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Las Siete Estrellas en la Mano de Jesús - los líderes

Aquí los ministros de la justicia están simbolizados por las siete estrellas, las cuales se hallan bajo el cuidado y protección especiales del Primero y Postrero. El Señor Jesucristo es familiarizado con el número de las estrellas. Él los llama por su nombre, ate los lazos de las Pléyades, y desate las ligaduras de Orión. Los ministros del evangelio de Cristo son mayores bendiciones para la iglesia que las estrellas para nuestro mundo. Todos están en la mano de Dios. Él dirige sus movimientos. Él dispone de ellos en sus diferentes esferas en sus posiciones. Él los llena de luz e influencia. Él los sostiene, si no lo hiciera pronto se transformarían en estrellas fugaces. Ellos son instrumentos en sus manos, y todo el bien que hacen es hecho por su mano, y por el poder de su Espíritu. {RH, 31 de mayo de 1887, par. 4} [traducido]

 

Los Autores

La Biblia está escrita por hombres inspirados, pero no es la forma del pensamiento y de la expresión de Dios. Es la forma de la humanidad. Dios no está representado como escritor. Con frecuencia los hombres dicen que cierta expresión no parece de Dios. Pero Dios no se ha puesto a sí mismo a prueba en la Biblia por medio de palabras, de lógica, de retórica. Los escritores de la Biblia eran los escribientes de Dios, no su pluma. Considerad a los diferentes escritores.

No son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres son los que fueron inspirados. La inspiración no obra en las palabras del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo. Pero las palabras reciben la impresión de la mente individual. La mente divina es difundida. La mente y voluntad divinas se combinan con la mente y voluntad humanas. De ese modo, las declaraciones del hombre son la palabra de Dios (Manuscrito 24, 1886. Escrito en Europa en 1886). {1MS 24}

 

Equipo Editorial en Paraguay

Preparar a un pueblo para encontrarse con Dios - Las páginas impresas que salen de nuestras casas publicadoras deben preparar a un pueblo para ir al encuentro de su Dios. En el mundo entero, estas instituciones deben realizar la misma obra que hizo Juan el Bautista en favor de la nación judaica. Mediante solemnes mensajes de amonestación, el profeta de Dios arrancaba a los hombres de sus sueños mundanos. Por su medio, Dios llamó al arrepentimiento al apóstata Israel. Por la presentación de la verdad desenmascaraba los errores populares. En contraste con las falsas teorías de su tiempo, la verdad resaltaba de sus enseñanzas con certidumbre eterna. “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 3:2. Tal era el mensaje de Juan. El mismo mensaje debe ser anunciado al mundo hoy por las páginas impresas que salen de nuestras casas editoriales... {CE 3.4}

En gran medida, es por medio de nuestras imprentas como debe cumplirse la obra de ese otro ángel que baja del cielo con gran potencia e ilumina la Tierra con su gloria.—Joyas de los Testimonios 3:140, 142 (1902). {CE 4.1}