta serie de artículos como una Advertencia Final antes del terrible desencadenamiento de los poderes de Satanás en este mundo. Aunque ninguno de nosotros es un profeta, y somos susceptibles a cometer errores en nuestros estudios, podemos decir con certeza que el Espíritu Santo ha estado guiando el ministerio ÚltimoConteo y estos estudios. Estos artículos están destinados a resumir el asunto en cuestión, proporcionando prueba adecuada, pero no demasiada para no cansar al lector y disminuir el efecto de esta advertencia. Con esto, comencemos.

El fundamento

Como base de este estudio hay dos presentaciones disponibles en www.ultimoconteo.org. Estos estudios se titulan El Reloj de Dios en Orión y El Buque del Tiempo. Estos estudios forman el fundamento para esta serie de artículos de modo que definen la fecha exacta del fin del juicio investigador en el Día de la Expiación en el Gran Sábado, el 24 de octubre de 2015. Además, ustedes deben saber que Dios mismo está en juicio en el Conflicto de los Siglos entre el bien y el mal, y que es el sentido de nuestra redención y nuestra alta vocación testificar para Él, al igual que Job, sin importar qué dificultades el enemigo pone en nuestro camino.

Los 1335 días

Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. (Daniel 12:12)

Este versículo contiene dos palabras claves relacionadas con los 1335 días. En primer lugar, es un tiempo de “espera”. En segundo lugar, la palabra “llegue” podría ser mejor traducida como “toque”, que nos recuerda a la forma hebrea de contar inclusivo. Los 1335 días, entonces, deben ser un período de espera inclusivo de 1335 días. Para encontrar el inicio del período, todo lo que uno necesita hacer es restar 1335 días de la fecha del fin del juicio. Esto nos lleva al 27 de febrero de 2012.

Para ser más precisos según el cómputo hebreo de los días, el primero de los 1335 días comienza al ponerse el sol en el domingo, 26 de febrero de 2012, y el último de los 1335 días termina al ponerse el sol en el viernes, 23 de octubre de 2015. El último día no incluye el mismo día del fin del juicio ya que los 1335 días son un período de “espera” y ya no hay que esperar cuando la sentencia final ha sido dada.

¿Qué pasó el 27 de febrero de 2012?

Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete aún, y verás abominaciones mayores. (Ezequiel 8:6)

Ezequiel, en este capítulo es testigo de la apostasía en la Iglesia. Es tan horrible que Dios tiene que salir de ella.

Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia; y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré. (Ezequiel 8:18)

En estos versículos, Dios está dispuesto a dejar la Iglesia a su destrucción como lo hizo con Jerusalén en el año 70 DC. El capítulo 9 describe esta partida en más detalle:

Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano,  (Ezequiel 9:3)

En el versículo de arriba, vemos que Dios Padre deja Su trono en el Lugar Santísimo, y sale al umbral. De ahí, Él ordena que los justos sean marcados antes de la destrucción.

En el libro La Gloria de Dios [The Glory of God] de Christopher W. Morgan y Robert A. Peterson se lee:

La partida de la Gloria de Dios (Ezequiel 8-11). Como Jeremías (en el capítulo 7) afirma, el pueblo era presuntuoso en su relación con Dios, porque ellos pensaban que él nunca permitiría que Su templo fuera destruido. En sus mentes, Dios vivía en Jerusalén, por lo que no podían imaginar que la ciudad cayera. Por lo tanto, ellos pensaban que podían vivir con impunidad pecando y adorando a otros dioses. Jeremías les recordó de lo que Salomón había declarado en su servicio de dedicación del templo (1 Reyes 8:27), que Dios en realidad no vive en su templo. Jeremías también les recordó de los tiempos anteriores, cuando Dios en Su juicio había destruido el lugar donde ellos creyeron que Él habitaría en la tierra (por ejemplo, Jeremías 7:12, donde se cita la destrucción del tabernáculo de Silo, en el tiempo de Elí).

Ezequiel trata esta presunción a través de una visión profética que describe la salida de la “gloria del SEÑOR” del templo. Este abandono divino del templo se convierte así en la preparación para su destrucción por los babilonios, los que fueron guiados por nadie menos que por el mismo SEÑOR. La extraordinaria visión de Ezequiel 8-11 cuenta de la partida de Dios del templo. (Nota al pie: Que estos capítulos son una visión unificada se desprende del hecho de que Ez. 8:1-3 relata que Ezequiel fue llevado en visión a Jerusalén, y 11:24-25 describe su regreso por el Espíritu a Babilonia.)

La visión comienza en el capítulo 8, cuando una “figura que parecía de hombre [JESÚS]" (v. 2) se acercó y agarró a Ezequiel y lo llevó a Jerusalén y, concretamente, “a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte” (v. 3). Aquí entró a la presencia de la “gloria de Dios”, que él conecta con lo que vio antes en el Valle de Quebar (cap. 1).

Entonces Dios se lo llevó en un recorrido por el templo. Visitó cuatro partes del templo y fue testigo de los horribles tejemanejes de allí. En primer lugar, en la entrada, al norte de la puerta del altar estaba una “imagen del celo”. La identificación exacta de esta imagen no se especifica (tal vez es Asera), pero los celos que provoca son los de Dios. Después de todo, el templo se debe dedicar por completo a la adoración del Señor, sin embargo, aquí estaba un ídolo. El efecto de esto y de las abominaciones siguientes fue “para alejarme [Dios] de mi santuario” (v. 6). Después de esto, Dios llevó a Ezequiel a la “entrada del atrio” (v. 7). Aquí había un agujero que lo llevó a una cueva donde había viles grabados de animales impuros e ídolos. Setenta ancianos de Israel estaban ofreciendo incienso a estas abominaciones (v. 11). Yahveh llevó a Ezequiel a un tercer lugar, “la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte” (v. 14). Aquí se encontraron con mujeres que lloraban por Tamuz, una antigua deidad mesopotámica. Por último, se dirigieron a la “entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar” (v. 16). Aquí se encontraron con veinticinco hombres que estaban adorando al sol. Por estas razones, Yahveh le dijo a Ezequiel que juzgaría la ciudad. Antes del juicio, sin embargo, viene el abandono divino. En los siguientes tres capítulos se narra la retirada de Yahveh de la ciudad.

En los capítulos 9 al 11, leemos acerca de la respuesta de Dios al comportamiento sacrílego de Judá [de la Iglesia Adventista del Séptimo Día]. Él castigará severamente a la ciudad de Jerusalén. Pero antes de que el juicio venga, Dios mismo abandonará Su templo. En estos capítulos, la gloria de Dios es tratada de una forma antropomórfica de modo que la gloria se levanta y camina. Esta manera de hablar de la gloria de Dios da al mensaje de Ezequiel una fuerte medida de intensidad y concreción.

El movimiento comienza en el versículo 9:3, donde leemos que “la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa.” El querubín es una referencia al hecho de que dos figuras de querubines fueron colocadas por encima del arca del pacto con las cabezas inclinadas a fin de no ser consumidas por la gloria de Dios por encima de ellas. Por lo tanto, nos enteramos de que Dios se había levantado de Su trono y se trasladó al umbral del templo. En este momento, Él también comisionó la devastación de la ciudad.

El capítulo 10 consta que el carro impulsado por querubines que Ezequiel vio en el capítulo 1 está a la espera de Dios en el lado sur de la casa. A medida que la gloria de Dios se mueve a salir al patio del templo, el templo y el patio se llenan con la nube que representa Su gloriosa presencia. Al final de este capítulo, la gloria de Dios se ha montado en el carro: “la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines” (v. 18). Al final de la visión, la gloria de Dios montada en el carro fue vista por última vez cerniéndose sobre “el monte que está al oriente de la ciudad” (Nota al pie: Es de suponer que este es el Monte de los Olivos) (11:23). Dios se dirige al este hacia la tierra de Babilonia. El templo está ahora abandonado, listo para su destrucción. [traducido]

La partida del Padre del Lugar Santísimo es una reflexión de lo que pasó cerca del comienzo del movimiento adventista, cuando un acontecimiento especial tuvo lugar el 22 de octubre de 1844. Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, entró en el Lugar Santísimo en el Santuario Celestial para purificarlo de los registros de nuestros pecados.

Elena G. de White vio esta entrada en dos fases en su visión “El fin de los 2300 días”. Nunca se ha estudiado suficientemente por qué ella vio al Padre entrar en el Lugar Santísimo primero, y luego nuestro Señor Jesucristo, algún tiempo después.

El fin de los 2300 días

Vi un trono, y sobre él se sentaban el Padre y el Hijo. Me fijé en el rostro de Jesús y admiré su hermosa persona. No pude contemplar la persona del Padre, pues le cubría una nube de gloriosa luz. Pregunté a Jesús si su Padre tenía forma como él. Dijo que la tenía, pero que yo no podría contemplarla, porque, dijo: “Si llegases a contemplar la gloria de su persona, dejarías de existir.” Delante, del trono vi al pueblo adventista -la iglesia y el mundo. Vi dos compañías, la una postrada ante el trono, profundamente interesada mientras que la otra no manifestaba interés y permanecía de pie, indiferente. Los que estaban postrados delante del trono elevaban sus oraciones a Dios y miraban a Jesús; miraba él entonces a su Padre, y parecía interceder para con él. Una luz se transmitía del Padre al Hijo y de éste a la compañía que oraba. Entonces vi que una luz excesivamente brillante [el Clamor de Medianoche] procedía del Padre hacia el Hijo, y desde el Hijo ondeaba sobre el pueblo que estaba delante del trono. Pero pocos recibían esta gran luz. Muchos salían de debajo de ella y la resistían inmediatamente; otros eran descuidados y no apreciaban la luz, y ésta se alejaba de ellos. Algunos la apreciaban, y se acercaban para postrarse con la pequeña compañía que oraba. Esta recibía la luz y se regocijaba en ella, y sus rostros brillaban con su gloria. {PE 54, 55}

Vi al Padre levantarse del trono, y en un carro de llamas entró en el lugar santísimo, al interior del velo, y se sentó. Entonces Jesús se levantó del trono, y la mayoría de los que estaban prosternados se levantó con él. No vi un solo rayo de luz pasar de Jesús a la multitud indiferente después que él se levantó, y esa multitud fue dejada en perfectas tinieblas. Los que se levantaron cuando se levantó Jesús, tenían los ojos fijos en él mientras se alejaba del trono y los conducía un trecho. [Esto marca un período de tiempo especial en 1844 sobre el cual escribiremos más tarde.] Alzó entonces su brazo derecho, y oímos su hermosa voz decir: “Aguardad aquí; voy a mi Padre para recibir el reino; mantened vuestras vestiduras inmaculadas, y dentro de poco volveré de las bodas y os recibiré a mí mismo.” Después de eso, un carro de nubes, cuyas ruedas eran como llamas de fuego, llegó rodeado de ángeles, adonde estaba Jesús. El entró en el carro y fue llevado al lugar santísimo, donde el Padre estaba sentado. [La entrada de Jesús en el Lugar Santísimo el 22 de octubre de 1844.] Allí contemplé a Jesús, el gran Sumo sacerdote, de pie delante del Padre. En la orla de su vestidura había una campana y una granada; luego otra campana y otra granada. Los que se levantaron con Jesús elevaban su fe hacia él en el lugar santísimo, y rogaban: “Padre mío, danos tu Espíritu.” Entonces Jesús soplaba sobre ellos el Espíritu Santo. En ese aliento había luz, poder y mucho amor, gozo y paz. [La verdad del sábado dada en 1846] {PE 55}

Me di vuelta para mirar la compañía que seguía postrada delante del trono y no sabía que Jesús la había dejado. Satanás parecía estar al lado del trono, procurando llevar adelante la obra de Dios. Vi a la compañía alzar las miradas hacia el trono, y orar: “Padre, danos tu Espíritu.” Satanás soplaba entonces sobre ella una influencia impía; en ella había luz y mucho poder, pero nada de dulce amor, gozo ni paz. El objeto de Satanás era mantenerla engañada, arrastrarla hacia atrás y seducir a los hijos de Dios. {PE 55, 56}

De manera similar a cómo el Padre y el Hijo entraron en el Lugar Santísimo en dos fases al comienzo del movimiento, ya que nos acercamos al final del movimiento Adventista el Padre PRIMERO se levantó de Su trono del juicio en el 27 de febrero de 2012, para tomar Su lugar en el banco del acusado y en Su lugar Jesús sigue para servir como el Gran Juez e Intercesor. Esta es una nueva fase importante del Juicio, en la cual el Padre Se prepara para estar Él mismo en juicio, y los 144.000 y los mártires son llamados para testificar en Su defensa.

Los 40 días

Me introdujo luego en el templo... Y midió su longitud, de cuarenta codos, y la anchura de veinte codos. (Ezequiel 41:1-2)

La longitud del Lugar Santo que el Padre tuvo que recorrer para llegar al umbral del atrio era de 40 codos. Si cada codo es un paso, y cada paso es un día, entonces el tiempo que el Padre necesita para llegar a Su posición en el umbral sería de 40 días. Al mismo tiempo, los testigos deben entrar en el templo (en sentido figurativo) y recorrer esa misma distancia para llegar al estrado de los testigos en el Lugar Santísimo delante del nuevo Gran Juez, Jesucristo. Los cuarenta días comenzaron a principios de los 1335 días, con el 40º día a partir de la puesta del sol en el jueves, 5 de abril de 2012 que termina al ponerse el sol en el viernes, 6 de abril de 2012. En este día, los líderes de los 144.000 PASARON por el umbral del Lugar Santo al Lugar Santísimo, y el Padre PASÓ del Lugar Santo al Atrio. El día final de esos 40 días fue el día correcto para la Santa Cena según el calendario de Dios que habíamos estudiado en la Serie de las Sombras, y el mismo día antitípico en el cual Jesucristo fue crucificado en el año 31 DC. Es sólo por medio de Su sangre en los dinteles de nuestro corazón que podemos entrar en el Santísimo (en sentido figurativo) y sobrevivir el ángel de la muerte que vendrá sobre la Iglesia.

Si no participaste en la Santa Cena el 5 de abril, por favor, prepara tu corazón para observarla como se explicará en la tercera parte de esta serie. Sólo aquellos que participen dignamente serán protegidos.

Los panes de proposición y el candelero

Si el Padre está abandonando el templo a través de Su recorrido por el Lugar Santo y nosotros estamos entrando de la misma manera, hay un momento muy especial en ese plazo de 40 días: el mismo día en que nos encontramos con el Padre en el centro del Lugar Santo. Esto sucedió el sábado, 17 de marzo de 2012. John incluso recibió un sueño vívido en la mañana de ese día que trajo a nuestra memoria con claridad lo que pensábamos que pasaría en ese día.

Analicemos esto más detalladamente.

Sin duda existen varias interpretaciones de los servicios y el mobiliario del santuario. Una de las aplicaciones más importantes es que los muebles del santuario muestran el progreso de la vida cristiana:  

Y los servicios muestran las diferentes etapas en el ministerio de Jesús:

Se puede colocar una sombra en forma de cruz sobre los muebles del santuario:

Otra explicación del mismo simbolismo:

El 17 de marzo de 2012, nosotros, los que no nos habíamos dado por vencidos en la pequeña decepción del 27 de febrero, llegamos en sentido figurativo a ese punto en el Lugar Santo, donde nos encontramos con el Padre. Era el punto de la cruz, donde se conecta la viga horizontal con la viga vertical. Una vez más el simbolismo apunta a la crucifixión de Cristo.

La pregunta es: ¿Qué teníamos que esperar en ese día? ¿Fue algo especial que iba a suceder cuando nos encontrábamos simbólicamente cara a cara con Dios el Padre? Vamos a empezar a entender lo que podía haber sucedido ese día mediante la aplicación del progreso del camino cristiano al progreso de uno de los que habíamos entrado por la fe en el Lugar Santo al principio de los 1335 días.

Volvamos al año 2010.

Desde el 2010, el mensaje de Orión ha sido dado como una última advertencia a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Todos los adventistas que aceptaron el mensaje querían saber más sobre los estudios más profundos que acompañan a este mensaje de Dios. Al aceptar el mensaje de Orión, entraron figurativamente en el atrio del templo y pasaron por la puerta llamada “el camino”. Lo único que tenían que aceptar era la creencia de que podemos ver a Jesús en Orión. Nosotros los pocos remanentes adventistas del séptimo día comenzamos a reunirnos en un lugar especial en Internet, pidiéndole a John que nos diera admisión al foro de estudio privado, que él había fundado, y allí estudiamos juntos por muchos meses.

En el foro, que también llamamos el “restaurante” o “la sala de espera”, se nos sirvió una gran cantidad de alimento espiritual en forma de estudios y tuvimos que sacrificar una gran cantidad de tiempo en el altar del atrio para entender lo que la voz de Dios quería decirnos. Y tuvimos que aprender de los estudios como un cristiano en el comienzo de su vida espiritual tiene que aprender de las enseñanzas que han sido dadas por Jesús en la Biblia.

Un último estudio muy especial dado por el Espíritu Santo mostró las consecuencias para el universo y para Dios mismo, si la misión de los 144.000 y los mártires fallara. Sólo nosotros que entendíamos nuestro papel en los acontecimientos de los últimos tiempos y nuestra responsabilidad de seguir a Jesús nuestro Precursor en todo, dimos nuestros votos solemnes para dar testimonio para el Padre antes del 27 de febrero 2012 en el foro. Este fue el bautismo simbólico necesario para pasar la puerta del Lugar Santo que se llama “la verdad”. Este fue el momento en que pasamos por la fuente de bronce que simboliza el bautismo (los votos bautismales) en la vida cristiana. En nuestro camino, ella representó a nuestros solemnes votos de dar testimonio para Dios el Padre con la comprensión completa de las consecuencias en caso de fallar.

La puerta misma era una primera prueba de nuestra fidelidad a nuestros votos. Sólo nosotros, los que nos quedamos en el “restaurante”, los que realmente entendimos las tres partes del Mensaje del Cuarto Ángel que habíamos aprendido antes, pasamos la prueba de la pequeña decepción del 27 de febrero y entramos en el Lugar Santo para comenzar nuestra caminata de los 40 días hacia el Lugar Santísimo. Sólo nosotros, los que vimos con nuestros ojos espirituales al Padre saliendo del Lugar Santísimo el 27 de febrero pasamos la prueba de la pequeña decepción. Los otros fallaron y salieron del santuario.

Jesús fue tentado tres veces en el desierto en Sus cuarenta días. De la misma manera, habíamos sido tentados en el mismo día en que entrábamos en el Lugar Santo. Tuvimos que demostrar que nuestra fe es más fuerte que la decepción.

El 17 de marzo de 2012, nosotros los remanentes miembros del foro habíamos entrado por 20 pasos (días) en el Lugar Santo viniendo del umbral del atrio. El Padre había salido del Lugar Santísimo 20 pasos (días) hacia nosotros, y llegamos a la ubicación en la que el Padre estaba. A la derecha de nosotros estaba la mesa de los panes de proposición y a la izquierda estaba el Padre y el candelero.

Veamos primero la mesa de los panes de proposición:

La interpretación original es que los 12 panes simbolizan las 12 tribus de Israel como el cuerpo de Cristo. La alimentación por la Palabra de Dios para las tribus fue simbolizada por el pan que Jesús partió en la Santa Cena. Pero ustedes saben que los 144.000 se componen de 12 “líderes de las tribus” y de cada tribu serán sellados 12.000 miembros:

Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.
De la tribu de Judá, doce mil sellados.
De la tribu de Rubén, doce mil sellados.
De la tribu de Gad, doce mil sellados.
De la tribu de Aser, doce mil sellados.
De la tribu de Neftalí, doce mil sellados.
De la tribu de Manasés, doce mil sellados.
De la tribu de Simeón, doce mil sellados.
De la tribu de Leví, doce mil sellados.
De la tribu de Isacar, doce mil sellados.
De la tribu de Zabulón, doce mil sellados.
De la tribu de José, doce mil sellados.
De la tribu de Benjamín, doce mil sellados. (Apoc. 7:4-8)

Los 12 panes se habían preparado para este día tan especial del 17 de marzo de 2012, cuando nosotros pasamos por la mesa de los panes de proposición para que cada uno de nosotros pueda llevar un pan con él para alimentar como profesores a los 12.000 miembros de su propia tribu. El tipo para este día había sido David con sus hombres que se alimentaban de este pan, y más tarde David se convirtió el rey de Israel:

Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? (Mateo 12:3-4)

Dios está limpiando para Sí un pueblo de sacerdotes y reyes, y los que llegaron a la mesa de los panes de proposición estaban listos para tomar el pan en ese mismo día. Pero hay dos pilas de 6 panes cada una, y esto tiene un significado muy especial que vamos a revelar en un artículo posterior de esta serie de la última advertencia.

Ahora tenemos que investigar el candelero con los siete brazos:

En el libro de Apocalipsis encontramos:

El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias. (Apocalipsis 1:20)

Elena G. de White nos dijo que las siete estrellas son los LÍDERES de las siete iglesias. Sabemos el significado más profundo que las estrellas también representan la constelación de Orión y la doctrina que los futuros líderes tienen.

Sólo hay dos iglesias sin reproche: Filadelfia y Esmirna. La última Filadelfia espiritual es la iglesia de los 144.000 que no verán la muerte y Esmirna es la iglesia de los mártires que todavía tienen que morir en el quinto sello.

Dios Padre se apartó de la Iglesia Adventista mundana apóstata el 27 de febrero, ya que no se arrepintió de sus pecados que habían sido escritos en Orión. Él comenzó a abandonar Su templo. ¡Esta Iglesia iba a perder su estado de ser la portadora de luz para el mundo al igual como el antiguo Israel perdió su estatus en el año 34 DC!

Pero ¿cuándo TRANSFERIRÁ Dios Padre la luz a la nueva iglesia espiritual de Filadelfia y sus líderes?

Jesús estaba advirtiendo a nuestros pioneros de la iglesia de Éfeso que esto un día podría acontecer si ellos perdiesen su primer amor y si se apartasen de Él en el Gran Día del Juicio Investigador:

Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. (Apocalipsis 2:4-5)

Y, ¿a quién se le dará el candelero?

“Yo conozco tus obras, y tu trabajo y tu paciencia, y que tú no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no son, y los has hallado mentirosos.” Esta labor de la purificación de la iglesia es una obra dolorosa, pero no debe descuidarse, si la iglesia quiere recibir la encomienda de Dios. Sin embargo, arrepiéntete, porque has dejado tu primer amor. Aquí claramente se presenta ante nosotros nuestra obra como miembros de la iglesia de Cristo. Si somos infieles, vamos a perder la corona de la vida y otro la tomará, en el abandono de los infieles los lugares son ocupados por los fieles. Si rehusamos dejar que nuestra luz brille para el Maestro, si no hacemos las obras de Dios, otros harán ese trabajo que nosotros deberíamos haber hecho y que podríamos haber hecho, pero nos negamos a hacerlo. Cuando dejamos de cumplir nuestra misión, cuando el candelero se niega a reflejar la luz, y las grandes verdades que fueron cometidas a nosotros de forma individual en fideicomiso para el mundo, no se les da a ellos, entonces el candelero será removido. “Vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar”. Otro se colocará en su lugar y brillará. Que la oración ascienda ahora sin demora a Aquél que anda en medio de los candeleros de oro. ¡No quites tu Espíritu Santo de nosotros! “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.... Crea en mí un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti.” {RH, 7 de junio de 1887, párr. 17} [traducido]

De la descripción de la iglesia de Laodicea, es evidente que muchos fueron engañados en su estimación de su condición espiritual. Ellos se consideraban ricos, como poseedores de todo el conocimiento y la gracia que se necesitaba, pero aún les faltaba el oro de la fe y el amor, el vestido blanco de la justicia de Cristo. Ellos estaban destituidos y pobres, caminando por las chispas de su propio fuego, preparándose para tumbarse en tristeza. Jesús les dice, “tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras [cuando el resplandor del amor de Dios era sobre ti], o si no, vendré a ti pronto, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.” Esta advertencia no se daría si no existiera el peligro de incumplimiento por parte de aquellos que profesan ser hijos de Dios. {RH, 20 de diciembre de 1892, párr. 2} [traducido]

El candelero fue quitado de Laodicea (de la Iglesia Adventista del Séptimo Día organizada) el 27 de febrero de 2012 y después de 3500 años quedó sólo este candelero especial para la iglesia remanente de Dios. El día en que sus líderes designados lo pasaban era el 17 de marzo de 2012.

Y el Padre estaba allí en el mismo tiempo y lugar para dar este candelero muy especial a Sus testigos que habían declarado anteriormente sus votos a Él. ¡El Padre personalmente admitió a Sus testigos!

El candelero está lleno de “aceite” del Espíritu Santo, y antes de que se nos permita avanzar al Lugar Santísimo para dar testimonio para el Padre, necesitábamos esta unción especial que era una bendición especial, que los futuros líderes de los 144.000 recibieron ese día.

Más tarde, en el Fuerte Pregón, cada uno de los 144.000 seguirá este mismo camino, cuando vayamos a enseñarles lo que sucedió en esos días solemnes. Cuando lleguen a entender lo que pasó en el Santuario Celestial, recibirán también sus bendiciones de esta luz, que es necesaria para convertirse en uno de los miembros de la tribu que serán sellados para formar parte de la iglesia remanente de Dios, el antitipo de Filadelfia.

Conclusión

¡Recuerda que no somos profetas! Sin embargo, el Espíritu Santo nos ha conducido, así como el movimiento millerita fue dirigido por Dios a pesar de que no tenía conocimiento completo en el tiempo del Gran Chasco. Dios nos lleva un paso a la vez. Pensamos que acontecería un evento visible que cambiaría todo el mundo y que ocurriría a principios de los 1335 días, y tratamos de preparar y advertir en consecuencia. Tomamos el camino seguro. Cuando nada visible sucedió, nos sentimos aliviados, pero también decepcionados porque esperábamos una confirmación poderosa de la Segunda Venida.

Una vez más, como había sucedido en el tiempo del movimiento millerita, esperábamos un evento visible en el mundo, en vez de mirar al Santuario Celestial entendiendo que los eventos correspondientes tenían que acontecer antes que el juicio de los vivos pudiera comenzar. El Gran Juez, Jesucristo, preside el juicio de los vivos, como Dios Padre presidió el juicio de los muertos. El cambio de papeles tuvo que tener lugar antes, y esto fue marcado por el inicio de los 1335 días y los 40 días cuando traspasamos [inglés: Passover = PASCUA] Dios el Padre y nosotros tomamos nuestras posiciones correctas para el juicio final de los vivos.

Hemos continuado estudiando con fe, y esta última advertencia es el resultado de la clara comprensión que el Espíritu Santo nos ha dado. Esperamos que el mismo Espíritu les haya hablado mientras leyeron este primer artículo, y que van a tomar el resto de esta advertencia en tres partes en serio alistando sus corazones y preparándose para una Santa Cena muy especial para comenzar su propio viaje al Lugar Santísimo para testificar más tarde en el estrado de los testigos.

Presten atención a esta advertencia si quieren ser parte de los 144.000 que son descritos a continuación:

Estos son los que no se contaminaron con mujeres [ni siquiera con la parte apostata de la Iglesia Adventista del Séptimo Día], pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va [aún al Lugar Santísimo del Santuario Celestial donde Jesús es ahora el Gran Juez]. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; (Apocalipsis 14:4)

Imagen 1: El comienzo de los 1335 y de los 40 días

Los 1335 y los 40 días

Imagen 2: El fin de los 40 días

El fin de los 40 días

Imagen 3: El fin de los 1335 días

El fin de los 1335 días

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