El Último Conteo

Primera publicación el viernes, 7 de noviembre de 2014, 21:53 en inglés en www.lastcountdown.org

No hay fecha que diga “cumpleaños” de una manera más clara para un adventista que el 22 de octubre de 1844. Sin embargo, ese día terminó en una terrible decepción en vez de alegría. Pero hubo consuelo cuando los cielos se abrieron a la visión de Hiram Edson mientras caminaba a través del campo de maíz en la mañana siguiente. Pronto entendieron que el gran Día anti-típico de la Expiación, también conocido como el juicio investigador, había comenzado. Actuando como el sumo sacerdote en el cielo, Jesús purificaría el santuario celestial de los pecados. Por implicación, Él limpiaría también los corazones de los hombres y mujeres, no sea que sus pecados—subiendo al cielo a través de la oración—contaminen continuamente el templo celestial y causen que sea imposible para Él terminar la purificación.

La mayoría de los adventistas no eran observadores del sábado en ese tiempo, pero el movimiento de la observancia del sábado empezaba a comenzar:

A fin de estudiar cómo principió entre los primeros adventistas la observancia del sábado, lleguémonos a una pequeña iglesia situada en la localidad de Wáshington, en el centro del estado de New Hampshire, entre el de Nueva York por un lado y el de Maine por el otro. Allí los miembros de una agrupación cristiana independiente oyeron, en 1843, el mensaje del advenimiento, y lo aceptaron. Era un grupo fervoroso, y a su seno llegó una hermana bautista del séptimo día, Raquel Oaks (más tarde Sra. de Preston), quien les dio folletos que recalcaban la vigencia del cuarto mandamiento. Algunos miembros en 1844 comprendieron esa verdad bíblica, y uno de ellos, Guillermo Farnsworth, se levantó en un culto de la mañana del domingo y declaró que él se ha decidido guardar el sábado de Dios del Cuarto Mandamiento. En esto le acompañaron otras doce personas, que fueron los primeros adventistas del séptimo día. {PE xix.3} [Traducción mejorada]

A pesar de que hubo algunos adventistas que observaban el sábado ya en 1844, había un problema. El Espíritu de Profecía había sido dado a Elena Harmon independientemente de los que guardaban el sábado. Así, dos movimientos estaban en marcha después de la Gran Decepción: los que habían descubierto la luz del sábado a través del estudio de la Biblia, y los que habían acogido con satisfacción el Espíritu de Profecía como se manifestaba en Elena Harmon (pronto a ser Elena de White). Esos dos movimientos necesitaban unirse para dar el Mensaje unido de los Tres Ángeles de Apocalipsis 14:6-11 al mundo.

El ciclo del reloj comienza

Caballos en la rueda de relojEl “caballo blanco”, la estrella Saiph, que marca el comienzo y el final de un ciclo completo del reloj de Orión, simboliza el evangelio puro que sale para conquistar. En la presentación de Orión, se interpreta que apunta al año 1846—y no al año de 1844. Eso se debe a que la verdad del sábado no había sido aceptada por los líderes del movimiento hasta 1846, y por lo tanto el evangelio no había sido completamente restaurado a su pureza hasta ese momento. El caballo blanco comenzó a cabalgar cuando Jaime y Elena White aceptaron la verdad del sábado y comenzaron a enseñarla:

Federico Wheeler, el pastor de esa iglesia, tomó la misma decisión y fué el primer pastor adventista que guardara el sábado. Otro pastor de New Hampshire, T.M.Preble, aceptó también la verdad del sábado, y en febrero de 1845 publicó un artículo acerca de esa verdad en un periódico adventista, The Hope of Israel (La esperanza de Israel). {PE xix.3}

José Bates, eminente pastor adventista que residía en Fairhaven, estado de Massachusetts, leyó el artículo de Preble y aceptó la vigencia del sábado. Poco después presentó el asunto en un folleto de 64 páginas, que salió de prensas en agosto de 1846. Un ejemplar llegó a las manos de Jaime White y su esposa Elena, poco después de su casamiento, celebrado a fines de agosto de 1846. Ellos también fueron convencidos por las pruebas bíblicas, y la señora escribió más tarde: “En el otoño de 1846 comenzamos a observar el día de reposo bíblico, y también a enseñarlo y defenderlo.”—[Testimonies fortheChurch 1:75]. {PE xx.1}

“Creí la verdad acerca del sábado antes de haber visto cosa alguna en visión con referencia al día de reposo. Después que comencé a observar el sábado transcurrieron meses antes que se me mostrase su importancia y su lugar en el mensaje del tercer ángel.”—E. G. de W., carta 2, 1874. {PE xx.2}

Los White fácilmente aceptaron la verdad del sábado—el pilar del mensaje del tercer ángel—basada en la evidencia de las Escrituras. Sin embargo, hay mucho más en la historia que tiene una gran importancia para el comienzo del ciclo del reloj de Orión en 1846. Otra cosa era necesaria para que el mensaje del tercer ángel se uniera con los mensajes de los dos primeros ángeles. Los que tenían el Espíritu de Profecía aceptaron el sábado, pero el movimiento de la observancia del sábado aún no había aceptado el Espíritu de Profecía.

Los observadores del sábado (representados por Bates) también necesitaban confiar en el don de profecía, con el fin de avanzar juntos, al igual que una unión matrimonial que requiere la confianza mutua de ambas partes. Nuevamente, José Bates (representando el movimiento de la observancia del sábado) necesitaba aceptar la validez del Espíritu de Profecía manifestado en Elena G. de White (representando el movimiento de los dos primeros ángeles), al igual que ella y Jaime White habían aceptado la verdad del sábado traída a ellos por Bates.

José Bates había llegado para una conferencia en Topsham, Maine. Fue en noviembre de 1846, más de dos años después del chasco. Algunos de los otros presentes fueron Jaime White, J. N. Andrews, H. S. Gurney (con quien Bates había trabajado en el Sur), y Elena Harmon. Tres meses antes, ella y Jaime White se habían casado. Así a ella le fue dado por el Señor un protector fuerte, de quien en su debilidad podría apoyarse, pero para quien también ella iba a ser la mayor fortaleza. Ya ustedes saben de lo que les he contado cuán fuerte y valiente y dedicado había sido Jaime White, y ustedes saben cuán fiel la Señorita Harmon había sido en la obra que Dios le había dado para hacer. Pero quizás ustedes no saben, tal como ellos no podían saber en aquel entonces, cuán grande y poderoso iba a ser la obra que debían realizar en los años por venir. A partir de este momento conocemos a Elena Harmon como la Señora Elena G. de White.

En ese tiempo la Señora White no vio la importancia de guardar el sábado del séptimo día, lo cual instó José Bates, y José Bates no estaba seguro de que las visiones de la Señora White fueran de parte del Señor, aunque estaba seguro de que era una buena y fiel cristiana que creía lo que decía. Y aquí el Señor los convenció a ambos, y a todos los hermanos con ellos, a creer la verdad que cada uno tenía.

(Pioneer Stories of the Second Advent Message, chapter XVII “The Opening Heavens and the Unchanged Law.”) {Historias de los Pioneros del Mensaje del Segundo Advenimiento, capítulo XVII “Los Cielos Abiertos y la Ley Inalterada.”} [traducido]

Astronomía divina

¿Cómo el Señor los llevó a creer la verdad que cada uno tenía? El siguiente relato proviene del libro Mujer de Visión, p. 34:

Algunas almas resueltas que más tarde llegaron a ser pilares en la iglesia, inicialmente vacilaron en aceptar las visiones de Elena Harmon. Entre ellos se destacaba José Bates.

José Bates había sido un obrero ferviente en el despertar adventista de 1840-1844. Un capitán de barco que se convirtió en ministro, Bates invirtió sus bienes y sus fuerzas en la proclamación de la pronta venida de Cristo. Cuando Elena y su hermana estuvieron en New Bedford, Massachusetts, llegaron a relacionarse con él y su familia. Él, por supuesto, se enteró de las visiones dadas a Elena, y esto lo perturbó. Dos años más tarde escribió en cuanto a su experiencia:

Aunque no podía ver en ellas nada que militase contra la Palabra, sin embargo, me sentía alarmado y como afrontando una gran prueba, y por un largo tiempo no estuve dispuesto a creer que esto fuese algo más que el resultado de un prolongado estado de debilidad de su cuerpo.

Por lo tanto, busqué oportunidades en la presencia de otros, cuando su mente parecía libre de excitación (fuera de las reuniones) para interrogarla y volverla a interrogar, como también a sus amigas que la acompañaban, especialmente a su hermana mayor [Sarah], a fin de descubrir la verdad, si fuera posible (3LS, pp 97-98).

Bates se había sentido perturbado por serias dudas en cuanto a las visiones, pero la evidencia en la experiencia en Topsham, Maine, en el hogar de Eli Curtis en noviembre de 1846, fue tal que desde ese tiempo en adelante las aceptó de todo corazón. Bates contó la historia a su amigo J. N. Loughborough, quien la registró en su libro The Great Second Advent Movement (El gran movimiento del segundo advenimiento).

El libro continua a relatar la historia en sí, sobre la evidencia tangible que él experimentó en Topsham, Maine, en noviembre de 1846. Analizaré la historia más adelante, para explicar toda la profundidad de su significado, pero primero vamos a leer la historia completa:

La Sra. White, mientras estaba en visión, comenzó a hablar sobre las estrellas, dando una radiante descripción animada de bandas de color rosado que veía a través de la superficie de un planeta, y agregó: “Veo cuatro lunas”.

“¡Oh! —dijo el pastor Bates—, ¡ella está viendo a Júpiter!”

Luego, tras hacer movimientos como si viajase a través del espacio, Elena comenzó a dar una descripción de las bandas y los anillos en su belleza siempre cambiante, y dijo: “Veo siete lunas”.

El pastor Bates exclamó: “Está describiendo a Saturno”.

Luego ella dijo: “Veo seis lunas”, e inmediatamente comenzó a describir a Urano, con sus seis lunas; luego siguió una descripción maravillosa de los “cielos que se abren”, con su gloria, llamándola una abertura hacia una región más iluminada. El pastor Bates dijo que la descripción de Elena sobrepasaba por lejos cualquier narración de los cielos que se abren que él alguna vez hubiese leído de cualquier autor.

Mientras ella estaba hablando y se encontraba todavía en visión, Bates se puso de pie y exclamó: “Oh, ¡cómo quisiera que Lord John Rosse estuviese aquí esta noche!” El pastor White preguntó: “¿Quién es Lord John Rosse?”

“Oh —dijo el pastor Bates—, es el gran astrónomo inglés. Quisiera que hubiera estado aquí para oír a esa mujer hablar de astronomía, y para oír esa descripción de los ‘cielos que se abren’. Está más avanzada que cualquier cosa que yo haya leído alguna vez sobre el tema.” {GSAM, p. 258}

Uno tiene que darse cuenta de que había pocos telescopios grandes en esa época, y que no tenían la capacidad para tomar y reproducir fotografías como hoy en día. La fotografía en sí misma no estaba lo suficientemente desarrollada todavía. Los astrónomos observaban a través de un telescopio para luego describir con palabras lo que vieron o hacían un boceto en papel. Esa era la forma en que comunicaban las asombrosas maravillas de los cielos.

Después de haber jugado con un telescopio de aficionado yo mismo, puedo dar testimonio de la admiración de ver con ojos propios como los cuerpos celestes se mueven a través del firmamento. Una de mis primeras experiencias con mi telescopio era de apuntarlo hacia una estrella brillante que yo creía que era Júpiter, y ver sus “bandas de color rosado” por mí mismo. Cuando mis ojos se ajustaron a la nueva experiencia, yo estaba sorprendido y fascinado al notar sus diminutas lunas alrededor, cada una sólo un pequeño punto de luz.

¡Es muy difícil esperar pacientemente cuando alguien más está mirando a través de un telescopio describiendo lo que está viendo! ¡Hace que una persona esté ansiosa de querer verlo como un niño pequeño! No es de extrañar que José Bates se puso de pie e hizo su exclamación sobre Lord John Rosse (el propietario del telescopio más grande del mundo), ¡como si quisiera observar por él mismo lo que Elena de White vio!

Moons of Jupiter, Saturn and UranusAquellos de ustedes que tienen un nivel básico de conocimientos modernos de nuestro sistema solar habrán ya reconocido que Elena de White no vio el número real de lunas que se sabe que orbitan los planetas, que Bates identificó por sus descripciones. De hecho, esto había sido un punto de ataque por los críticos del don profecía de Elena de White. No es difícil de armonizar este asunto, sin embargo, ustedes pueden leer los argumentos por sí mismos en el capítulo 7 del libro Ellen G. White and Her Critics (Elena G. de White y Sus Críticos, disponible en línea en inglés).

La manera cómo los científicos clasifican a los planetas, lunas u otros cuerpos celestes que orbitan, está lejos de ser una cuestión clara, y los números y las definiciones de los términos han cambiado muchas veces a lo largo de los años. Desde mi punto de vista, el número de lunas que Elena de White vio, siguen siendo intuitivamente válidas hoy en día, si sólo contamos los cuerpos que en realidad parecen lunas. Pero el punto importante es, que Dios le dio la visión a Elena de White con el propósito de ganar la confianza de Bates en el don que Él la había dado. No le dio la visión para ganar la confianza de los astrónomos de hoy en día que han descubierto innumerables cantidades de cuerpos celestes que orbitan los planetas. La visión era para Bates en 1846, y—como veremos más y más—para nosotros en el 2014.

La marca distintiva del reloj de Orión

La visión y las circunstancias alrededor de todo esto, sirven para afirmar la exactitud de la fecha de inicio de 1846 para la primera estrella del Reloj de Orión. Además de las descripciones cualitativas de los planetas que Elena de White dio, el número de lunas que vio proveen una huella digital cuantitativa del sistema solar conocido en aquel entonces. Para Bates, quien reconoció que ésta joven mujer con relativamente poca educación no podría haber inventado esta información, fue una confirmación divina de su don espiritual.

Hemos armonizado innumerables citas de los escritos de Elena de White en nuestros estudios del mensaje de Orión. Esas son sus “descripciones cualitativas” que hemos interpretado que se refieren a nuestro mensaje, al igual que Bates interpretó sus descripciones como siendo los planetas con los cuales él estaba tan familiarizado. En esta visión de astronomía, Dios añade la “descripción cuantitativa” del Reloj de Orión dando los números que forman su “huella digital”.

Los números de las lunas dados en la visión son: 4, 7 y 6.

Reconocemos de inmediato el número 7 como un número especial que representa plenitud o perfección (como en Cristo).  Así que, dejémoslo  a un lado y veamos a continuación a los otros dos números: 4 y 6. Si sumamos 4 y 6 obtenemos 10, que se refiere a la ley perfecta de amor de Dios (como en los Diez Mandamientos). Alternativamente, podemos multiplicar los números 4 y 6 para obtener 24, que trae a la mente los 24 ancianos alrededor del trono en Apocalipsis 4 y 5.

Esos capítulos del libro de Apocalipsis contienen el plan de construcción para el Reloj de Dios. ¿Estás comenzando a ver la huella digital del mensaje de Orión en los números? Al incluir el número 7 en la ecuación completa, obtenemos:

7 × (4 × 6) = 7 × 24 = 168

Querido lector, ¿te estás dando cuenta de la importancia de esto?

El efecto de la visión debería quitar toda duda de la mente de Bates de que las visiones de Elena de White eran de origen divino y confirmar que Dios en efecto había dado a ella el don de profecía. La misma visión ahora sirve para confirmar el mensaje de Orión para nosotros hoy en día mediante la fijación de los dos elementos esenciales de cualquier período profético: el punto de inicio y la duración. La visión en sí misma y sus circunstancias en el noviembre de 1846, nos dan la fecha de inicio del ciclo del reloj de Orión, mientras que los números de las lunas codifican la duración completa del ciclo de 168 años.

Por otra parte, estaba en el plan divino para la humanidad haber descubierto justo el número adecuado de lunas justo en éste tiempo para éste fin. De hecho, el viaje de Elena de White de la Tierra al Cielo a través de las órbitas de las lunas alrededor de los planetas, es un símbolo en sí mismo de los 168 años del mensaje del tercer ángel. Qué apropiado es, que se emplean lunas como hitos a Orión para representar los viajes del Buque del Tiempo mientras navega hacia el cielo sobre sus ruedas lunares.

Aquí, en el tramo final del viaje, deberíamos considerar seriamente qué más podemos aprender de la experiencia que ellos tuvieron en 1846 en el comienzo del ciclo del reloj. ¡La historia se está repitiendo ahora al final del ciclo! Lo que sucedió en aquel entonces está resumido en The Ellen G. White Encyclopedia (La Enciclopedia de Elena G. White), en la cronología de noviembre de 1846 de la siguiente manera:

Noviembre de 1846 – Conferencia formativa con José Bates en Topsham, Maine. La visión de Elena de “los cielos que se abren” convenció a Bates de que sus visiones eran más que de origen humano. A partir de ese momento, Bates y los White comenzaron a laborar unidos. Ver Conferencias Bíblicas Sabatistas. [traducido]

Por lo tanto, esa misma visión fue el punto crucial después de que José Bates y los White laboraron juntos en una obra unida. El mensaje del tercer ángel se había unido con los mensajes del primer y el segundo ángeles. Fue el comienzo de la proclamación combinada de los Mensajes de los Tres Ángeles.

Oh lector, ¿la voz de Dios te ha hablado a ti a través de los cielos que se abren? ¿Vas a unir tus labores con nosotros en la proclamación de lo que pronto debemos llamar “Los Mensajes de los Cuatro Ángeles”?

Una puerta abierta que nadie puede cerrar

Imaging the Orion Nebula, then and now

Es importante entender lo que el término “cielos que se abren” significaba en los días de Elena de White. Ella viajó en visión a ese lugar muy especial, que era un objeto específico bien conocido en el firmamento estrellado. El nombre descriptivo “cielos que se abren” desde entonces ha dado paso a su nombre más común: la Nebulosa de Orión.

Bates era un capitán de barco, pero su interés por la astronomía fue claramente más allá de la necesidad de navegación. Él sabía muy bien, a donde Elena de White había viajado en su visión. De hecho, Bates había escrito un ensayo sobre el tema titulado The Opening Heavens (Los cielos que se abren), que fue prologado en la primavera de ese mismo año 1846. En éste, expone lo que significaba el término para él, para los astrónomos, y para los escritores bíblicos. Él cita la descripción del astrónomo inglés Huggens de la Nebulosa de Orión de la siguiente manera:

Huggens, su primer descubridor, da la siguiente descripción de la misma: “Los astrónomos colocan tres estrellas muy juntas en la Espada de Orión; y cuando vi la que estaba más al centro con un Telescopio en el año 1656, aparecieron en vez de esa otras doce estrellas; entre ellas tres, que casi se tocan, y además de ellas cuatro más, aparecieron parpadeando como a través de una nube, por lo que el espacio alrededor de ellas parecía mucho más brillante que el resto del cielo, que parecía totalmente negruzco. Por causa del buen clima, se podía ver como a través de la apertura de una cortina, a través de la cual uno tenía una vista libre a otra región que estaba más iluminada. He observado con frecuencia la misma apariencia en el mismo lugar sin ningún tipo de alteración; por lo que es probable que esta maravilla, sea lo que sea en sí misma, ha estado ahí desde siempre; pero nunca he visto algo similar como esto, entre el resto de las estrellas fijas.” [traducido]

Algunos puntos de la publicación de Bates son dignos de mención para este artículo:

  • Durante siglos, la Nebulosa de Orión ha sido reconocida como una “brecha” o un “espacio abierto”. La ciencia moderna aún afirma que la descripción es verdadera.
  • El Cielo y el Jardín del Edén se asocian con los cielos, que se abren, muchas veces en la Biblia.
  • La Biblia indica que Jesús (y por lo tanto la Ciudad Santa con el Jardín del Edén) volverán de la Nebulosa de Orión.

¿Puedes ver dentro del santuario celestial por la fe? ¿Estás comenzando a ver la gloria de Dios en la nube, como lo hizo Moisés? ¿Ha sido tirada la cortina (o el velo) a un lado para que puedas ver dentro de la región “más iluminada”?

¡Oh, amigo! ¡¿Te estremece tu corazón saber que Jesucristo—a través del Espíritu Santo—está guiando a Su rebaño hacia las puertas perladas de la ciudad celestial hoy mismo!?

José Bates había escrito sobre los cielos, que se abren, antes de haberse convencido con respecto al don profético de Elena G. de White—antes de que ella recibiera su visión de astronomía y antes de que el “espacio abierto en Orión” se popularizara entre los adventistas como el lugar donde está el cielo. Su visión sirvió como confirmación de lo que Bates ya había encontrado a través del estudio de la Biblia. ¡Su visión está haciendo la misma cosa hoy para confirmar el estudio de John Scotram del Reloj de Dios en Orión!

Así alumbre vuestra luz

Elena de White no publicó esta visión ella misma. Al parecer su propósito se había cumplido al ganar a José Bates, y no había otra necesidad para ella en su tiempo. Esto plantea la pregunta: ¿Cómo ha llegado la visión a nosotros?

J.N. Loughborough escribió Rise and Progress of Seventh-day Adventists (Auge y Progreso de los Adventistas del Séptimo Día) y lo publicó en 1892. Su libro contiene el primer relato publicado de la visión astronómica de Elena de White. Eso fue todavía en la época del fiasco de 1888, cuando los “veteranos” como Loughborough sin duda se dieron cuenta de que eran demasiado viejos para vivir a través de otra peregrinación por el desierto para ver la Segunda Venida antes de su muerte. La oportunidad de viajar a Orión se había perdido, y debido a esto, la visión tuvo que ser registrada para una futura generación.

¡Nosotros somos aquella futura generación para quien esta visión fue registrada! Continuando con la cita de arriba de Mujer de Visión leemos:

Elena de White informó en cuanto a esta experiencia que ocurrió en la casa de Eli Curtis:

Después que salí de la visión relaté lo que había visto. El pastor Bates me preguntó entonces si yo había estudiado astronomía. Le dije que no recordaba haber investigado nunca de astronomía.

Él dijo: “Esto es del Señor”. Nunca lo había visto tan despreocupado y feliz. Su rostro brillaba con la luz del cielo, y él exhortó a la iglesia con poder. {1LS, p. 239}

¿No es esto un breve relato que habla volúmenes? ¡Se trata de “cuando Dios señaló el tiempo” ... “nuestros semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios!” ¡Se trata de “proclamar más plenamente el sábado”! ¡Se trata del “estado feliz y santo” de los 144.000 siendo sellados y perfectamente unidos!

Una cosa que aprendemos de la visión de Elena de White es, que si queremos buscar por “Orión” en sus escritos (o en la Biblia) debemos utilizar la nomenclatura que ella utilizó—“los cielos que se abren”. Las siguientes citas fueron encontradas de esa manera:

Nunca antes los ángeles habían escuchado una oración tal como la que Cristo ofreció en su bautismo, y estaban ansiosos para ser los portadores del mensaje del Padre a su Hijo. Pero, ¡no! Directamente del Padre se emitió la luz de su gloria. Los cielos se abrieron, y rayos de gloria descansaron sobre el Hijo de Dios y asumieron la forma de una paloma, en apariencia como oro bruñido. La forma como de paloma era emblemática de la mansedumbre y ternura de Cristo. Mientras las personas quedaron embelesadas con asombro, sus ojos fijados en Cristo, desde los cielos abiertos vinieron estas palabras: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” Las palabras de confirmación de que Cristo es el Hijo de Dios fueron dadas para inspirar fe en los que fueron testigos de esta escena, y para sostener el Hijo de Dios en su ardua labor. A pesar de que el Hijo de Dios estaba vestido de humanidad, sin embargo, Jehová, con su propia voz, le asegura de su filiación con el Eterno. En esta manifestación a su Hijo, Dios acepta la humanidad como exaltada a través de la excelencia de su Hijo amado. {RH 21 de enero de 1873} [traducido]

¿Te has preguntado por qué Jesús tenía que ser bautizado, cuando Él no tenía ningún pecado para ser quitado lavando? Juan el Bautista se preguntó lo mismo, y Jesús explicó que era necesario para “cumplir toda justicia”. En otras palabras, Él fue bautizado para que pudiera ser un perfecto ejemplo para los demás. La experiencia de Jesús es el ejemplo especialmente para los 144.000, debido a que iban a hacer una obra similar. Tenga esto en mente a medida que estudiamos otra cita sobre los cielos que se abren:

La infancia, juventud y la edad adulta de Juan, quien vino en el espíritu y poder de Elías para hacer una obra especial para preparar el camino para el Redentor del mundo [prefigurando a los 144,000] eran marcados de firmeza y fuerza moral. Satanás no podía moverlo de su integridad. Cuando la voz de este profeta se oyó en el desierto, “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”, Satanás temía por su reino. Él sintió que la voz que sonaba en tonos de trompeta [el ciclo de las trompetas] en el desierto causó que pecadores bajo su control temblaran. Vio que su poder sobre muchos fue roto. La pecaminosidad del pecado se reveló de una manera tal que los hombres se alarmaron, y algunos, por el arrepentimiento de sus pecados, encontraron el favor de Dios y ganaron el poder moral para resistir sus tentaciones.

Él estaba en este lugar en el momento en que Cristo se presentó a Juan para ser bautizado. Oyó la majestuosa voz resonando a través de los cielos y haciendo eco a través de la tierra como truenos [los Siete Truenos y el Buque del Tiempo]. Vio los relámpagos destellar en los cielos despejados, y escuchó las temerosas palabras de Jehová, “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia.” Él vio el resplandor de la gloria del Padre eclipsando la forma de Jesús, por lo tanto, con inconfundible seguridad, señalando al Uno de entre la muchedumbre a quien reconocía como su Hijo. Las circunstancias relacionadas con esta escena bautismal habían despertado el odio más intenso en el pecho de Satanás. Supo entonces con certeza que, a menos que pudiera derrotar a Cristo, desde ahora habría una limitación de su poder. Él entendió que la comunicación desde el trono de Dios significaba que el Cielo estaba más directamente accesible al hombre.

Así como Satanás había llevado al hombre a pecar, él había esperado que el aborrecimiento del pecado por Dios le separara del hombre por siempre, y rompiera el nexo de unión entre el Cielo y la tierra. Pero los cielos, que se abren, en conexión con la voz de Dios dirigiéndose a su Hijo era como una sentencia de muerte para Satanás. Temía que Dios ahora uniera al hombre más plenamente con Él mismo, y le diera poder para vencer sus artimañas. {RH 3 de marzo de 1874} [traducido]

Estamos viviendo en el tiempo en que este ejemplo se convierte en una realidad para los 144.000, y de nuevo vemos expresiones en el texto muy similares a las visiones de Elena de White de 1844 y 1847, en las cuales escuchó el “día y la hora.” El bautismo de Jesús iba a ser un ejemplo, ¡y así lo es! Ahora son los 144.000, cuyo bautismo de fuego despertará el más intenso odio de Satanás.

Fuerza para la prueba

La siguiente escena en esas dos visiones es una de terrible angustia y persecución, al igual que la siguiente escena en la experiencia de Jesús fue una de hambre y tentación en el desierto. Amados, ya podemos ver la angustia y la persecución en todos los horizontes. Esto también se mostró a Elena de White en la misma visión astronómica en el noviembre de 1846. Noten lo que se registra en Elena G. de White: Volumen 1 – The Early Years (Los años tempranos): 1827-1862, p. 115:

Pero más que otros planetas se mostró a Elena de White en la visión en Topsham. De esto ella escribió:

Se me mostró que yo sería fuertemente afligida, y que íbamos a tener una prueba de nuestra fe en nuestro regreso a Gorham.—Life Sketches of James White and Ellen G. White (1880), 239.

El cumplimiento vino con rapidez. Elena se enfermó desesperadamente. Fervientes oraciones en su nombre no trajeron ningún alivio. Durante tres semanas, la novia de Jaime White sufrió hasta que en su intensa agonía ella pidió que no se ofrecieran más oraciones en su nombre, porque ella estaba convencida de que “sus oraciones estaban prolongando” su vida y por lo tanto sus sufrimientos. Cada respiración se hizo con un gemido. Otis Nichols, en Massachusetts, envió a su hijo Enrique a traer algunas cosas para su comodidad, y mientras estaba allí se unió en las fervientes oraciones para su recuperación. Elena de White habla de lo que siguió:

Después de que otros habían orado, el hermano Enrique comenzó a orar y parecía muy cargado, y con el poder de Dios descansando sobre él, se levantó de sus rodillas, cruzó la habitación, y puso sus manos sobre mi cabeza, diciendo: “Hermana Elena, Jesucristo te está sanando”, y cayó postrado por el poder de Dios. [En varias ocasiones entre los años 1840 a 1851—e incluso más tarde—hubo experiencias en las que el poder de Dios se manifestó en postración física. Las circunstancias y el elevado carácter de los individuos involucrados, lleva a la conclusión de que tales experiencias eran auténticas y no el fruto del fanatismo.] Yo creía que la obra era de Dios, y el dolor me dejó. Mi alma estaba llena de gratitud y paz.—Ibíd., 239, 240.

Elena fue completamente restaurada a la salud normal y pronto con su marido estaba viajando en barco hacia Boston. Pero este viaje fue todo menos uno de descanso para los recién casados, ya que una tormenta los alcanzó. Ella describió el viaje:

El barco rodó terriblemente, y las olas se precipitaban en las ventanas de las cabinas. El gran candelabro cayó al suelo con estrépito. Las mesas estaban puestas para el desayuno, pero los platos fueron arrojados en el suelo.

Había un gran temor en la cabina de las damas. Muchas estaban confesando sus pecados, y clamando a Dios por misericordia. Algunas llamaban a la virgen María para que las guardara, mientras que otras estaban haciendo votos solemnes a Dios de que si llegaban a tierra dedicarían sus vidas a Su servicio.

Era una escena de terror y confusión. A medida que el barco se balanceaba, una señora por encima de mí se cayó de su litera en el suelo, gritando a voz en cuello. Otra se volvió hacia mí y me preguntó: “¿No estás aterrorizada? Supongo que es un hecho que puede que nunca lleguemos a tierra.”

Le dije que había buscado refugio en Cristo y que si mi obra hubiera terminada podía muy bien descansar en el fondo del océano como en cualquier otro lugar; pero si mi obra todavía no había concluido, todas las aguas del océano no bastarían para ahogarme. Tenía mi confianza puesta en Dios, que Él nos llevaría a salvo hasta nuestro destino, si eso contribuía a Su gloria. —Ibíd., 240.

¡Él lo hizo! [traducido]

Es increíble cómo el Señor le dio experiencias de la vida real a Elena de White en 1846, en el comienzo del ciclo del reloj de Orión, que ejemplifican tan perfectamente los acontecimientos que están transpirando ahora en el 2014 al final del ciclo. Su experiencia iba a ser un tipo.

Salió conquistando y para conquistar

Loughborough relata otra historia que parece especialmente relevante para nuestra experiencia. La historia con el título “Un caballo arisco de repente domado” también ocurrió justo después de la visión astronómica:

Poco tiempo después de la reunión en Topsham, otro incidente llamativo se produjo en relación con las visiones, que voy a relatar cómo me fue contado por el pastor Bates:-

El pastor White tenía que usar un potro que no estaba completamente domado y un carruaje construido sin salpicadero de dos asientos, pero tenía un escalón por la parte delantera del carruaje, y un escalón de hierro entre los ejes. Era necesario que se tomara cuidado extremo en la conducción del potro, ya que si las líneas o algo tocara sus costados él patearía furiosamente al instante, y tenía que detenerlo en forma continua con una rienda tensa para que no se desbocara. Este potro pertenecía a un grupo que quisieron visitar, y como el pastor White había estado acostumbrado a manejar potros indómitos, pensó que no tendría serios problemas con este. Si hubieran sabido, sin embargo, que anteriormente durante sus demostraciones frenéticas había matado a dos hombres, uno por aplastamiento contra las rocas al borde de la carretera, tal vez hubiera sido menos confiado.

En esta ocasión había cuatro personas en el vagón, el Pastor White y su esposa en el asiento delantero, y el Pastor Bates e Israel Damon en el asiento trasero. [Elena de White registra una historia interesante y aplicable sobre Israel Damon en Dones Espirituales, vol. 2, p. 40-42.] Mientras que el Pastor White estaba dando su máximo cuidado para mantener el caballo bajo control, la Señora White estaba conversando acerca de la verdad, cuando el poder de Dios descendió sobre el grupo y ella fue tomada en visión, sentada en el carruaje. En el momento en que ella gritó “¡Gloria!” entrando ella en visión, el potro de repente se detuvo completamente inmóvil, y dejó caer la cabeza. Al mismo tiempo, la Señora White se levantó, mientras permanecía en este estado, y con los ojos mirando hacia arriba, bajó por la parte delantera del carruaje, hasta llegar a los ejes, con las manos sobre las ancas del potro. El Pastor Bates llamó al Pastor White, “El potro pateará a esa mujer hasta la muerte.” El Pastor White respondió: “El Señor tiene al potro a cargo ahora; No quiero interferir.”

El potro se quedó tan manso como un caballo viejo. Por el borde de la carretera el banco se elevaba unos seis pies, y al lado de la cerca había un lugar cubierto de pasto. Elena de White, con sus ojos todavía mirando hacia arriba, sin mirar hacia abajo ni una sola vez, cruzó el banco hacia la parcela de pasto, luego caminó hacia atrás y adelante por unos minutos, hablando y describiendo las bellezas de la nueva tierra. Luego, con la cabeza en la misma postura, ella bajó el banco, se acercó al carruaje, subió los escalones, con la mano en la anca del potro, y subió por los ejes, hasta sentarse de nuevo. En el momento en que ella se sentó en el asiento, ella salió de la visión, y en ese instante el caballo, sin ninguna indicación del conductor, se puso en marcha, y siguió su camino.

Mientras que la Señora White estaba fuera del carruaje, el Pastor White pensó poner a prueba al caballo, y ver si estaba realmente domado o no. Al principio sólo lo tocó con el látigo; en otros momentos el caballo hubiera respondido con una patada, pero ahora no había movimiento. Él después, le dio un duro golpe, luego otro más fuerte, y luego otro más fuerte. El potro no prestó atención a los golpes en ningún momento, parecía tan inofensivo como los leones cuya boca los ángeles cerraron la noche que Daniel pasó en su guarida. “Era un lugar solemne”, dijo el Pastor Bates, “y era evidente que el mismo Poder que produjo las visiones, en aquel momento sometió la naturaleza salvaje del potro.”

Si esta visión fuera simplemente el resultado de algunas de sus debilidades corporales, la pregunta surge naturalmente, ¿fue el caballo afectado de la misma manera?

¿No es interesante que justo cuando los mensajes de los tres ángeles se unieron, hay una historia sobre un caballo—un caballo que fue domesticado por el Cielo, y comenzó a andar a las órdenes del Cielo? Eso seguramente simboliza a Jesús montando el caballo blanco de Apocalipsis, saliendo en 1846 para conquistar el mundo con el mensaje de los tres ángeles.

¿Qué dice sobre el caballo blanco de 2014?

La purificación del santuario

Cuando el caballo blanco cabalga, Jesús necesita tener una iglesia limpia para proclamar el evangelio puro. Ya que la contraparte terrenal a la corte celestial se ha trasladado hacia nosotros, era sólo lógico que el juicio comenzara aquí. Y así fue. Ezequiel 9 ha comenzado.

Dimos una clara advertencia de trompeta para las fiestas de otoño, advirtiendo sobre esto durante toda la temporada de fiestas confirmada por la prueba de cebada. Hubo tres días de Grandes Sábados, el Día de la Expiación especial del “caballo blanco”, una luna de sangre, el comienzo de la tercera trompeta, ¡y más! Dios permitió tiempo suficiente para que la advertencia saliera y fuera escuchada.

Han obrado perversamente contra el SEÑOR, Porque han tenido hijos ilegítimos. Ahora los devorará la luna nueva junto con sus heredades. (Hosea 5:7, NBLH)

La purificación comenzó precisamente en la luna nueva de la segunda posibilidad para las fiestas, en el Día de las Trompetas, y se terminó justo a tiempo para el Día de la Expiación. Hemos sabido que la primera posibilidad de las fiestas a menudo tiene que ver con movimientos del Padre, mientras que la segunda posibilidad tiene que ver con los movimientos de Jesús. De hecho, Él está obrando en la purificación de Su iglesia—justo a tiempo.

Teníamos una persona en medio de nosotros que no estaba espiritualmente limpia. Satanás lo había utilizado durante mucho tiempo de una manera muy sutil para atacar este movimiento. Toda la historia está más allá del alcance de este artículo, pero la conclusión es que Jan Meve ha salido de nuestro equipo y nuestras páginas de contacto han sido actualizadas en consecuencia.

Maten a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta el exterminio, pero no toquen a ninguno sobre quien esté la señal. Comenzarán por Mi santuario.” Comenzaron, pues, con los ancianos que estaban delante del templo. (Ezequiel 9:6, NBLH)

Es una prueba terrible, y debe ser motivo de solemne reflexión. Los que hemos tenido las mejores oportunidades para ser transformados por la luz del Cielo somos mucho más responsables.

...Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad! (Mateo 6:23)

Curiosamente, ahora somos siete adultos en la granja — no todos líderes, sino juntos simbolizando a los muchos ministros de Dios que deben revelar el amor de Cristo.

“El que tiene las siete estrellas en Su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto”. Apocalipsis 2:1. Y estas palabras se dirigen a los maestros de la iglesia: aquellos a quienes Dios les confía pesadas responsabilidades. Las dulces influencias que deberían abundar en la iglesia están ligadas a los ministros de Dios, que han de revelar el precioso amor de Cristo. Las estrellas del cielo están bajo Su control. Él las llena de luz. Él conduce sus movimientos y los dirige. Si no lo hiciera, se transformarían en estrellas caídas. Así sucede también con Sus ministros. No son otra cosa que instrumentos en Sus manos, y todo el bien que logran cumplir se realiza gracias a Su poder. Su luz llega a resplandecer mediante ellos. El Salvador está llamado a ser su eficiencia. Ellos serán capaces de realizar su obra si tan sólo confían en Cristo como él confió en su Padre. A medida que dependan de Dios, él les concederá Su resplandor para que lo reflejen ante el mundo. {Exaltad a Jesús, Página 312}

El juicio ha comenzado con los ancianos de la casa de Dios, pero ustedes pueden estar seguros de que no va a terminar hasta que la iglesia esté completamente limpia.

Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios? Y si el justo con dificultad se salva, ¿que será del impío y del pecador? (1 Pedro 4:17-18, NBLH)

El Día de la Expiación siempre se ha asociado con sentimientos encontrados. Era un día temible para afligir el alma, pero al final del día se colocaban los pecados de la nación sobre el chivo expiatorio donde pertenecían.

Sin embargo, para aquellos que gimen y claman—no principalmente acerca de los pecados que ven en los demás, sino de sus propios pecados— la expiación es sólo eso: una reconciliación o una cercanía especial o una unión con Dios que sólo es posible si se renuncia al pecado.

Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad (iniquidad). (1 Juan 1:9, NBLH)

Cristo ganó una gran victoria porque ninguna otra persona se perdió mientras que fueron limpiados nuestro campamento y nuestros corazones, justo ahora en el año 2014. El Reloj de Orión da la hora y el caballo blanco cabalga de nuevo. Oro para que el Señor en Orión conquiste tu corazón también, “conquistando y para conquistar”, hasta que el último de los 144.000 habrá sido sellado.

En conclusión, sea dicho que la fiel profetisa Elena G. de White confirma abundantemente el mensaje de Orión, no sólo a través de la gran cantidad de citas aplicables, sino también en sus propias visiones de “los cielos que se abren”, e incluso en sus experiencias de vida que ofrecen ejemplos claros para el tiempo del “caballo blanco”. Examínalo, pruébalo, saboréalo— ¡pero deja tus dudas detrás de una vez por todas! Este ministerio queda confirmado como siendo la voz de Dios en la tierra. Cristo está a la cabeza, “y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (dijo Él).

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